Un nuevo asesinato se registró la noche del pasado viernes en el barrio El Callejón. Esta vez, la víctima fue Benito Beltrán Mojica, de 28 años, administrador de un restaurante, quien recibió dos puñaladas.
Según se conoció, el viernes a las 7:00 de la noche, Benito salió de su casa rumbo al restaurante, en la calle 2 entre avenidas 7 y 8, pero antes estuvo en la iglesia. Luego, se dirigió al negocio, llegando hacia las 8:30 de la noche.
Minutos después, Beltrán llamó a su familia para informarle que ya estaba en el restaurante, ubicado en la parte externa de la Terminal de Transportes, y les contó que el sector estaba solo y presentía que iban a estar difíciles las ventas esa noche. Luego, colgó.
Poco antes de las 11:00 p.m., una vecina llegó a la puerta de los parientes de Benito y los alertó sobre la fatal noticia. El administrador había sido apuñalado.
Algunos comerciantes de la zona y una amiga del hombre lo llevaron a un centro asistencial cercano a la Terminal. Cuando los parientes llegaron a urgencias fueron enterados de su muerte como consecuencia de una herida en el tórax y otra en una mano.
El agresor
Las autoridades establecieron que la víctima estaba en el negocio cuando apareció un hombre y lo apuñaló, sin cruzar una sola palabra. Luego, escapó tomando la calle 2 hacia la avenida 8.
Una de las hipótesis es que Beltrán tuvo algún problema con el agresor. Los investigadores ya tendrían identificado al asesino y a un cómplice que lo acompañaba.
Vecinos del sector alertaron sobre la presencia de drogadictos y expendedores de alucinógenos en las calles, asegurando que son insuficientes los operativos de la Policía en el sector.
Primer hecho
El comerciante Luis Alberto Castro Gutiérrez, de 61 años, fue asesinado en la tarde del pasado miércoles, de dos disparos, mientras estaba en su local de venta de llantas, ubicado en el barrio El Callejón, cerca de la Central de Transportes.
Según se conoció, un hombre llegó hasta el establecimiento comercial en una motocicleta, se bajó y le disparó en la cabeza y en una mano a la víctima.
La Opinión