Fabio Restrepo hizo parte de esa generación de actores naturales que se forjaron al lado del director Víctor Gaviria en los años 90 y principios de los 2000.

Su figura robusta, casi siempre de bigote, camisa por dentro y un acento paisa inconfundible, se hizo famosa en Sumas y Restas, película de 2004, en la que personificó a Gerardo, un “traqueto”, rol que le valió el premio a Mejor Actor de reparto en el Festival de cine de Cartagena.

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Ese no fue su único papel de mafioso en la pantalla, en televisión fue Marcial, en Sin tetas no hay paraíso, la producción original de 2005, en la que María Adelaida Puerta (Catalina).

También hizo parte del reparto de La Vendedora de Rosas, Escobar, el patrón del mal, La ruta blanca, En la boca del lobo y Alias J.J., todas historias relacionadas con temas de narcotráfico y sicariato.

Pese a ese encasillamiento, Juan David Orozco, de la Comisión Fílmica de Medellín, destaca que Fabio supo desligarse y crear personajes de comedia, como en la cinta García, o de drama como don Elmer en Lady, la vendedora de rosas.

Escritor

A Víctor Gaviria lo había conocido antes de Sumas y Restas, cuando era taxista y le ofreció el texto Verdugo de verdugos, una historia de violencia basada en su hermano Fámel, quien se había convertido en un justiciero por mano propia.

Tras varios años de frustrados intentos de editar un libro, este vio la luz en 2002 con 20 historias de violencia barrial. En pandemia sus hijos habían reeditado la obra.

Como guionista y actor venía trabajando en los últimos años de la mano de su familia con una productores audiovisual. Recientemente habían abierto en YouTube el canal Restrepo S.O.S. en el que habían montado un adelanto de la cinta Oficina de sicarios, que tenían previsto rodar este mes en Argentina, recuerda el actor Felipe Giraldo, amigo cercano de la familia Restrepo.

En pandemia también habían grabado varias piezas de comedia con sus hijos, en las que se representaba a sí mismo.

A través de las redes sociales. amigos y colegas de Fabio, manifestaron el dolor por la pérdida del actor y por el drama familiar, que hace tan solo tres semanas había enterrado a Andrés, el menor de los hijos, quien también murió de covid.

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“Buen viaje mi querido Fabio Restrepo. Abrazos a su familia”, escribió Andrés Parra, que compartió con Fabio trabajo en Escobar, el patrón del mal. Julio César Herrera, Toto Vega, Fernando Solórzano y Róbinson Posada, entre otros se sumaron a los testimonios de pesar y solidaridad.

En la UCI

Fabio, de 62 años, residente barrio San Javier, en el Occidente de Medellín, estaba en una UCI desde el pasado 23 de diciembre.

Su hijo, Mauricio Restrepo, le había contado a EL COLOMBIANO que su padre era hipertenso y diabético y en diciembre sufrió un desmayo por el que debió ser internado y en la clínica contrajo una bacteria y posteriormente una neumonía, a causa de la covid-19.

Seis días después de haber sido internado, su hijo Andrés también ingresó a a UCI, también por el coronavirus.

Andrés, que protagonizó la cinta Talento millonario (2017) y en televisión estuvo en proyectos como La reina del flow, Sin senos no hay paraíso, Escobar, el patrón del mal y La Selección 2, entre otros, falleció el 24 de enero.

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Fabio quedará en la memoria y en la historia del cine y la televisión colombiana, como un tipo bonachón, muy creativo, que se forjó un nombre y un reconocimiento con trabajo y muchos esfuerzo.

Una familia muy unida

Fabio, de 62 años, estaba casado con Marina y tenían 4 hijos (tres hombres y una mujer) casi todos vinculados con el sector audiovisual.

“De la camada de actores naturales, Fabio sin duda es el más destacado. Él tenía la capacidad de entender las escenas y pensar como el personaje que le pedían que interpretara, que no es lago fácil, que es algo que lleva mucho tiempo de preparación y estudio, y a Fabio le fluía de manera natural”, comenta Juan David Orozco, de la Comisión Fílmica de Medellín.

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