Finalizando el decenio de los setenta, apareció con bríos en el escenario local, un grupo que con intenciones sociopolíticas se fue conformando con el principal objetivo de la “defensa constante de los intereses del Norte de Santander, de manera que los problemas de esta región del país se estudien y planteen con mayor propiedad y mejores elementos de juicio”; a este principal objetivo continuaban los siguientes, los que completaban la vocación orientadora que le dieron sus fundadores. Este grupo se llamó: Asociación Nortesantandereana para el Desarrollo  Económico, Social y Cultural (ANDES)

Esta Asociación impulsó además, la creación de un periódico semanal que le permitiera llegar de manera expedita a sus seguidores y que sus objetivos cumplieran las funciones que se habían propuesto.

Veamos, que otros planteamientos se propusieron: Desarrollo de gestiones encaminadas a procurar el ingreso de todos los nortesantandereanos en pro de la unidad a efecto de contar con mayor respaldo y autoridad para la promoción de campañas e incentivos de la región como de los coterráneos residentes en la capital de la república; mayor preocupación por las problemáticas del Departamento Norte de Santander y un contacto permanente con los altos funcionarios del gobierno nacional y departamental, con organismos económicos de la nación a efecto de coordinar las relaciones  humanas de gran esfuerzo, de mayor productividad y mejores niveles en el costo de la vida; estudios de las necesidades regionales de carácter sociopolítico-administrativo, económico y promoción de campañas en procura del progreso y bienestar de todas las latitudes de esta sección del país y de los conciudadanos residentes en Bogotá; problemas de salud, vías, educación, vivienda, agricultura, ganadería, turismo, etc. ANDES es un boletín informativo moderno, ágil e independiente, cuyos servicios agraden a toda la familia; en nuestras páginas estarán presentes ustedes y todos los escritores de la talla de Marco Arámbula Durán, Armando Gómez Latorre, Gonzalo Canal Ramírez, Luis Raül Rodríguez Lamus, Juan Mendoza Vega, Luis Pabón Núñez y otros menos conocidos, además de políticos, científicos, sacerdotes, banqueros, estudiantes, industriales, etc.  Es evidente que tenemos la convicción de que ANDES llenará un vació entre los semanarios del Norte de Santander; por consiguiente, en este periódico se hallará, que se cumpla la repartición de los auxilios nacionales encaminados a propiciar una revisión fundamental de ellos y a lograr que los distribuidores realicen esta actividad de manera positiva.

Sin embargo, quien mejor describió el proyecto de la Asociación ANDES, fue Armenio García Núñez, en ese  momento tesorero de la institución y cuyo texto me permito transcribir a continuación: “… considero oportuno ahora que sale a la luz de la opinión pública, el vocero que habrá de ser guía y meta de la ANDES, hacer algunas anotaciones acerca de la creación, trayectoria y finalidades trazadas por los que en una u otra forma hemos contribuido a mantener la mística y el entusiasmo dentro de la Asociación, procurando dentro de la misma hacer notar a todas las personas que de ella forman parte, la importancia que tiene la unidad de todos los coterráneos.  Hace más de cinco años nos dimos a la tarea de propiciar reuniones, asambleas con los nortesantandereanos residentes en esta ciudad capital con miras de procurar el acercamiento, cohesión de todos los coterráneos, para que en una forma democrática, serena y franca se planteen dentro del seno de la agrupación los múltiples problemas por los cuales, no de ahora sino de hace ya muchos años atraviesa nuestro departamento tanto en lo administrativo como en los político, económico y cultural, aspectos estos que merecen estudios detenidos, análisis conscientes para lograr una pronta y cumplida solución. Como quiera que toda agrupación de voluntades, debe contar y estar regida por normas que la encaucen, fue así como la Junta Provisional, nombró una comisión con el encargo de redactar y presentar ante la Asamblea General un proyecto de Estatutos que debían ser analizados y considerados por el máximo organismo rector. De lo anterior salió el resultado que se esperaba, pues en varios debates se logró al final la aprobación de estos, luego de haber introducido en ellos, adiciones y complementaciones propuestas por algunos otros miembros de la corporación. Así quedaron plasmados los objetivos primordiales de ANDES y hasta la fecha es la columna vertebral sobre la cual gira administrativamente la Asociación…”

Luego del cumplimiento de estas condiciones, el piso jurídico con el que se llenaban los requisitos mínimos establecidos para la conformación de estas asociaciones, le fue otorgada la Personería Jurídica distinguida con el número 6143 del 6 de noviembre de 1975, quedando así incorporada legalmente dentro del renglón de las ‘personas jurídicas’.

Para el año 1977, la Asociación contaba con 115 afiliados, quienes veían la importancia que tenía la entidad, la seriedad de la misma, ajena a todo interés personalista o de grupo partidista y creyendo en la necesidad del intercambio de ideas y en la unidad de todos los hijos del Norte de Santander, se habían unido para contribuir al análisis de la problemática que aquejaba a la región y aspirar a obtener de los mandos centrales propuestas de solución.

La Asociación se había instalado en una sede provisional ubicada en la calle trece con carrera octava, particularmente identificada con el número 8-39 en la oficina 313. Los asociados podían comunicarse con ella en los teléfonos 429490 y 827757. El valor de la inscripción para quienes quisieran afiliarse era de cien pesos y la cuota mensual de cincuenta pesos.

Como sucede en esta clase de asociaciones, las quejas por los pocos recursos que se lograban conseguir eran frecuentes pero con la contribución de los más entusiastas lograban cumplir con sus compromisos.

Finalmente, una de las invitaciones que se presentaban con bastante frecuencia eran las que se cursaban para que las mujeres nortesantandereanas se hicieran presentes con sus luces y tener el honor, como bien decían entonces, de compartir la lucha de ideas en la dura batalla que se emprendía para lograr la atención del poder central.