Las mascotas esos seres especiales que ha llegado ser un miembro más de las familias en un determinado momento de la vida cumplen un ciclo y hay que dejarlas partir. Sea perro o gato, el tiempo de existencia es menor al de los seres humanos y su promedio de vida puede ser entre los 9, 10, 12, 15 o incluso hasta los 18 años según el cuidado que se le tenga. Gran parte de esos seres sintientes mueren por vejez, por deterioro de su salud o alguna enfermedad congénita. 

Cuando eso ocurre, el dolor y la tristeza embarga a la familia pues es tanto el cariño que se les han profesado que deja un vacío y al deshacerse de ellas es más duro porque hay que buscarles un lugar donde sepultarlos.

La mayoría de personas que han tenido un animal de compañía lo entierran en un potrero o si se es más cruel, los botan lejos para que los animales carroñeros cumplan con su labor en el ecosistema.

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La pérdida de una mascota, al igual cuando muere una persona, genera un dolor profundo, soledad y tristeza, dentro de la familia que en ocasiones no sabe qué hacer con el animal.

Desde hace varios años, en Colombia eso ha cambiado con la creación de planes exequiales para mascotas, que hoy vienen incluidos en los planes complementarios familiares y así darles una digna despedida.

La creación de esta actividad comercial, parecía ser ‘excéntrica’, y en su momento era algo que solo podía estar alcance de unos pocos, por los costos y porque los parques cementerios eran escasos.

Pero, hoy todo el mundo tiene acceso y facilidades de adquirir este tipo de servicio y darle un final feliz a ser sintiente de cuatro patas que por mucho tiempo fue un fiel compañero.

Dentro de los servicios que ofrecen algunas funerarias para darle el último adiós están: retiro de la mascota en el sitio de fallecimiento, sala de velación especializada, caja fúnebre especial dependiendo el tamaño y peso del animal, cremación, acompañamiento sicológico para la familia, entrega de recordatorio, devolución de las cenizas o caso de biotransformación.

En Cúcuta este servicio ha tomado bastante auge y algunas personas lo han adquirido a través de los planes familiares exequiales o complementarios a muy bajo costo. Pero, también se puede comprar sin necesidad de tener un paquete familiar, pero el objetivo único es que ese ser sintiente se le pueda dar un último adiós con la dignidad que se merece, aunque a muchos les parezca una risa.

Pues ese fiel amigo durante su existencia fue más que un simple animalito de compañía que rondó por la casa o el apartamento, haciendo pilatunas o destrozando objetos que se encontrara en su camino. Esa mascota pudo haber llenado la felicidad de una familia y ellos la de él.

Jesús Navarro, residente del barrio Tierralinda en Los Patios, paga un plan exequial para sus mascotas.

Es un hijo más

Jesús Navarro, mayor de edad, residente del barrio Tierralinda de Los Patios, vio perder a una de sus dos mascotas, ‘Susy’ una fresh pudder, que le duró 10 años.

La partida de la perrita, fue un trago amargo para Jesús y su esposa, que tanto adoraron, y de paso también dejó un hondo vacío en su compañera inseparable de andanzas, ‘Vaca’, una pitbull de nueve años, un tanto obesa, pero juguetona, que todos los días a las 5:30 o 6:00 de la mañana sale a caminar a uno de los parques del sector.

Cuenta Jesús que cierto día fue a pagar la cuota exequial familiar y estando allí le ofrecieron el plan que tenían para mascotas y una vez le explicaron que beneficios tenía no dudó en tomarlo.

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“Fui a renovar el contrato en Los Olivos y me ofrecieron el plan de las mascotas donde me explicaron que solo había que pagar un adicional al plan familiar. En lo personal el valor no me pareció alto, pues con esa adición pago $13.000 anuales (por tener plan familiar). Ya falleció una de las mascotas que afiliamos, ‘Susy’, vinieron y prestaron los servicios muy bien”, contó Navarro.

La atención a la que hace referencia Jesús es que la funeraria recogió a la mas cota, con los protocolos adecuados y les indagaron que si querían que su perro lo pusieran en tierra o biocremación, optando por la segunda. La funeraria les entregó el certificado de defunción que conservan en un lugar de la casa.

Si cuando le ofrecieron el programa exequial lo sorprendió, Jesús reseñó, “nosotros no queríamos botar a nuestras mascotas cuando mueran como el caso de ‘Susy’, sepultarla no es fácil porque hay que buscar un lugar y lo mejor que pudimos hacer fue pagar las exequias por amor a los animales. Se siente el vacío, claro, porque fueron muchos años al lado de uno y eso produce nostalgia y aún se recuerda”.

El servicio de un plan exequial para mascotas, varía según lo que desea hacer el doliente. 

Los costos

El sepelio de una mascota en plan básico puede oscilar entre los $170.000 mensuales y los $340.000 de acuerdo el peso del ser sintiente el cual va desde los (9 kilos hasta los 40).

Pero si el solicitante quiere un servicio individual el costo puede variar. Si es llevado al cementerio tiene otro valor y si es en compostaje (sepultura en material orgánico) puede estar entre los $600.000 y $800.000 en diferentes zonas de Colombia donde se presta este servicio.

No obstante, el usuario tiene diferentes opciones y formas de pago desde los $5.000, $10.000 o $13.000, según el portafolio que maneje cada funeraria.

Del mismo modo las aseguradoras ofrecen seguros de vida y previsión exequial, con costos accesibles similares y con una cantidad de beneficios.

Ligia Chinchilla, gerente de innovación y de desarrollo de la Organización La Esperanza, explicó a La Opinión en qué consiste un plan exequial para mascotas, como complemento al plan familiar que vienen ofreciendo desde hace ocho años.

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Chinchilla dijo que la idea surge de una necesidad para la gente. “Notamos que nos hacía falta alguien muy importante por proteger y a raíz de las investigaciones que hacíamos vimos que las mascotas han ganado más terreno en los hogares, debido a que la gente se preocupaba más por su cuidado y bienestar. Obviamente cuando fallecía un animalito (perro o gato), los dueños no querían darle ese trato de desecho porque se convirtieron en un miembro más de la familia y eso fue lo que rescatamos cuando deseamos crear un producto que cubriera esa necesidad de previsión exequial”, subrayo.

Cuenta Ligia que la gente al conocer este tipo de alternativas el usuario pedía más beneficios que gradualmente fueron incluyendo y hoy son muy utilizados.

“Nuestro plan exequial se llama ADN, porque es tan único como la necesidad de cada familia”, comentó.

No obstante, si la persona no cuenta con un plan familiar que cubra este servicio lo puede tomar igual, pero los costos son diferentes y puede pagarse anticipadamente mediante facilidades de pago como previsión.

“Hay diversas maneras de vincular a las mascotas a la previsión exequial, en el caso de nosotros no importa el peso del ser sintiente si cuenta con el plan, pero de no tenerlo la persona debe hacer un copago y se hace según el peso del animal y el valor está establecido según el tamaño de la mascota”, acotó la gerente.

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