Las Fundaciones Cerámica Italia y Ballet de Cúcuta unieron esfuerzos para presentar esta noche, una muestra de arte llena de vida y memorias, incentivando un legado que incansablemente inculcó durante décadas el bello arte del ballet en todos los niños, jóvenes y adultos.
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La maestra Margarita Acevedo vive, en cada uno de los bailarines y en cada paso y esta noche, se sentirá en cada rincón del Teatro Zulima la celebración a su esfuerzo y lucha incesante para que una ciudad disfrutara y viviera el teatro con corazón latente, sonrisa dichosa y cuerpo alegre.
Margarita Acevedo empezó a enseñar a las niñas de su edad, hace más de cinco décadas. Después estuvo dando clases entre San Cristóbal, Venezuela, Cúcuta y Pamplona.
Y debutó en el Teatro Colón de Bogotá. Y dijo que “fue una sensación indescriptible. Bailé ‘Las sílfides’ y era un sueño cumplido porque ese teatro tenía una tradición de músicos, arte y ballet”. Apenas era una niña, tenía 12 años, pero estaba convencida que era su pasión y convirtió el ballet en su modo de vida.