Emel Antonio Arévalo Santander no se imaginó que su valentía lo llevaría a la muerte. Este hombre siempre odió las injusticias y así lo demostró ayer, cuando vio que dos hombres armados se bajaron de sus motos para atracar a un camionero, en la avenida 6 con calle 0b, del barrio La Ínsula.
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La reacción de este hombre, que trabajaba en un taller de mecánica como electricista, fue tirarle a uno de los ladrones, un repuesto de un carro que él estaba reparando, para intentar frustrar el robo de 2.5 millones de pesos que Edward Parada, conductor de un camión, retiró de un banco, en un centro comercial cercano.
El elemento golpeó el casco que el motorizado llevaba puesto y el impacto fue tan fuerte que tumbó al delincuente. Ante eso, la primera reacción del pistolero fue dispararle dos veces en el pecho a Emel Antonio y a Parada, en la pierna izquierda.
El estremecedor sonido de la pistola dejó a todas las personas, que en ese momento se encontraban en el lugar, paralizadas, dándoles oportunidad a los atracadores para que escaparan. En la fuga, abandonaron una de las dos motocicletas en las que se movilizaban, sin poderse robar el dinero que Parada tenía destinado para pagar el arreglo de un vehículo.
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Arévalo Santander de 41 años cayó agonizante al piso y fue auxiliado por sus compañeros y amigos que lo llevaron rápidamente, en un taxi, hasta el Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde fue atendido por el personal médico, para tratar de salvarle la vida.
Mientras el hombre era atendido la zozobra se apoderó de todos los operarios de los talleres de la zona, que suspendieron la jornada.
La poca esperanza que conservaban quienes compartieron alegres momentos con el electricista, se transformó en una escena de llanto inconsolable, pues horas después murió.
Hacia las 3:00 de la tarde de ayer, las llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp anunciaron la muerte de Emel Arévalo, en cada uno de los talleres de la zona. Sus amigos se negaban a aceptar que perdieron a un buen compañero y a una gran persona, por lo que pidieron que los responsables paguen por el asesinato.
“Emelito era como un hijo para mí, siempre apoyaba a las personas. Cuando le pedían un favor él nunca decía que no” explicó una de las vecinas.
La víctima era conocida por el sector, donde llevaba 15 años trabajando en un taller de mecánica.
“A él le gustaba el fútbol, tomar cerveza, lo normal. Era muy buena persona” añadió otro habitante.
¿Quién era Emel Arévalo?
Emel Arévalo amaba a su hijo, de 15 años, y trabajaba para brindarle un mejor futuro a su familia. Era alegre y nunca se perdía la oportunidad de apoyar a un amigo.
Su talento para manipular elementos electrónicos de los vehículos, lo había hecho una persona muy conocida por los clientes que llegaban a este lugar. Nunca tuvo alguna pelea por reparaciones mal hechas o por problemas de dinero. Se supo ganar el cariño de los demás trabajadores de la cuadra, que hoy lamentan su partida.
El camionero fue llevado en una patrulla de la Policía a un centro asistencial, donde se recupera.
Las autoridades adelantan las investigaciones con la recopilación de impresiones dactilares de la motocicleta que los ladrones abandonaron y los videos de varias cámaras de seguridad para dar con el paradero de los responsables.
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