El viento sigue soplando a favor del Cúcuta Deportivo. Después de haber jugado 33 partidos, este año, por el Torneo Águila, el equipo motilón está más encaminado que nunca rumbo a la máxima categoría del fútbol colombiano.
La era de Lucas Andrés Pusineri en el equipo fronterizo ha sido realmente positiva: además de lograr un histórico número de 22 fechas consecutivas sin conocer la derrota, al día de hoy solo ha perdido un partido en todas las fases. Después de caer ante Unión Magdalena (2-1, el 2 de septiembre), el elenco del técnico argentino goza ahora con otra importante cifra de 10 fechas en las que solo ha sabido sumar puntos.
Así pues, más allá de los problemas económicos en los que se ha visto envuelto el equipo y de la falta de público en las gradas durante todo el año, la solidez del grupo -que es más una familia- nunca ha perdido su brillo.
Ese camino dorado empezó el pasado 12 de febrero con un partido ante Deportes Quindío, duelo en el que Pusineri digirió su primer partido con un equipo profesional y que los motilones ganaron 3-1. Hoy, después de tanto y cuando se vive el momento más álgido de una campaña que es de envidiar, todo indica que, así como se empezó, se podría acabar celebrando.
Empatía en el campo
Todas las opciones están dispuestas para lograr el ascenso y tanto el plantel como la hinchada lo saben, sin embargo el equipo es consciente de que nada se ha ganado y de que todavía quedan tres partidos para jugarse la vida.
Así quedó demostrado en la goleada del miércoles sobre el Real Cartagena (3-0), donde el elenco fronterizo desató todo su potencial y expuso, en su máxima expresión, la garra motilona que tanto clama la hinchada. Los goles de Diego Chica, Jhon Vásquez y Wilberto Cosme le dieron más motivos positivos a una afición que sueña con ver nuevamente a su equipo en la A. Esa, la misma afición que poco a poco ha vuelto a confiar en el proceso deportivo del plantel, o por lo menos en los últimos dos partidos ha quedado esa impresión.
La compenetración, la empatía y el compromiso que se vio en cada linea de la formación dejaron una sensación de seguridad para el remate del campeonato. Desde Juan Camilo Chaverra hasta Jonathan Agudelo corrieron todos sus balones y evitaron caer en el juego cortado de los caribeños, presentando así un verdadero monólogo que se reflejó en el marcador final.
El antioqueño Mateo Muñoz brilló. Además de aportar velocidad en las arremetidas motilonas, con descaro se sacó de la manga una rabona que acabó en uno de los goles más vistosos del año. Y ese solo fue uno de los destellos del partido, que no solo aparecieron en ataque si no en defensa, con la espectacular actuación del lateral cucuteño Mauricio Duarte, que al menos en dos oportunidades salvó en arco cuando el cancerbero ya se veía vencido.
“Estoy muy feliz por la entrega de los jugadores, por haber ganado categóricamente. Tenemos que seguir con inteligencia emocional para enfrentar los partidos que vienen. En el fútbol como en la vida la confianza mata al hombre”, reflexionó el DT Lucas Pusineri luego de la victoria.
Cerca de la meta
Como bien lo ha dicho Pusineri, en cada partido se hipoteca lo que se ha hecho durante el año, por lo que se hace necesario tener los pies en la tierra. Son tres partidos los que quedan por delante (dos de visitante y uno de local) en los que se podría –aunque sea difícil- perder la oportunidad de ascender.
Pero, con siete puntos en el grupo A de los cuadrangulares, los motilones son los líderes. Lo mismo en la reclasificación, donde tienen 78 unidades y se hacen casi inalcanzables para el Unión Magdalena (67).
Con ese panorama y si los resultados juegan a su favor, los rojinegros podrían llegar ya con un cupo en la A, al último partido de esta fase, en el General Santander, contra Llaneros. Dicho encuentro se jugará el 13 de noviembre.
Por el momento, el equipo ya piensa en el partido de vuelta ante el Cartagena, equipo que querrá aprovechar su revancha para tomar aire en el cuadrangular. El duelo se jugará el próximo lunes, en casa de los caribeños.