Ruth María Lasso Ahumada, la mujer de 35 años que fue asesinada el pasado sábado en la trocha La Ramona, en el corregimiento Juan Frío, de Villa del Rosario, que comunica con Llano Jorge, en San Antonio (Venezuela) vivió un verdadero ‘infierno’.
El hombre que la mató a puñal, no fue solamente su pareja sentimental, sino que también era su papá, David Lasso Zabala, con quien habría mantenido una relación amorosa o de incesto desde que ella tenía 13 años, pero que en 2020 acabó con todo lazo afectivo.
Según el diario La Nación, de San Cristóbal (Venezuela), Ruth María buscó en abril de 2020 protección para su hija, quien en ese entonces tenía 6 años de edad, “pues la mujer temía que su pequeña viviera su mismo ‘infierno’: el incesto”.
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El medio de comunicación venezolano conoció que en ese mes, en pleno inicio de la pandemia, ella acudió al Sistema de Protección del Niño, Niña y Adolescente, en el municipio Bolívar, buscando ayuda para su pequeña hija. “Como la pareja (su padre) la llevaba a todos lados, ella le dijo que iba a una reunión política y así fue como llegó a las autoridades”, le relató un funcionario a La Nación.
Ese mismo hombre que ella denunció y al que le tenía miedo, pues sabía que en cualquier momento le podría hacer algo grave, fue el que la asesinó en el paso informal fronterizo, delante de su hijo de 18 años y un hermano de 13.
Las autoridades, tanto colombianas como venezolanas, saben que David Lasso laboraba como mototaxista y no la dejaba salir sola. Hoy, se encuentra prófugo de la justicia, pues está siendo buscado por los investigadores judiciales en Cúcuta para que aclare esa situación.
Luego de la charla que Ruth Lasso tuvo con los funcionarios del Sistema de Protección del Niño, Niña y Adolescente, decidieron darle apoyo psicológico. “En ese momento, ninguno de sus hijos sabía que su padre era también el papá de su mamá”, le señaló la fuente a La Nación.
Entre las primeras acciones de los funcionarios hacia la mujer, estuvo una medida de alejamiento, para que Lasso Zabala no tuviera más contacto con ella y sus hijos, teniéndose que mudar de su residencia. “El hombre no la dejaba trabajar, ni aprender algún oficio”, le indicó la fuente a La Nación.
Gracias a eso, Ruth Lasso aprendió el oficio de la modistería, pero ella sentía que no era suficiente para independizarse por completo y seguía dependiendo económicamente de él, así se lo habría manifestado a los funcionarios, pues sentía mucho miedo de que él le hiciera algo.
El ‘viacrucis’
Los primeros años de su vida, Ruth Lasso los pasó con su mamá, pero al cumplir los 13 años, la mujer decidió dejarla a ella y a su hermana de 16, bajo la custodia del papá. “Las dos quedaron con su progenitor, que en esa época vivía en Colombia”, le contó la mujer a uno de los integrantes del sistema de protección.
Los abusos por parte del papá, de acuerdo con el testimonio que dio Ruth a los funcionarios, empezaron con su hermana, que fue hallada muerta, en circunstancias extrañas, una vez la joven quiso independizarse de su padre.
“Ella (Ruth) presumía que era su padre el responsable de su desaparición física”, le sostuvo el funcionario al medio de comunicación venezolano.
Frente a este relato, los consejeros, junto con el psicólogo, fueron trabajando con Ruth María el tema de su hijo mayor, quien tenía derecho a saber que su padre y compañero sentimental, era, al mismo tiempo, David Lasso.
La mujer habría decidió no regresar más a las entrevistas con los consejeros. “Hicimos revisión del caso y nos fuimos hasta el lugar donde residía ella, junto con sus niños y pareja (también papá)”, manifestó la fuente.
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Y ante todo eso, las autoridades tenían claro que la pequeña se encontraba en una situación de riesgo, razón por la cual le aplicaron al padre la medida de alejamiento. No obstante, se supo que Ruth incumplió en varias oportunidades con ese punto, al llevar a sus hijos para que Lasso los viera.
Durante ese proceso, el hombre se negaba a cumplir con la medida y tuvo que participar un funcionario de la Guardia Nacional, en Llano de Jorge, que le hizo entender la norma. Fue en ese instante cuando gran parte de sus vecinos, en el sector Unión Socialista, de la zona sur del municipio Bolívar, se enteró de que Ruth Lasso era la pareja sentimental de su padre.
“Es que si yo no actúo, me voy a morir”, les comentaba la mujer a los representantes del sistema de protección de menores. Sin embargo, al planteársele que denunciara a su pareja ante el Ministerio de la Mujer y el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), ella se negó.
Incluso, en una ocasión, los consejeros, la psicóloga y miembros de la Defensoría del Pueblo la habrían llevado hasta el Cicpc, donde, al final, se negó a denunciar al hombre. “Ella sí quería proteger a su niña, y por eso acudió a nosotros, pero no se atrevía a denunciarlo directamente a él. No guardaba rencor”, le agregó el funcionario a La Nación.
Hoy, el Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente tiene bajo custodia a la niña, y hasta que no consiga un familiar apto para su cuidado, la institución debe brindarle el cuidado a la pequeña, de 7 años.
