Tropas estadounidenses y surcoreanas comenzaron el lunes sus maniobras anuales, después de que el presidente Donald Trump y su homólogo de Corea del Norte intercambiaron amenazas de guerra y de que Pyongyang realizó dos pruebas con misiles balísticos intercontinentales el mes pasado.
Las maniobras binacionales, llamadas Guardián de la Libertad Ulchi, son en gran parte juegos de guerra simulados por computadora, que se celebran cada verano y provocan airadas respuestas de Corea del Norte, que las ve como un ensayo de invasión. Los medios estatales de Pyongyang calificaron el domingo los ejercicios de este año como una actuación "imprudente" que podría desencadenar "la fase incontrolable de una guerra nuclear".
Pese a la amenaza, los ejércitos estadounidense y surcoreano iniciaron el lunes su plan de entrenamiento de 11 días como estaba previsto. En las maniobras participan 17.500 soldados estadounidenses y 50.000 surcoreanos, según el comando militar estadounidense en Corea del Sur y el Ministerio de Defensa surcoreano.
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Las maniobras no incluyen ningún ejercicio de instrucción sobre el terreno como pruebas de tiro con fuego real ni maniobras de tanques. Los soldados de la alianza, en su mayoría oficiales, se sientan ante computadoras para ensayar cómo entrar en batalla y afinar su proceso de toma de decisiones. Los aliados han dicho que los ejercicios son de naturaleza defensiva.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, dijo el lunes que Corea del Norte no debe utilizar las maniobras como una oportunidad de hacer nuevas provocaciones, y afirmó que los ejercicios se hacen de forma regular debido a las reiteradas provocaciones norcoreanas.
Pyongyang hizo el mes pasado dos ensayos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales, disparados en trayectorias muy verticales, y expertos de fuera del país estiman que esos misiles pueden alcanzar algunas partes de Estados Unidos como Alaska, Los Ángeles o Chicago si se hubieran disparado en trayectorias normales, menos verticales. Los analistas creen que solo es cuestión de tiempo que Corea del Norte alcance su viejo objetivo declarado de adquirir un misil nuclear que pueda llegar a cualquier parte de Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió este mes que respondería a una agresión norcoreana con "fuego y furia". Pyongyang, por su parte, amenazó con lanzar misiles al territorio estadounidense de Guam antes de que su líder diera un paso atrás, diciendo que primero vería cómo actúa Washington antes de seguir adelante con los planes de lanzamiento de misiles.