Durante cuatro años, entre 2015 y 2019, Carlos Gilberto Gamboa Sus desempeñó el cargo de ministro Consejero de la Embajada de Colombia en Venezuela. Ya regresó a Cúcuta, su ciudad natal y en la cual ha ejercido sus profesiones de economista y administrador de empresas con vinculación, principalmente, al sector privado. De sus experiencias diplomáticas en Caracas, habló con La Opinión.
¿Cómo se sintió en el desempeño de sus funciones diplomáticas en el cargo de ministro Consejero de la Embajada de Colombia en Venezuela?
Empiezo por decir que cumplí la misión diplomática de cuatro años conforme a los objetivos del cargo. Como hombre de frontera llevaba la expectiva de conocer las relaciones binacionales y sentir el diario vivir al interior de Venezuela, especialmente Caracas donde se toman las decisiones de política exterior de ese país. Siempre me sentí identificado y comprometido con esta representación diplomática que sería complemetaria y fundamental a los conocimentos adquiridos en la frontera desde todos mis cargos en mi ejercicio profesional.
¿Cuál es la realidad de los colombianos en Venezuela?
Podemos dividir esta realidad en dos campos: el colombiano empresario y el que hizo vida en diferentes áreas y desempeños tales como albañiles, servicio doméstico, capataces de fincas, choferes, jardineros y otros más. Estos colombianos se caracterizaron por su arduo trabajo y formaron familias en todo el país. Actualmente, los empresarios han retornado a Colombia dejando patrimonios con la esperanza de regresar una vez se supere el modelo socialista del siglo XXI. Otros, no ven claro el regreso ya que vender los activos deprimidos en una economía en recesión no genera los recursos para establecerse nuevamente, ya que los servicios básicos como agua, luz, gasolina, teléfono, internet, desbordan los costos comparados con el gobierno asistencialista y dadivoso como es el modelo venezolano. La nueva generación se reorienta. Los jóvenes venezolanos de padres colombianos y colombianos residentes, están retornando al pais, ya que no ven futuro, donde el 90% de la población es pobre en ingresos y la oferta de empleo es cada día más precaria, y el salario mínimo medido en dólares es de US$6 ($18.000 en moneda colombiana).
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¿Con la ruptura de las relaciones cuáles serán los problemas que puedan afectar a los colombianos residentes en el vecino país?
Este rompimiento derivado de una acción que fracasó como la ayuda humanitaria, dejó en vilo a miles de colombianos que no podrán ser atendidos de manera directa por los 15 consulados y la Embajada. Sin embargo, la Cancillería colombiana estableció una estrategia de atención a los connacionales en los municipios fronterizos, mecanismo poco funcional, porque las distancias con Caracas, Puerto la Cruz, Puerto Ordaz, Valencia hacen difícil el desplazamiento hacia la frontera. Además, los colombianos tendrán que pasar más de 35 retenes para poder ser atendidos en la frontera.
¿En qué condiciones están los colombianos presos en Venezuela?
Como está el país, están los presos, en crisis. Tenemos el caso de La Yaguara, donde 59 connacionales se encuentran detenidos hace más de dos años (agosto de 2016), por paramilitarismo, según el gobierno venezolano. A la fecha, no han sido condenados, existiendo orden de libertad plena e inmediata que emitió el Juzgado 27 de primera instancia en funciones de control del circuito judicial de Caracas, lo cual no ha tenido cumplimiento. Esto es considerado violación de los Derechos Humanos.
En el pasado, aun reciente, Colombia y Venezuela acordaron metas de integración binacional, en lo cual se tomaron en cuenta las zonas fronterizas de los dos países. ¿De eso, qué se salvó?
La relación binacional con el correr de los años fue muy extensa en múltiples campos. En el período 2010-2014, los gobiernos generaron 201 compromisos en mesas de trabajo, como seguridad y defensa, comercio y finanzas, desarrollo social y fronteras, minas y energía, infraestructura de puentes internacionales, oleoductos, gasoductos, educación, comunicaciones. De los 201 compromisos, el logro fue deficiente: solo se cumplieron 31 (15%). No hubo avance en 144 (71,6%), y no había información en 26 (12%). En la zona de frontera, el logro más significativo fue el Puente Internacionl Tienditas, una obra de inversión conjunta de las dos naciones del orden de los US$ 53 millones.
