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Memorias
Convenio comercial y de desarrollo económico
El más amistoso y visionario de los tratados entre Colombia y Venezuela. 
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Viernes, 17 de Agosto de 2018

En 1963, se suscribe el que, tal vez, sea el más amistoso y visionario de los tratados entre los dos países vecinos. Puede ser casualidad, toda vez que los presidentes de ambas naciones eran oriundos de la frontera, de poblaciones separadas por escasa distancia. En Venezuela ejercía la primera magistratura Carlos Andrés Pérez, nacido en Rubio, Estado Táchira y en Colombia Virgilio Barco Vargas, natural de Cúcuta, ciudades que sólo las separan unos veinte kilómetros.

Las comisiones se reunieron en Caracas del 12 al 20 de junio, encabezadas por el ministro de Relaciones Interiores de Venezuela y el ministro de Agricultura de Colombia, con el objeto, como reza el encabezado del documento, “de estudiar los temas de interés para la evaluación y solución de problemas comunes y en la realización de programas coincidentes que se desarrollan con un propósito de bienestar social y de mayor progreso de los pueblos de Colombia y Venezuela”. 

Las conclusiones están plasmadas en dos capítulos, los que comienzan por recordar los tratados anteriores, sobre cuyos fundamentos se construye la estructura del presente Acuerdo; lo paradójico es que uno de ellos, reconocido y válido en ese momento, hoy a pesar de su supuesta vigencia, se encuentra en entredicho por no estar registrado oficialmente  en los archivos de la Cancillería de Colombia.

El primer aparte de este tratado llamado Convenio Comercial y de Desarrollo Económico, reitera lo acordado en los anteriores, Estatuto de Régimen Fronterizo y el Instrumento de Reafirmación de Amistad suscrito en Tonchalá y Tamá, en cuanto al tratamiento que se les otorgará a los nacionales radicados en el territorio del otro país “siempre que ejerzan un oficio lícito del cual puedan derivar su honesta subsistencia”. En la práctica, los seis temas considerados en esta primera parte, confirman lo expuesto en los tratados anteriores a excepción de un último punto, relativo a facilitar los viajes de esparcimiento de los nacionales por el territorio del otro país, “para ofrecer a las clases trabajadoras los más amplios medios de disfrutar de sus vacaciones, de propiciar intercambios culturales y excursiones estudiantiles y de fortalecer las relaciones de amistad entre los pueblos”. Especial énfasis se hacía sobre las facilidades para el tránsito de vehículos y la asistencia de las oficinas de turismo en la orientación de los planes turístico al viajero.

En el segundo capítulo, se tratan asuntos más específicos demostrando así, la mejor buena voluntad que tenían los mandatarios, de generar un clima de acercamiento y aprecio de los pobladores de ambos países. Dice la introducción del segundo apartado que “con el propósito de impulsar en las zonas fronterizas el mejor aprovechamiento de los beneficios de la complementación natural entre algunos de sus recursos de producción, de dar oportunidades de empleo, de regularización y satisfacción” los gobiernos adelantarán los estudios tendiente a dotar a las regiones de instrumentos adecuados para alcanzar un mayor grado de desarrollo económico.  . 

Basados en estos preceptos, las comisiones llegaron a una decisión sobre los siguientes aspectos: Propiciar el funcionamiento de organismos especializados que manejen los estudios los estudios y coordinen los planes.

De este punto se derivó la conformación de las llamadas Comisiones de Vecindad Binacionales que durante varios estuvieron operando, digamos que sin mayores resultados concretos, con varios países vecinos.

En un segundo renglón, se propuso definir una regulación sobre manejo de las cuencas hidrográficas comunes.

De la misma manera, se acordó  facilitar el suministro de caña de azúcar al central azucarero de Ureña, en cantidades definidas para lapsos no menores de tres años. Las negociaciones se perfeccionarían entre la Corporación Venezolana de Fomento y la Federación Agropecuaria del Norte de Santander.

La Carretera Panamericana, una aspiración legendaria de unión entre los dos países, fue definida construirse durante el año 1964 en el lugar comprendido entre las poblaciones de La Fría, estado Táchira y el corregimiento de San Faustino, en Cúcuta. Los ministerios de Obras Públicas acordarían las especificaciones respectivas. Al día de hoy, el gobierno colombiano habilitó la carretera entre Cúcuta y San Faustino, sector  La Chinita, donde se construiría un puente internacional que nunca se hizo.

Para contribuir a las facilidades de tránsito de las mercancías de importación y exportación, el gobierno venezolano “reducirá al mínimo legalmente autorizado, el impuesto de tránsito para las mercancías de importación y exportación colombianas que utilicen el puerto de Maracaibo”.

La construcción del puente Internacional de Ureña, convenida en las notas de Cancillería canjeadas el 4 de enero de 1960, acuerdan realizarla en la vigencia de 1964. Como sabemos, finalmente el puente fue inaugurado en 196 .

En este documento se acordó la interconexión eléctrica mediante una línea de tensión media entre San Antonio del Táchira y Cúcuta como solución para la necesidad mutua de suplir emergencias.

En términos de manejo de recursos naturales, se acordó el estudio conjunto del aprovechamiento de las fuentes de gas, “con fines de su más intensa y eficiente utilización”.

Para promocionar el desarrollo agrícola y fomentar la ganadería se realizarán coordinadamente programas de acción integral tales como, campañas de erradicación de la malaria, control de la fiebre aftosa, la rabia paralítica del ganado y la encefalomielitis equina, así como coordinar la coordinación de investigaciones sobre la incidencia de la tuberculosis y la brucelosis bovinas.

También se concertó estudiar el incremento de las frecuencias y los itinerarios del tráfico aéreo de manera que se extendiera a otras ciudades diferentes a las capitales de ambos países. En cuanto al transporte marítimo se estudiará la conveniencia de coordinar el servicio de ambas navieras.

Una propuesta de integración de las industrias siderúrgicas y de construcción de automóviles fue pactada para extender mercados e incrementar la productividad; una invitación a participar como observador en la OPEP recientemente creada, hizo en gobierno venezolano y finalmente, el mismo gobierno anunció oficialmente la construcción de un monumento al Libertador en la quinta de San Pedro Alejandrino y la financiación de las obras de ornato en la Villa del Rosario.

Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

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