El martes en la noche, los disparos que escucharon los habitantes del barrio El Paraíso, fueron el presagio de que una nueva tragedia se había registrado en el sector.

La muerte llegó hasta la avenida 12 con calle 12 de ese sector de la Comuna 7, cobrando la vida de Deiber Sanín Ortiz Hernández, de 25 años.

Según el relato de la comunidad, a las 7:45 p. m., Ortiz Hernández salió con un amigo con rumbo a la tienda del barrio, ubicada a escasos metros de su residencia.

“El muchacho estaba comprando como una gaseosa y no sé si eran unos limones, estuvieron ahí por varios minutos y luego se regresó para la casa otra vez”, comentó una vecina del sector.

Pero cuando ya se acercaba a su vivienda, aparecieron dos hombres, de contextura delgada y con una actitud sospechosa, que habrían perseguido a la víctima hasta propinarle tres balazos.

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“Ahí detrás pasaron los dos tipos, la moto la dejaron en la esquina, venían a pie, lo alcanzaron y cuando ya el muchacho estaba entrando a la casa, le dispararon varias veces. Yo escuché por lo menos unos cuatro disparos, fue un susto muy berraco”, relató la mujer.

Tras cometer el ataque, los dos presuntos sicarios huyeron en una motocicleta. A uno de ellos, se le cayó la gorra en el trayecto de la escena del crimen hasta el lugar donde estaba el vehículo.

Los familiares y vecinos de la víctima, al percatarse de que aún tenía signos vitales, lo trasladaron hasta un centro asistencial cercano, pero por la gravedad de las heridas, lo remitieron al Hospital Universitario Erasmo Meoz.

“A él lo intervinieron quirúrgicamente en la noche y salió bien de la cirugía, pero en la madrugada le dio un infarto, porque había perdido mucha sangre y se murió”, dijo una familiar de Deiber Sanín.

Al lugar de los hechos llegó la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) a adelantar la inspección técnica de la escena.

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Estuvo en la cárcel

Las autoridades dieron a conocer que Ortiz Hernández había salido recientemente de la cárcel, en donde estuvo pagando por los delitos de hurto y porte ilegal de armas.

“El muchacho ya lo habían capturado como dos veces por lo mismo, aquí todos le hablábamos que dejara esas malas juntas y se encaminara, que empezara a estudiar y tenía intenciones de hacerlo”, comentó un habitante del sector.

Al parecer, la víctima ya habría sido advertida de que lo tenían plenamente identificado y que tenía que salir del barrio.

“La primera vez que salió de la cárcel seguía en lo mismo, pero ya la segunda vez si le vimos las ganas de darle un cambio a su vida. Ese día hablamos en la mañana sobre el estudio y en la noche me entero de la muerte”, concluyó el vecino de la víctima.

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