¡Fuerza Venezuela!, con esta frase Christiam Zambrano alienta a sus compatriotas desde la frontera, a unos 300 metros del puente Simón Bolívar. Él, como miles de venezolanos, tomó la decisión de abandonar lo que conocía, para aventurarse en busca de oportunidades.
Con la cara entre las manos y acompañado por dos de sus amigos, el joven cruzó la frontera, lleno de maletas y esperanzas. Viene a trabajar, a surgir, a cambiar de vida, cansado de la monotonía de sus días y la situación que golpea a Venezuela.
"Hoy en día los venezolanos solo piensan en comprar comida. En Venezuela se trabaja para comer", aseguró mientras esperaba a un costado de la vía que uno de sus amigos cambiara los bolívares para dirigirse al centro de Cúcuta.
Zambrano, que venía de Caracas, contó a La Opinión que la gota que derramó la copa en su decisión de abandonar el país, fue la postura del presidente Nicolás Maduro al convocar a una constituyente, porque es algo "que realmente nos asusta".
Por eso desde Colombia le dice a sus paisanos que "no se cansen de luchar".
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Situación similar a la de Christiam afronta Yonmar Idalgo, un joven de 19 años, que ya se encuentra viviendo del rebusque en La Parada. Salió de Caracas con su novia embarazada y hoy trabaja duramente para "comprar pañales".
"Caracas estaba demasiado ruda, no se consigue nada, las colas son inmensas y los bachaqueros ya estaban millonarios de tanto dinero que se les da para comida. Aquí estamos mejor", aseguró mientras aguardaba en la fila su turno para recibir un almuerzo gratuito, en la parroquia de la Divina Providencia de Villa del Rosario.
Parroquia de la Divina Providencia, Villa del Rosario.
Unidos contra el hambre
Y es así. A cinco minutos del Puente Internacional Simón Bolívar, cientos de venezolanos de escasos recursos acuden a este lugar que atiende una de sus necesidades principales: la alimentación.
Detrás de la iglesia de La Parada, el padre Hugo Suárez los espera todos los días con un plato especial, lleno del amor de los feligreses que trabajan duramente para atender en promedio a 800 personas, entre niños y adultos, quienes tocan la puerta por un poco de comida.
"Unos vienen a diario y ya los conocemos. Pero en los últimos días hemos visto pasar bastantes caras nuevas", aseguró el sacerdote que pide a la comunidad que siga aportando sus ayudas no solo materiales, sino también en tiempo de servicio.
Su asistencia no solo se extiende a los connacionales, han pasado por allí peruanos, bolivianos, argentinos, que van de regreso a sus países. Pero esto no es impedimento para que reciban el beneficio, pues siempre habrá un plato para el que lo necesite.
Aunque en este lugar de la Divina Providencia, han tenido que doblar sus esfuerzos esta semana, pues en sus estadísticas el flujo de comensales venezolanos aumentó considerablemente, para Migración Colombia esto representa oficialmente, un aumento máximo del 5% en sus registros de ingreso a Norte de Santander.
Según Christian Krüger Sarmiento, director general de Migración, el incremento en el flujo de venezolanos obedece a una dinámica propia de la región, y esta cifra ha venido disminuyendo con el paso de los días.
Sin embargo, en el puente, los rumores de un nuevo éxodo de personas se fortalece. Cabe recordar que por el Puesto de Control Migratorio ubicado en el Puente Internacional Simón Bolívar, en Villa del Rosario, se mueve cerca del 90% de las personas que transitan por zona de frontera, así lo confirmó Krüger.
Yamile Lizarazo.
¿Viene más gente?
Yamile Lizarazo, una mujer de 52 años que cruza constantemente la frontera, porque trabaja en La Parada le contó a La Opinión que San Antonio estuvo colapsado esta semana.
"Se veía a la gente durmiendo en las calles porque no conseguían dónde. Hay un paro de transporte desde ayer (miércoles) y la situación es muy crítica. Mucho arrume de gente de allá para acá", mencionó Lizarazo.
Yolenis Hernández, quien viajó más de 15 horas desde ciudad Guyana, en Puerto Ordaz, hasta la frontera, también dijo que hay demasiada circulación de personas en San Antonio, especialmente sellando pasaportes. "Nosotros llegamos a las 2:30 de la mañana y eso estaba lleno de gente. Nos tocó hacer la cola y esperamos muchas horas para que nos pudieran atender".
Esta joven de 23 años va camino a Ecuador, en busca de un trabajo y una nueva vida que le permita ayudar a su familia, porque considera que la situación en Venezuela es crítica.
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"No hay libertad de expresión, no hay oportunidades, no tenemos nada. El pueblo se está revelando contra el gobierno", enfatizó.
Para estos venezolanos la situación es tan delicada que por eso acuden a Cúcuta, para solventarse o usarla como trampolín para cumplir sus metas. Esta es la situación de Omaira Rodríguez, una madre de 27 años, que por necesidad decidió venir a Colombia.
"Pienso quedarme un mes para ganar y compararle al niño lo de los uniformes. La situación en San Cristóbal está horrible", dijo la joven estilista que se mostró asustada porque ha escuchado que "se vienen cosas peores".