El barrio Claret fue epicentro este fin de semana de dos hechos de sangre que sembraron el temor entre sus habitantes, porque a menos de 48 horas y de cuatro cuadras, dos jóvenes cayeron por las balas de los violentos que azotan a Cúcuta.

Las autoridades tendrán que resolver qué está pasando en ese sector de la ciudadela Juan Atalaya y si el homicidio que se dio la noche del 8 de diciembre guarda alguna relación con el ocurrido ayer, en la tarde. Esta reciente víctima fue identificada como Luis Orlando Mendoza Adame, a quien sus amigos llamaban ‘La Bruja’.

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El caso es que la muerte de estas personas ocurrió en situaciones que tienen  mucha similitud, porque las ejecutaron hombres que se movilizaban en motocicleta, a poca distancia una de otra, y presuntamente las víctimas estaban inmersas en el mundo de las drogas, según lo que contaron los vecinos de Claret.

El 8 de diciembre, hacia las 9:00 de la noche, dos hombres que iban en una motocicleta acribillaron de cuatro balazos a Edinson Yadir Cárdenas Contreras, conocido como ‘Mija’, a quien sorprendieron sentado bajo un árbol en el parque de este mismo barrio.

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No habían pasado cinco minutos de haberse sentado en la barda de cemento que está alrededor del árbol, cuando los pistoleros lo atacaron 

“Orlando alcanzó a correr”

La muerte de Orlando Mendoza ocurrió ayer, hacia la 12:30 de la tarde, en la esquina de la manzana 33 Lote 1, de Claret, a unos doscientos metros de la vía principal de Atalaya, donde acostumbran a “parchar un grupo de muchachos. Muchos de ellos llegan en moto, algunos a consumir estupefacientes”, según lo expresado por los habitantes de este humilde sector.

Los asustados residentes señalaron que cuando ‘La Bruja’ vio a sus verdugos, intentó correr, pero le dispararon por la espalda, alcanzándolo en cuatro oportunidades. 

“Solo corrió unos pocos metros y fue cuando el muchacho se aferró de la reja de una tienda y se desplomó”, indicó un vecino del barrio.

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Sin embargo, alcanzó a ser auxiliado y llevado aún con vida hasta el Policlínico de Atalaya, que está muy cerca de allí, pero las heridas fueron graves y finalmente murió.

Unos instantes después del ataque sicarial, unidades de la Policía Metropolitana se hicieron presentes, pero ya no había nada que hacer, solo se limitaron a acordonar el lugar y esperaron a que las unidades de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) llegaran para hacerse cargo de la inspección técnica y de recoger testimonio de los testigos.

“Yo estaba haciendo el almuerzo, cuando se escucharon los tiros, pero creí que eran totes, porque ahora en diciembre es lo que se escucha o si no es el sonido de las motos”, dijo una mujer que ayer comentaba con sus vecinas sobre “la inseguridad que se está viviendo por estos días y apenas está arrancando el mes”.

Otras personas comentaron que los jóvenes acostumbran reunirse en el parque que está en la parte perimetral del colegio Departamental Integrado de Juan Atalaya, especialmente en las noches, de donde la Policía los hace retirar, por lo que se sientan en la esquina del frente, donde hay unas piedras. 

“Ellos se reúnen a conversar, contar chistes y escuchar música. Lo molesto es el olor de las drogas que consumen, pero por lo demás no se meten con nadie”, sostuvieron unos vecinos del sector.

Sobre Luis Orlando, quien vivía en la Primera Etapa de Atalaya,  dijeron que él acostumbraba a llegar en su motocicleta, “siempre estaba bien vestido, era respetuoso con la gente y lamentamos que lo hayan matado de esa forma”.

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