Ante de ser asesinada, habló con una tía
El pasado sábado 28 de agosto, media hora antes de ser asesinada en la trocha de Juan Frío, Ruth María Lasso habló con una tía, pidiéndole que se encerrara y protegiera a su niña, al parecer, habría tenido una discusión con David Lasso.
Un equipo periodístico de La Nación escuchó los últimos 20 audios que ella le envió a su tía, vía WhatsApp, mientras caminaba hacia la entrada del paso informal fronterizo:
- Doris, hágame un favor, cierre esa puerta con seguro y no me le vaya a abrir por nada del mundo a mi papá, si llega a llegar allá, por favor.
- Por favor, Doris, ciérreme esa puerta, y si llega a ir mi papá, no me le abra, por nada del mundo.
- No le vaya a comentar a mi mamá, porque no la quiero alterar. Voy a ‘pata’ para la casa, hágame ese favor. Si llega a llegar por allá, no me le abran, cierren esas puertas, ciérrenme esas puertas.
- Dígale a Jorlean que cierre bien esas puertas y ojo con la niña. Cierre esas dos puertas, la del patio y la del frente, no me deje entrar a nadie, por favor. Yo voy a ‘pata’ para la casa.
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- No, no, borracho no está, sino que le pica el loco.
- Sí, mami, yo tengo cuidado. No mami, yo voy a ‘pata’ para Juan Frío, no ve que voy sin un peso, no tengo para el pasaje, voy subiendo a pie para Juan Frío, voy a pie. Por eso le digo que si no le contesto, es porque el teléfono se me apagó. Voy subiendo a pie, y qué más, yo ahora llego, voy a pie.
- ¿Las muchachas irían por las costuras, irían por lo que yo tenía allí?
- Es que el hijo de (…) siempre con sus cuentos y sus películas todas raras, porquería ese, es un hijo de p…, quería que yo lo llevara para la casa y le dije que no, que para la casa no lo iba a llevar; insistía, y le dije no, usted llega a la casa y yo lo mando a sacar, créeme que sí lo hago pasar un mal rato. Ay, usted no me va a hacer eso delante de mis hijos, y le dije no me desafíe, porque usted no sabe quién soy yo.
- Entonces, eso es lo que está haciendo, me está desafiando, de que yo no voy a ser capaz de mandarlo a sacar como a un perro. Le dije, allá usted si le quiere hacer pasar un mal rato a sus hijos, pero no me desafíe.
- Pues yo voy subiendo a ‘pata’, ya falta menos, ya falta un poco menos, pero mirando a ver a qué carro le pido la ‘colita’ hasta arriba, a Juan Frío, pero ya llevo bastante caminando.
- Mami, mande a Jorlean, con el teléfono de Dayan, para que se alumbre por el camino; mándelo para que él venga a buscarme a mí.
- Sí, sí, mándeme a Jorlean, que se traiga el teléfono de Dayan para que se alumbre en el camino.
- Y sale Jorlean y se encierran, no me le vaya a abrir a nadie. Si es posible, entonces, apague luces y todo.
- Sí, claro, no ve que me dijo que me iba a dar una plata, que me iba a dar lo del transformador y eso, que tenía una plata para darme, pues me vine a lo que me iba a dar, y salió fue empeliculado, y con cuentos raros allí…. No aprende y no aprendo.
- El teléfono este ya casi se me va a apagar, no demora en apagarse; si no le respondo más es porque el teléfono se me apagó. Mande a Jorlean, mande a Jorlean.
- ¿Se vino Dayan, también?, enciérrese usted allí con la niña, mita.
- Es que se me hace raro que no hubiera llegado, ya era para que hubiera llegado.
- Ya yo voy llegando acá, gracias a Dios, ya estoy en la entrada de Juan Frío, ya casi llego a la trocha, a la entrada de la trocha.
- Se me hace raro es que él no haya llegado. ¿Será que me estará esperando por ahí?
- ¿Hace cuánto se vinieron?
Luego de ese último mensaje los familiares no volvieron a saber nada de ella. Y es que cuando iba a mitad de la trocha La Ramona, David Lasso habría aparecido y asesinó a quien era su pareja sentimental e hija.
Se conoció que los hijos de la víctima siempre la esperaban en la trocha para acompañarla y así llegar juntos a Llano Jorge, donde vivían.
Sin embargo, los gritos de auxilio y dolor de Ruth Lasso Ahumada hicieron que los jóvenes corrieran a buscarla, encontrándola agonizante, ensangrentada y, además, presuntamente, a su papá agrediéndola con un cuchillo.
El atacante, al ver a los hijos, se levantó y huyó corriendo por la zona boscosa, y en complicidad con la oscuridad de la noche, desapareció.
Algunas personas que también se dieron cuenta de lo sucedido, alertaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta y minutos más tarde, una patrulla arribó al lugar a verificar lo que había ocurrido, hallando el cuerpo sin vida de la mujer.
Miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios se encargaron de la inspección y el levantamiento del cuerpo que fue trasladado a Medicina Legal en Cúcuta.
La Nación y redacción La Opinión