¿Cuál es su lectura del problema de la migración de venezolanos, tan sentida en el área fronteriza de Cúcuta?
En Venezuela se han dado tres olas de migración. En la primera salieron del país los inversionistas y se acomodaron en Colombia, Panamá, Perú y otros países. La segunda ola es la de los profesionales que se habían formado en el exterior mediante la famosa beca Mariscal de Ayacucho, y la tercera ola es la actual, la de la base de la pirámide social. Esta es la que se ha repartido en paises como Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argetina. Colombia alberga más de 1’050.000 venezolanos, y Cúcuta acoje el 12% de esa migración. Esta migración se calcula en 3.5 millones y según firmas consultoras puede llegar al 20% del total de los 31 millones de venezolanos. El pronóstico es el de que la migración continuará porque Venezuela no garantiza las necesidades básicas familiares.
¿Se siente hostilidad venezolana hacia Colombia?
Existen dos modelos políticos-sociales y económicos disímiles que dan la sensación de hostilidad, pero los lazos familiares e idiosincrasia de ambos pueblos son motivos para no generar odios que perturben la convivencia pacífica entre los dos paises. Somos complementarios.
¿Qué podría hacerse para recuperar las buenas relaciones en las áreas de mayor vecindad de los dos países, como son, por ejemplo, Táchira, en Venezuela y Norte Santander, en Colombia?
En estos momentos de rompimiento de relaciones diplomáticas, de presión internacional, de una ayuda humanitaria estancada y sin mayores opciones, no se ve un camino o ruta de acercamiento, y más cuando el estado Táchira tiene de protector a un delegado del Gobierno que controla y fustiga cualquier acción de ayuda. En los últimos días, la revolución ha declarado triunfos como el impedimento de la ayuda humanitaria y la restauración de los servicios de luz y agua que aún azotan a Venezuela.
¿Qué utilidad le asigna a sus experiencias en el servicio diplomático en Venezuela?
Desde un principio tuve claridad de la importancia de conocer el pensamineto de la revolución del siglo XXI, el modelo del plan de la patria (Plan de desarrollo), donde prima la ideología sobre la economía. Pude apreciar de cerca las inmensas potencialidades de Venezuela.
A su regreso, ¿cómo siente a Cúcuta?
En estos 4 años observo diferentes cambios positivos, como mejor infraestructura de ciudad, inversiones públicas, nuevos desarrollos comerciales, hoteleros, y vivienda, dinamismo de bienes y servicios, pero también palpo de manera triste como la ciudad se sigue llenando poco a poco de informalidad venezolana, que aumenta más y más la nuestra que ha sido por casi una década la falla que carcome la calidad de vida y bienestar de todo el tejido socio economico de la ciudad. Un cambio de la situación del vecino país, que ponga fin a la crisis y desmonte el modelo socialista será la mejor oportunidad que tendrá Cúcuta en beneficio de todos los sectores. Sin entrar en pecados y facilismos, seremos el camino del reacomodo de Venezuela que puede tomarse un lapso de 10 años.
Indicadores negativos de Venezuela
-La inflación en 2018 fue de 2’106.601%, se estima más de 30’000.000% para 2019.
-Pib de - 16.7% en el 2018 y – 23.6% al 2019
-Deuda 2019: US$8.016 millones , acumulada 2018 -2019 US$ 16.962 millones
-Producción vehicular: 1.115 unidades en 2018
-Índice de pobreza de ingreso 90%
-Salario mínimo US$6 mensuales. Se aumentó seis veces en 2018.
-La escasez de productos de la canasta básica alimentaria es del 40% de 60 productos que la conforman.
-Producción petrolera, 1’148 .000 barriles diarios en 2018. Las proyecciones para 2019 son de 700.000 barriles diarios.
-Deuda comercial a Colombia US$421’872.299.
-Exportaciones de Colombia a Venezuela: US$354 millones al cierre de 2018.