La madrugada de ayer, la muerte volvió a pasearse por la invasión Brisas del Mirador, una zona de alta complejidad ubicada en la parte alta del barrio Antonia Santos. Allí, Ever Carreño Corredor, alias ‘Porras’, es quien mantiene el control bajo la sombra del temor y la zozobra.

Los disparos que se escucharon a las 3:00 de la mañana, anunciaron a los residentes, que otra muerte se había presentado. Aunque alertaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) tan pronto se presentó el hecho, no fue sino un par de horas más tarde que los uniformados verificaron la situación.

Al arribar al sitio se encontraron con la escena. En una polvorienta calle estaba el cuerpo sin vida de Fernando Joel Piñero Valera, de 32 años, sin camisa y boca abajo. Solo vestía una pantaloneta azul. La víctima recibió por lo menos seis balazos en la cabeza.

Por ser una zona de difícil acceso, a las 10:00 de la mañana, la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) realizó la inspección técnica y el levantamiento del cadáver, encontrándose con dos vainillas que serán cruciales para la investigación.

Le dañaron el sueño

Según se pudo conocer por algunas versiones, por lo menos cuatro hombres armados y encapuchados, habrían llegado hasta la vivienda de Piñero Valera.

Estas personas irrumpieron en la casa y, al parecer, estarían preguntando por la ubicación de un armamento. Sin embargo, al no obtener la respuesta que esperaban, decidieron sacar a la víctima del lugar y conducirla hasta el sitio donde fue asesinada.

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Luego, huyeron con rumbo desconocido y ‘nadie vio nada’, como normalmente pasa en dicha invasión.

¿Tienen relación?

Aunque las autoridades no tienen claro el móvil de este crimen, estarían investigando la relación que podría tener con dos hechos que se presentaron recientemente en la invasión Brisas del Mirador.

El primero tuvo lugar el 23 de junio cuando fueron asesinados Oriannys Diosimar Mujica Mogollón y Emanuel Alejandro Quinan. El otro se registró justo un mes después en una cancha de tierra, en donde mataron a José Vianey Rodríguez Gil.

Presuntamente, tanto Fernando Joel como las demás víctimas habían sido amenazados meses atrás, también por hombres armados. Supuestamente, para ese entonces, el único que decidió abandonar la zona fue Piñero Valera, después fue que se empezaron a perpetrar los crímenes.

Durante estos meses, el hombre estaría residiendo en el corregimiento Urimaco, en donde se habría hecho cargo de una granja avícola. Pero, hace cuatro días, abandonó la zona rural para regresar a su hogar, en donde fue asesinado.

Se pudo conocer que, recientemente, la víctima también había negociado un lote que era de su propiedad, a cambio de una camioneta.

Otra de las hipótesis que indagan las autoridades podría estar relacionada con el lugar en la que estaba laborando la víctima.

Presuntamente allí no le estarían pagando bien y por eso la habría dejado abandonada de un momento a otro.

Al parecer, la granja avícola pertenecería a un grupo armado organizado.

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