Describir a Wuhan como una víctima heroica del coronavirus o arrojar dudas sobre el origen real del virus: el gobierno chino desea recuperar el control del hilo narrativo de la pandemia en un contexto en el que el planeta mira con desconfianza al gigante asiático.
La enorme operación de relaciones públicas tiene lugar sobre todo a través de la campaña de prensa de los medios de Estado que elogian a Wuhan, donde se sospecha que surgió la pandemia.
Hablan de un renacimiento de esta ciudad del centro de China y alaban los esfuerzos para controlar la epidemia del gobierno, en un momento en el que el virus no cede en Estados Unidos.
La semana pasada las escuelas primarias del país volvieron a acoger a lo grande a sus alumnos, y Wuhan recibió la visita de decenas de responsables de multinacionales, como la japonesa Panasonic o la finlandesa Nokia.
"Actualmente, hay pocos lugares en el mundo donde no se necesite llevar mascarilla o donde pueda haber reuniones", declaró un responsable chino, Ling Songtian.
"Esto evidencia el triunfo de Wuhan sobre el virus y que [la ciudad] ha reanudado los negocios", añadió.
Pero este cambio de narrativa se efectúa sin contar con el hecho de que un mercado de Wuhan es sospechoso de ser el epicentro del origen de la pandemia.
El ministro chino de Relaciones Exteriores, de gira en Europa, insinuó por su parte el 28 de agosto que quizás el virus no nació en China.
Según analistas, la operación demuestra que el país es consciente de los daños que la COVID-19 ha causado en su imagen y que intenta usar a su favor su relativa remisión.
China enfrenta críticas por parte del extranjero sobre su gestión de la epidemia, especialmente por los intentos iniciales de responsables de Wuhan de disimularla
"El gobierno chino quiere que el relato sea: hemos controlado [la pandemia], podemos ayudar a controlarla y --esperamos-- seremos los primeros en tener una vacuna que funcione", declaró Kelsey Broderick, analista de Asia para Eurasia Group.
"Es realmente la única manera que tiene China de retirar la idea de que la crisis surgió en un mercado de Wuhan", añade esta analista.
"Gran ayuda para China"
Por otra parte, la problemática gestión de la pandemia en Estados Unidos representa una oportunidad para Pekín, según Yun Jiang, directora del centro de estudios políticos sobre China en la Universidad Nacional australiana.
"El hecho de que Estados Unidos no solo no hace lo suficiente, sino que va en contra de los intereses estadounidenses, es una gran ayuda para China", explica.
En la visita a Wuhan de tres días, que culminó el sábado, había miembros de la prensa extranjera.
En la agenda: una excursión a un mercado de alimentos, presentado como un modelo de desinfección, una actuación de ópera y de ballet tradicionales por parte de escolares, o un crucero por el río Yangtsé bajo las luces de las pantallas de Wuhan, que hablan de la curación de la ciudad.
Más del 80% de las 4.634 muertes por COVID-19 en China se dio en esta ciudad de 11 millones de habitantes, convertida en una localidad fantasma durante el confinamiento al inicio de la pandemia.
Desde hace meses no se registra ningún contagio local, vuelve a haber atascos y cenas en las terrazas.
Una fiesta en una piscina de Wuhan el mes pasado atrajo a miles de personas, un símbolo, según el gobierno, del éxito de China en su control del coronavirus.
Pero no todos están para celebraciones. Muchos expresan su preocupación ante una reanudación desigual, mientras persiste el miedo a una nueva ola epidémica.
"La economía realmente se ha deteriorado. El interés de venir a trabajar es discutible", sostiene Yi Xinhua, una vendedora de tofu de 51 años en el mercado de productos frescos de Wuhan.
Una queja común entre los comerciantes de Wuhan que lo atribuyen al miedo de la gente a salir, y a la idea ampliamente extendida de que millones de habitantes se fueron de la ciudad al inicio de la epidemia y aún no regresaron.