En Barranquilla se vivió una noche mágica que marcó el inicio de una nueva era para el vallenato. Allí, Martín Elías Jr., hijo del inolvidable Martín Elías Díaz y nieto del legendario Diomedes Díaz, presentó oficialmente su primera producción musical: ‘Cápsula Vallenata - Mi Presentación’.
Con solo 17 años, este cucuteño decidió tomar las riendas de un legado que se escribe en las entrañas del folclor colombiano. Pero, ‘Cápsula Vallenata’ no es solo un álbum, es una declaración de intenciones, un homenaje. Como él mismo lo describió en entrevista con La Opinión “una forma de continuar la dinastía”.
La noche que unió el pasado y el futuro
El debut de Martín Elías Jr. en el escenario de Trucupey tuvo un significado especial. En ese mismo lugar, años atrás, su abuelo Diomedes Díaz ofreció su último concierto.
Para el joven, esta coincidencia no fue planeada, pero la sintió como una señal de que está caminando en la dirección correcta. “Son cosas que lo motivan a uno, momentos que lo llenan de sentimiento”, compartió.
El público, compuesto por seguidores diomedistas y martinistas, lo recibió con ovaciones, y esa noche se convirtió en un testimonio de que el legado Díaz sigue vivo, ahora llevado por una nueva generación.
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Un álbum con historias y raíces
El nuevo proyecto contiene seis canciones inéditas que combinan tradición y modernidad. Con el respaldo del maestro Rolando Ochoa en la producción, la propuesta de Martín Elías Jr. promete revivir el vallenato clásico sin perder su frescura.
Desde ‘Mi Presentación’, escrita por Jorge Mario Aarón ‘Chonchoniel’, hasta ‘Ay Ve’, un tema que reúne la experiencia de Omar Geles y Fernando Daza, el álbum ofrece una experiencia que oscila entre la nostalgia y la innovación.
Uno de los temas más llamativos es ‘Te enhuesaste’, cuyo título ya genera curiosidad. “La canción dice ‘ya pa’ qué, después de qué te enhuesaste’, pero decidimos cambiarle el nombre para hacerlo más pegajoso”, explicó.
‘El que come callado’, otra de las piezas destacadas, tiene raíces en las vivencias del propio cantante. “Son historias que uno recoge siendo pela’o, experiencias que al final terminan en canciones”.
Sin embargo, el joven no siente presión al compartir el espacio creativo con compositores icónicos. “Esto no es una competencia. Es un privilegio enriquecer el folclor y que mi música aporte al vallenato”.
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Una dinastía entre aplausos y críticas
Pertenecer a una familia con tanto peso en la música es tanto una bendición como un desafío.
Aunque algunos críticos han señalado que su estilo y atuendos evocan demasiado a su padre, el cucuteño respondió con serenidad: “Yo nací fue de Martín. Es normal que las cosas que uno hace reflejen los genes, pero eso no es imitación, es herencia”.
El joven también reflexionó sobre la responsabilidad de los hijos de artistas icónicos. Para él, continuar un legado no solo implica seguir los pasos de sus antecesores, sino también trazar un camino propio.
“Tenemos una ventaja que otros no tienen, y eso son bendiciones, pero al final el sueño de cada quien debe ser personal, no un intento de cumplir lo que ya no está”.
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El mensaje de una cápsula del tiempo
El título del álbum no es casualidad. ‘Cápsula Vallenata’ busca transportar al oyente a las raíces del género mientras siembra nuevas semillas para el futuro. Cuando se le preguntó qué mensaje dejaría dentro de una cápsula del tiempo para ser descubierta en 50 años, respondió con una convicción que revela su profundo amor por el vallenato.
“Que sea un abrebocas a lo que es un buen vallenato. La idea es que la gente sienta esa conexión con el estilo de mi papá y el de Rolando Ochoa, que marcó una época inolvidable”, aseguró.
El joven también compartió su sueño de llevar el vallenato a escenarios internacionales sin desdibujar su esencia. “Siempre dicen que para pegar internacionalmente hay que cambiar de género, pero yo quiero demostrar que se puede llegar lejos siendo fiel a nuestras raíces”.
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Una vida marcada por canciones
La música es el hilo conductor de la vida del artista nortesantandereano. Incluso antes de nacer, su padre le dedicó una canción que jamás llegó a grabar.
“Es un tema muy bonito, habla de cómo me veía como su único hijo y de que, según él, ya tenía dinastía”, recordó con emoción.
Cuando se le preguntó qué temas le hubiera gustado interpretar junto con su padre o su abuelo, no dudó: ‘Los 1000 Clavos de mi Cruz’, de Martín Elías, y ‘La Vida del Artista’, de Diomedes Díaz, son las piezas que elegiría para esos dúos imposibles que alimentan su imaginación.
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A sus 17 años, ‘Martincito’ no solo enfrenta los desafíos de un artista emergente, sino también las expectativas de quienes ven en él la continuación de una dinastía legendaria. Sin embargo, tiene los pies bien puestos sobre la tierra. “La vida está llena de caídas, pero uno decide si quedarse ahí o seguir adelante. Yo elegí avanzar”.
Su voz, su estilo y su determinación muestran que no se trata solo de repetir una historia, sino de construir una nueva.
Esta producción del nortesantandereano es la carta de presentación de un artista que promete mantener viva la esencia del vallenato mientras lo proyecta hacia el futuro.
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