La muerte de una niña por la pandemia de COVID-19 es noticia por estos días en Argentina, por el extraño caso. Julieta Arias era una niña de 8 años, quien, según sus padres, no tenía comorbilidades y fue dada de alta médica después de que toda su familia se contagió del virus.
Esta dramática historia ocurrida en Lanús fue contada por el diario argentino El Clarín, en donde su periodista Mariano Gaik Aldrovandi entrevistó a los padres de la pequeña, Cintya Fonteina, de 42 años, y Daniel Arias, de 50, quienes decidieron contar lo ocurrido para que no haya más casos así y piden que se vacune a los niños, así como más información sobre cómo les impacta el SARS-CoV-2.
Según la pareja, su hija, el 8 de junio comenzó a presentar manchas en la piel en el pecho, a los costados de las axilas, en las piernas y el cuello; por recomendaciones de su pediatra le aplicaron un antialérgico.
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“El médico sabía que toda la familia había tenido coronavirus unas semanas atrás. Cintya fue a hisoparse a una Unidad de Pronta Atención (UPA) de Lanús, la ciudad donde viven, y recibió su resultado positivo el 26 de mayo. Automáticamente toda la familia fue dada como contagiada, Daniel, Julieta y Selena, su otra hija de 16 años. Pero a ninguno de ellos los hisoparon”, publicó el medio.
Julieta Arias atravesó el aislamiento sin síntomas hasta que todo el grupo fue dado de alta. “Nosotros tocábamos el cielo con las manos que salimos de eso y las nenas no tuvieron complicaciones… Nunca nos imaginamos lo que vino después”, señaló Daniel Arias.
A los tres o cuatro días desaparecieron las manchas y los padres se quedaron con el pensamiento de que era una alergia. Pero 20 días después, Julieta empezó con malestar gastrointestinal y fiebre muy alta. Llegó a tener 39°7.
Ese martes, 29 de junio, en el hospital, a la infante le hicieron un hisopado y una radiografía de tórax. “La médica nos dijo que tenía como un puntito de una neumonía, que si no se le trataba que se podía agravar y hacer más grande”, recordó la mamá.
El miércoles a la madrugada, después de la segunda toma del medicamento, la niña empezó a vomitar, por lo que la llevaron de nuevo al centro médico, en donde les dijeron que tenía “que hacer el efecto el antibiótico”.
Relató El Clarín que a la niña le tomaron muestras de sangre y orina y mientras esperaban los resultados, ella se agravó, con diarrea y vómito. Por eso fue hospitalizada.
Cintya recordó la erupción en la piel que su hija había presentado semanas atrás. “Cuando le muestro la foto a la doctora me dice: ‘eso es COVID’. Yo no lo podía entender. Había pasado un mes desde que tuvimos el virus y venía lo más bien”, dijo en la entrevista.
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El jueves llegaron los resultados del hisopado que confirmaron el caso positivo de coronavirus. Luego, el domingo en la mañana, Julieta le dijo a su madre que no podía respirar, por lo Cintya Fonteina salió a buscar a la médica y a la paciente la pasaron a terapia intermedia por “neumonía”.
Según el medio, los padres de Julieta Arias están indignados, porque el miércoles antes ellos fueron los primeros en advertir sobre la mancha en los pulmones que se veía en la placa y no les hicieron caso.
“Esto te lleva a tener muchísimas dudas de cómo fue atendida, si le dieron la atención correspondiente, sacar los antibióticos que fue lo que le dieron por esa manchita en el pulmón. Nos decían: ‘Nos preocupa la gastroenteritis, la diarrea, la fiebre alta’”, resaltó el padre.
El lunes, 5 de julio, vino una de las peores noticias: “tenemos que intubar a tu hija”, les dijo el médico. Ese día, Cintya se despidió de su hija antes de que la pusieran en coma farmacológico. “Pedimos cadenas de oración en muchos grupos. Fue una cosa que nunca imaginamos que nos podía tocar a nosotros”, expresó.
Los siguientes días fueron de zozobra para la familia. A las 6 de la mañana del viernes, 9 de julio, Daniel Arias recibió un llamado del hospital en el que les dijeron que Julieta tenía un cuadro “muy severo” y “no toleraba la medicación”.
“A las 11 me volvieron a llamar para decirme que Julieta tuvo un paro cerebral y que era irreversible, que había que esperar que su corazón dejara de latir. Fue un balde de agua fría. Ya eso nos desestabilizó a todos acá”, sostuvo entre lágrimas. La niña murió una hora después.
Según lo que les dijo el médico, el COVID-19 le provocó a la pequeña una infección en todos sus órganos vitales: pulmones, corazón, hígado, es decir, un “síndrome inflamatorio multisistémico”.
“Nos dicen que los niños no se enferman y es mentira. Si hubiéramos sabido antes lo de las manchitas, esto sería todo muy distinto. Quedamos a la mitad, nos falta otra mitad que es mi hijita”, manifestó Cintya.
Para la familia, es importante que se pueda vacunar a todos los niños. “Si tienen hijos chiquitos y ven unos granitos raros en su cuerpo, vayan a ver qué está pasando. El sarpullido es un síntoma y nosotros nos venimos a enterar ahora. El médico de cabecera tendría que habernos dicho, más sabiendo que tuvimos coronavirus”, fue el mensaje con el que finalizó la entrevista.
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