El 2023 fue una ‘desgracia’ para la familia Estupiñán, que residió por varios años en la vereda El Salto, de El Zulia. Entre llanto, dolor y resignación afrontaron los asesinatos de tres de sus miembros: Carlos Arturo, Édgar y Alexis.

Dos de estos homicidios se registraron en febrero del año pasado, en zona rural de ese municipio del área metropolitana de Cúcuta y, el más reciente, se dio cuatro meses después, en el barrio Brisas del Norte de la capital nortesantandereana.

“Cuántos meses han pasado desde la última tragedia y todavía no hemos recibido resultados por parte de las autoridades. Exigimos que se haga justicia y estas muertes no queden en la impunidad”, manifestó uno de los seres queridos de las víctimas.

La familia se encuentra atemorizada e indignada por los escasos avances en la investigación y por eso reclaman protección para que no tengan que perder a un miembro más.

“A nosotros nos dijeron que nos sacaban de aquí, nos instalaban en una casa en donde no podíamos ni hablar por teléfono, pero es absurdo que tengamos que estar como prisioneros y los verdaderos culpables estén libres”, reveló el familiar de los familiares asesinados.

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Actualmente todos los integrantes de la familia tuvieron que buscar rumbos diferentes para salvaguardar sus vidas, pues el peligro sigue latente y temen que se repita la historia.

Los crímenes

A inicios del año pasado la familia empezó a recibir amenazas, en las que le decían que los iban a matar a todos.

En un principio no le dieron la importancia debida a los mensajes y las llamadas, pues pensaban que se trataba de un tema de envidias en esa población, sin embargo, el panorama cambió cuando recibieron la noticia del primer asesinato.

El 7 de febrero de 2023, a las 07:30 a. m., Carlos Arturo Estupiñán se dirigía, junto con su hijo, a hacer un viaje de carbón, cuando fue interceptado por unos hombres armados que le propinaron tres disparos, dejándolo gravemente herido a un costado de la vía. Aunque fue trasladado a un centro asistencial, minutos más tarde falleció.

Veinte días más tarde, en el sector de Cachamay, unos pistoleros alcanzaron a Édgar Estupiñán y lo atacaron a disparos, muriendo de manera inmediata.

Cuando pensaron que el drama había terminado, en junio, de ese mismo año, les dieron un nuevo golpe. En el barrio Brisas del Norte, de Cúcuta, asesinaron a Alexis Estupiñán cuando se encontraba atendiendo su negocio.

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Luego de estos sucesos que enlutaron a la familia y que representaban un riesgo eminente para los demás integrantes, decidieron desplazarse a otra población, excepto una de sus hermanas, quien se rehusaba a abandonar la finca.

“Mi hermana quiso quedarse, pero no duró mucho. En diciembre llegaron unos tipos encapuchados a darle un ultimátum para que abandonara la vereda, de lo contrario, sería la próxima víctima”, relató.

En La Opinión intentamos establecer contacto con las autoridades responsables del caso para conocer más detalles sobre los avances de la investigación, pero no fue posible obtener una respuesta. 

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