Finalizando el decenio de los treinta del siglo XX, las actividades deportivas comenzaron a tener el auge necesario para instalarse en la sociedad y en particular, a tener la aceptación de las instituciones que permitiera que sus integrantes se vieran beneficiados tanto mental como físicamente.
Las actividades físicas que escasamente se practicaban en las instituciones educativas como parte de su formación integral, comenzaron a extenderse a otras que vieron la utilidad que les brindaba la práctica de los deportes y el sano ejercicio comenzó a tener una importancia particular en el desarrollo humano.
Para la milicia, la actividad física es la base fundamental del éxito de sus campañas, aunque no se combinara, en sus inicios, con la práctica de los deportes. A medida que los deportes se modernizaban, las instituciones fueron apropiándose de sus técnicas, procurando aplicarlas en desarrollo de sus estrategias empresariales para obtener iguales beneficios que los atletas lograban al ganar las competencias. Convencido como lo estaban, los altos mandos militares se propusieron aprovechar la situación para realizar la Primera Semana Deportiva en la Quinta Brigada del ejército y para ello escogieron la ciudad de Pamplona como sede del evento.
La ciudad Mitrada tenía la especial característica de ser el punto central, equidistante de los batallones que conformaban la brigada y reunir las condiciones que permitieran el exitoso desarrollo de la contienda.
Para la época, la Quinta Brigada albergaba cinco unidades militares, los batallones García Rovira, Santander, Ricaurte y los grupos Galán y Maza. La semana seleccionada para llevar a feliz término el acontecimiento deportivo fue del domingo 20 de marzo al domingo siguiente de 1938.
Durante esta semana, oficiales, suboficiales y soldados, se olvidaron de sus rangos y se agruparon para luchar por lograr las mejores figuraciones de sus unidades en las competencias establecidas. Solo dos competencias colectivas, las más populares y conocidas, el futbol y el basquetbol, fueron las que más público congregaban, mientras que en atletismo se programaron las pruebas de pista de 100, 400 y 5.000 metros; en saltos se definieron tres modalidades, salto alto, salto largo y salto con garrocha y en lanzamientos, la jabalina y el disco. Otros dos deportes fueron incluidos, el ping pong (hoy tenis de mesa) y las competencias de tiro, muy relacionadas con la actividad castrense.
Todas las competencias se realizaron en el estadio del Colegio Provincial San José que para la época tenía la más completa infraestructura deportiva de la ciudad y por su vecindad con las instalaciones militares constituía el sitio más indicado para la celebración deportiva, excepción hecha de las competencias de tiro, que se realizaron en el polígono del batallón García Rovira, acantonado en esa ciudad.
La pre-inauguración de la semana deportiva fue iniciada el sábado 19 con el concurso de tiro, que fue ganado por el soldado José del Carmen Pinzón, del batallón Ricaurte con segundo puesto para el mayor Luis E. Gaitán.
Oficialmente, los juegos deportivos fueron inaugurados con un desfile por las calles de Pamplona, desde el Parque Águeda Gallardo hasta el estadio San José, desde la 9 de la mañana, después de rendir los honores reglamentarios al señor general Rico. El desfile lo encabezaba la Banda Municipal seguida de las bandas de guerra de los batallones; a unos 20 metros se destacaban los estandartes olímpicos de las unidades en riguroso orden: García Rovira, Ricaurte, Santander, Galán y Maza, y como acompañamiento las tropas francas de la guarnición. Detrás de los integrantes del desfile y algo en desorden, el grupo de curiosos que siempre se ven en los desfiles, mujeres, hombres, niños, viejos, hombres, mujeres, ricos, pobres, cambiaban el ritmo de su marcha detrás de los militares. Llegados al estadio, los concursantes hicieron el saludo olímpico en su paso por la tribuna ocupada por el general Rico, quien presidía los juegos. En su alocución de inauguración, les decía a los participantes: “[…] Nobles compañeros de armas, gallardos soldados, medid vuestras habilidades en el estadio del honor, con viril arrogancia, con juvenil energía, con orgullo de vuestra raza hispanoamericana y con la seguridad además, de que Colombia os admira. En nombre del gobierno y en el mío, os saludo y os deseo buena suerte”. A renglón seguido, el comandante del batallón García Rovira, Teniente Coronel Navas, declaró inaugurados oficialmente los juegos olímpicos de la Quinta Brigada.
Durante la semana, las justas se fueron desarrollando según lo programado, con los resultados que se muestran a continuación.
En estas justas no se repartían las consabidas medallas como es usual en la actualidad, sino que se entregaban menciones honoríficas para el primero y segundo puesto.
En los deportes de conjunto, en futbol resultó ganador el equipo del batallón García Rovira, que mostró su poderío de principio a fin, pues ganó invicto y sin goles en contra, como subcampeón quedó el batallón Santander. En basketbol ganó el primer puesto el grupo Galán, seguido del conjunto del Grupo Maza.
En atletismo las medallas se repartieron así: el batallón Santander ganó los 400 y 5.000 metros y obtuvo el segundo lugar en los 100 y 5.000 metros, también obtuvo los segundos lugares en salto con garrocha y lanzamiento de jabalina y en tenis de mesa. Con estos resultados el Batallón Santander se hizo acreedor al trofeo GUEFI como el ganador de estos juegos.
El Grupo Maza obtuvo los primeros lugares en los 100 metros y el salto alto así como el segundo puesto en salto largo. El Grupo Galán ganó en lanzamiento de jabalina y el segundo puesto en los 400 metros. En lanzamiento de disco, los dos ganadores fueron unidades del batallón García Rovira.
Los días 26 y 27 fueron destinados a la clausura de la Semana Deportiva, la cual terminó con el juramento de bandera del Grupo Galán y el batallón García Rovira, seguida de la misa campal celebrada en el mismo estadio de los juegos. Luego del discurso del padre Luis Ernesto Carrillo, director espiritual del García Rovira, en el que exaltó las virtudes de los soldados de la patria, el general Rico, procedió a la clausura de este magno acontecimiento deportivo de grata recordación entre la población pamplonesa.
Gerardo Raynaud D.
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