Su mandato estuvo marcado por una turbulenta gestión de la pandemia que dejó 686.000 muertos, un avance de la pobreza y el hambre, niveles récord de deforestación en la Amazonía y ataques contra las instituciones judiciales y la prensa.
Por su lado, Lula, de 76 años, contaba con alcanzar ya en primera vuelta una tercera presidencia apoyado en las clases populares, las mujeres y los jóvenes, tras haber gobernado Brasil entre 2003-2010 y haber dejado el poder con un envidiable índice de popularidad.
Pero Lula no ha podido sacudirse a ojos de buena parte de la sociedad la mancha de la corrupción. Fue sentenciado y luego obtuvo la anulación de sus condenas por motivos procesales por el escándalo "Lava Jato" sobre una red de sobornos en la petrolera estatal Petrobras.
En el centro de Rio, Viviane Laureano da Silva, una funcionaria pública de 36 años, se mostró confiada en que Lula "ganará en un segundo turno. La campaña va a ser difícil. Soy de la periferia y veo cómo el pueblo apoya a Lula", dijo tras conocerse los resultados.
De ganar en segunda vuelta, Lula promete combatir el hambre en Brasil, sacar al país de su aislamiento diplomático y poner fin a su imagen de "paria" medioambiental, debido a la deforestación masiva de la Amazonía registrada bajo Bolsonaro.
Unos 156 millones de electores también estaban llamados a votar el domingo la Cámara de Diputados, un tercio del Senado y los gobernadores y asambleas legislativas de los 27 estados.
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