Un relato tan descarnado como necesario fue el que hizo la Fiscalía en la mañana de este jueves ante el Juzgado 17 de Garantías en contra del coronel Jorge Pérez Amézquita y los soldados profesionales Cristian David Casilimas, William Andrés Alarcón y Alexánder Buriticá Duarte.
Los militares son procesados por el crimen del exguerrillero de las Farc Dimar Torres, ocurrido en abril del año pasado la vereda Carrizal del municipio Convención, Norte de Santander.
Pérez llegó temprano a la sala de audiencia, pero al notar la presencia de la prensa optó por esconderse detrás de los abogados que los representaron ante el estrado donde fue imputado del delito de homicidio en persona protegida, en calidad de determinador. Es decir, la persona que, presuntamente, ordenó que se cometiera el homicidio.
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A sus subalternos les fue endilgada la misma conducta, pero bajo la modalidad de cómplices toda vez que el ente acusador señaló que habrían apoyado la comisión del delito y la ejecución del plan cometido por el cabo Daniel Eduardo Gómez quien en noviembre pasado logró un preacuerdo con la Fiscalía y pagará 20 años de prisión por ser la persona que accionó en cuatro oportunidades el arma en contra del excombatiente de las Farc.
El fiscal trajo a colación la inspección técnica a cadáver y señaló que el primer disparo hizo blanco en el muslo izquierdo, el segundo en la escápula del mismo costado y el tercero en el glúteo. “Dimar cae al piso y en esa posición, el cabo, el autor material, se le acerca y le realiza un cuarto disparo en la región malar y nasal”, dijo el delegado del ente acusador.
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Tras el hecho, entre los soldados Casilimas (25 años) y Buriticá Duarte (23 años) tomaron la motocicleta en la que se desplazaba Dimar la arrastran hasta un matorral para ocultarla, al igual que sus pertenencias.
“Cogieron el cuerpo de la víctima, lo arrastran por la carretera y lo lanzan a un sitio despoblado que se encontraba en la maraña a unos 15 metros adentro de la orilla de la carretera, frente a su propia base militar”, reseñó el fiscal.
También fueron los jóvenes militares los que cavaron la fosa con la que pretendían enterrar el cuerpo. Según se dijo ante el estrado, la orden de Pérez Amézquita era no reportar nada al comando.
De hecho, el oficial le dijo al cabo Gómez que ese asunto lo trataran vía celular y que no hicieran uso del radio asignado a la unidad.
Al cabo se le hizo extraña esa instrucción y optó por grabar una conversación que sostuvo con su superior.
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Esa llamada fue revelada en la audiencia como parte del material probatorio de la Fiscalía para aducir ante el juez que el coronel Pérez podía entorpecer el curso de la investigación si no se le aplicaba una medida de aseguramiento preventiva.
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“¿Qué decía el hp?”, preguntó el coronel haciendo referencia al excombatiente de las Farc. Su interlocutor le responde “usted y yo sabemos que el man estaba delinquiendo”.
En la conversación también se hace referencia a la presencia de la comunidad en la escena del crimen y el cabo Gómez indica que “son dos o tres los que están armando el alboroto”. La contestación del coronel fue contundente: “de todas formas, chequéelos, chequéelos, porque ellos son los que siguen”.
No aceptaron cargos
El homicidio de Torres tuvo su origen, conforme a la teoría de la Fiscalía, en un atentado perpetrado el 12 de abril del año pasado cerca del oleoducto Caño Limón Coveñas en el que murió el soldado Pablo Emilio Borja, adscrito a uno de los pelotones al mando del coronel Pérez.
En ese momento, el oficial dio la orden de que se hallara al culpable de la voladura que ocasionó la muerte del uniformado.
El delegado del ente acusador insistió que el episodio “enervó los ánimos” de Pérez Amézquita, quien le ordenó a sus subalternos identificar al responsable para “vengar la muerte del soldado Borja”.
La orden fue cumplida a cabalidad y la tropa concluyó que había sido Dimar quien ordenó ubicar el explosivo.
A partir de ese momento, dijo el fiscal, “lo siguieron, le establecen rutinas, lo individualizan. El cabo Gómez Robledo crea un grupo de WhatsApp para mantener control de Dimar”. Frente a la información obtenida llegó la orden de Pérez: “A ese man no hay que capturarlo, hay es que matarlo, porque no queremos que se vaya de engorde a la cárcel”.
“Usted como superior con las órdenes impartidas a sus subalternos lo determinó para cometer el crimen de Dimar Torres. Sus órdenes de matar (a Dimar) fueron concretas y directas. Fue un acto absoluto de venganza”, indicó el fiscal.
Ni el coronel Pérez Amézquita ni los soldados Casilimas, Alarcón y Buriticá aceptaron los cargos. La Fiscalía pidió detención preventiva para los procesados, decisión que será tomada este viernes, según indicó el juez de la causa.