Nacido como una invasión, hace más de 50 años, la extensión de Tucunaré fue tan prolongada que existían casas en lo alto de una colina y en su parte baja, la personería jurídica fue otorgada 10 años después de su creación, pero hace 5 años los habitantes de la parte alta consideraron pertinente limitar el sector en dos zonas.
Miguel Arias, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Tucunaré Parte Alta, comentó que, en la mayoría de los casos, el presidente vivía en la parte de abajo, y cuando una persona necesitaba una carta o la solución a un problema, era necesario trasladarse por largas distancias.
“Hablamos con la Alcaldía para constituirnos como barrio independiente y, luego de reunir 75 firmas verificadas con la Secretaría de Planeación, concretamos la personería jurídica. La primera acción que hicimos después de eso, fue dividir el sector, intentaron tumbarlo con tutelas, pero ganamos el proceso y de ahí nació Tucunaré Parte Alta”, manifestó Arias.
Aún con la división, la zona sigue teniendo una gran comunidad, con 3.000 familias y 30 manzanas de extensión. El barrio cuenta con un aproximado 7.000 personas diversificadas, en su mayoría, en estratos uno y dos. Posee un centro cristiano, una cancha sintética, el Colegio Juan Atalaya y un parque antiguo en estado de abandono que necesita mantenimiento.
Alcantarillado, en proceso
Desde su creación, hace décadas, la comunidad construyó el alcantarillado con tubos de gres para garantizar un canal adecuado para el tránsito de agua, sin embargo, el presidente señala que, con el tiempo, sumado a los vehículos de carga pesada que recorren las calles, el material se ha deteriorado, lo que ocasionó hundimientos en el asfalto en el 70 por ciento de las manzanas del barrio.
La JAC, en el 2015, envió una carta a Aguas Kpital en donde se explicaba la urgencia de una intervención para reemplazar la tubería. Un año después, la empresa delegó a un ingeniero, quien tomó fotos e hizo los estudios pertinentes de suelo y confirmó las sospechas de los vecinos.
Las obras comenzarían de julio a diciembre del 2016, según lo estipulado por el ingeniero y la empresa, sin embargo, nunca se ejecutaron. Existen varias calles con el pavimento destruido por esta situación.
“En el 2019, luego de esperar por 3 años, decidí visitar al gerente y preguntarle por qué no habían comenzado las obras. La única respuesta que me dio fue que el barrio estaba en zona de alto riesgo y por eso no podían intervenir, a lo cual le refuté, porque llevamos más de 30 años viviendo en casas con titulaciones legalizadas, pagando impuesto predial, agua, luz y gas. Esa no era una excusa válida para nosotros”, expresó Arias.
El proyecto del reemplazo de tuberías fue construido por la Junta, y su alcance estaba pensado para las calles más críticas del sector, pero, si la situación no mejora, la comunidad abrirá un proceso jurídico para acelerar el proyecto.
La gestión de una Junta organizada
Arias se encuentra satisfecho con el apoyo que ha tenido con los vecinos y habitantes del sector. La Junta Comunal está integrada por 18 personas que trabajan mancomunadamente en sus obligaciones específicas para mantener organizado el barrio en cualquier eventualidad que suceda.
“La base de una organización comunal efectiva es la creación de comités, para delegar funciones y trabajar en equipo. Cuando una situación adversa sucede en algún sector, y me llaman, les pregunto si ya armaron el comité para elaborar una propuesta de solución y gestionamos desde ahí. El presidente no es una sola persona, somos todos, porque no soy la única persona que vive en el barrio”, apuntó el líder.
Tucunaré Parte Alta es uno de los pocos barrios que tiene su Junta Comunal completa. Arias asegura que, aun cuando existen diferencias entre vecinos por el rumbo a tomar en ciertas decisiones, las propuestas se escuchan y consensan entre todos en busca del bien común.
Al empezar la pandemia, la Secretaría de Gobierno afirmó que repartiría mercados para las familias que lo necesitaran y les pidió a los presidentes de los barrios cercanos que escribieran los nombres de los vecinos que se encontraban en una situación crítica, Arias se negó explicando que la situación económica había afectado a todo el barrio, no solo a algunos hogares.
“Al final nos dieron mercados a todas las familias, lo cual agradecemos, en otros barrios no tuvieron tanta suerte, una lista solo iba a generar problemas y resentimiento en los vecinos”, concluyó el líder comunal.
Crisis de seguridad
En su recorrido por las manzanas del barrio, La Opinión se encontró con un líder comunal que confesó que la inseguridad está en el tope máximo; ladrones y consumidores de estupefacientes frecuentan las calles, expectantes a cualquier objeto de valor que puedan robar de las casas.
“Es muy complicado ese tema en estos momentos, el barrio es el paso a una olla que está más abajo. Uno todos los días ve subir y bajar a las mismas personas. No podemos llamar a la policía porque tardan en llegar y amenazan a los vecinos que lo hacen, nos da temor por los niños y jóvenes que conviven en el área, pero todavía no hemos tenido una solución”, expresó.
Roberto recuerda que hace años tuvieron un frente de seguridad que fue exitoso, pero desde que se asentó la ‘olla’, hace tres años, cambió de forma radical el ambiente de la zona.
“Uno está sentado en el frente de su casa, hablando con la familia y de reojo observando qué personas pasan por ahí. Ya han robado espejos de carros y celulares, esperamos que la policía tome cartas en el asunto”, puntualizó.
Redacción | Miguel Landazábal
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