En el corregimiento Las Mercedes, zona rural de Sardinata, han cesado las balas y los crueles hostigamientos contra la Fuerza Pública. Sin embargo, el macabro feminicidio que se registró la mañana del domingo en este lugar, hizo que los habitantes de esa población se estremecieran por la muerte de Adriana Marcela Escalante Peñaranda, presuntamente a manos de su expareja.
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Este sería un crimen anunciado, que nadie quiso evitar. Hace dos meses, Escalante, de 26 años, fue golpeada brutalmente por su expareja, al parecer, en medio de insistentes peticiones para que no terminara la relación sentimental.
Aunque los familiares de la víctima aseguraron que ella había interpuesto una denuncia por este hecho, las autoridades insistieron en que no hay registro ni en Fiscalía, ni en la Comisaría de Familia sobre este suceso.
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No obstante, están tratando de recopilar todas las pistas necesarias para recolectar el material probatorio que permita identificar y señalar al principal sospechoso de este hecho en la zona rural de Sardinata.
El dolor de la familia
Pero ahora, el feminicidio de Adriana Escalante prendió una vez más las alarmas sobre la vulneración de las mujeres.
La mirada de los familiares de esta joven ayer reflejaba tristeza. La voz entrecortada de sus seres queridos mantenía el dolor que no han podido soltar desde la mañana del domingo, cuando se enteraron del mortal ataque que sufrió su ser querido.
La alegría y la fortaleza que siempre caracterizaron a Adriana Marcela serán recordadas por sus familiares, que no comprendían por qué la violencia los tocó de esta manera.
Según se conoció, Escalante Peñaranda, de 26 años, oriunda de Gramalote, fue atacada a puñaladas por su expareja cuando iba en camino hacia el estanco donde trabajó durante el último año y medio. El hecho ocurrió en el barrio Centro.
Aunque la mujer fue auxiliada y trasladada al hospital de Sardinata, finalmente murió.
Los dolientes insistieron en que ella había terminado hace más de tres meses la relación con el presunto agresor y sin embargo, hace dos meses él la golpeó, por lo que esto fue el presagio de lo que iba a ocurrir.
Adriana Marcela Escalante dejó dos hijas de 6 y 7 años, que ahora tuvieron que quedar bajo el cuidado de su abuela.
La mujer alternaba su trabajo con la visita cada quince días a su familia en Cúcuta, donde compartía con su mamá, hermanos y sus hijas.
Los familiares de la víctima aseguraron que, “dejamos todo en manos de Dios para que se haga justicia”.
Aunque inicialmente se rumoró que Adriana Escalante estaba embarazada, sus familiares descartaron esta versión e insistieron en que el papá de las dos hijas de la víctima no está relacionado en el crimen.
‘Estamos investigando’
El coronel Jhon Robert Chavarro, comandante de la Policía de Norte de Santander, aseguró que desde que se conoció el hecho se dispuso de un equipo de Policía Judicial con la Sijín y miembros de la Fiscalía, para que se avanzara en las pesquisas del hecho y así poder identificar plenamente al agresor y tramitar su captura.
El oficial insistió en que no se descarta ofrecer una recompensa por la ubicación del responsable, pero mientras tanto, se adelantan los procesos necesarios para esclarecer este hecho de feminicidio.
Pese a esto, la comunidad de Las Mercedes lamentó lo sucedido y rechazó que ningún uniformado de la estación de Policía saliera a capturar al homicida, cuando el hecho se habría registrado cerca de la sede oficial.
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“Acá tenemos una estación de Policía de adorno, porque los uniformados no salen a patrullar ni a atender casos por miedo, pues como ya les han disparado desde las montañas, entonces acá no hay autoridad alguna”, señaló un habitante de ese corregimiento.
El asesinato de Adriana Escalante también provocó que la comunidad se reuniera la tarde del domingo e hiciera una marcha para rechazar lo ocurrido.
Asimismo, la noche del domingo hubo una velatón en Gramalote, como gesto de rechazo por el asesinato de la mujer.
‘Hay una falencia estructural’
Gabriela Chacón, directora del Observatorio de Asuntos de Género en Norte de Santander, aseguró que la mayoría de estos casos de feminicidios se dan porque las instituciones encargadas de brindar protección a las mujeres no acatan de manera oportuna la alerta, además de la falta de infraestructura para dar el acompañamiento necesario a las víctimas.
El Observatorio ha estudiado y acompañado la violencia contra la mujer en la zona del Catatumbo, especialmente en Tibú, donde se dio un complejo panorama para esta población durante el 2021.
Entre las conclusiones que pudo evidenciar el análisis, según Chacón, es que los grupos armados ilegales interceden en los inconvenientes que tienen las parejas y terminan imponiendo acciones y decisiones, que, en caso de que las víctimas las rechacen, se convierten en blanco de agresiones.
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Esto, sin duda, generó amenazas, desplazamientos, agresiones y hasta feminicidios, lo que alertó a la comunidad por los constantes hechos violentos contra las mujeres en esta población del Catatumbo.
Chacón aseguró que en 2021 reportaron 16 feminicidios en Tibú, mientras que el año pasado, en Norte de Santander hubo 25 casos similares.
“Preocupa la situación actual, porque no se han tomado las medidas necesarias, se han hecho las alertas y se han pronunciado las organizaciones, pero no hay resultados. Se ha hecho acompañamiento, se sacan las mujeres de estos territorios de riesgo, pero llegan a Cúcuta y no cuentan con la atención necesaria, hay una falencia estructural”, dijo Chacón.
Asimismo, insistió en que cada vez que hay una denuncia por parte de las mujeres, las autoridades lo que recomiendan es conciliar con la pareja, sin dimensionar el riesgo que corren las víctimas.
“No hay voluntad ni una política de atender la violencia machista y así es difícil que se pueda superar esta situación”, dijo Chacón.
Las cifras oficiales
Pese a la estadística revelada por el Observatorio de Asuntos de Género en Norte de Santander, la Policía aseguró que en 2022 solo ocurrió un feminicidio, en zona rural de Ocaña, donde fue asesinada Jessica Juliana Mora.
Según se conoció, el hecho ocurrió en la vereda El Cuervo, cuando Javier Coronel Vega le disparó a la mujer y posteriormente se lanzó por un abismo, perdiendo la vida en el lugar.
La Policía del departamento también sostuvo que el año pasado ocurrieron 12 asesinatos de mujeres, pero no los catalogaron como feminicidios, porque no encontraron argumentaciones legales para hacerlo.
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