Una difícil situación económica atraviesan los cañicultores de la zona del Catatumbo debido a la superproducción de panela en otras regiones del país. La crisis la viven en carne propia los campesinos de los municipios de Convención, Teorama y González, este último en el sur del departamento del Cesar, debido a la llegada de producto endulzante desde Santander.
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Más de 3 mil familias resultan afectadas y solicitan al Gobierno un plan de salvaguarda de los cultivos para superar el impacto económico, indica Orlando José Carvajal Rincón, representante de la Cooperativa Integral de Productores de Caña, Cooincapro.
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Asimismo, el representante de la Federación Nacional de Paneleros, David Ibáñez, manifiesta que existe libre mercado en las plazas en la provincia de Ocaña y sur del Cesar hacia donde se comercializa el producto a bajo costo, pero los insumos “están por las nubes”.
El precio de la masificación de los cultivos
El aguadepanela, uno de los alimentos más populares en el país, ha suministrado energía y nutrientes en todos los hogares colombianos, sin embargo, la comercialización del producto tambalea al vaivén de la oferta y demanda.
La mayoría de comensales han tomado la bebida para acompañar las meriendas, incluso los ciclistas de alto rendimiento en el continente europeo dan testimonio de las bondades del jugo de la caña.
Asimismo, combinada con limón calma los problemas en las vías respiratorias ocasionados por los resfriados debido a los impactos del cambio climático. En ese afán por industrializar ese renglón de la economía durante el segundo mandato del presidente Álvaro Uribe Vélez se impulsó la iniciativa para la implementación de una planta de etanol en la hoya hidrográfica del río Suárez que baña a los departamentos de Santander y Boyacá.
Se duplicaron las hectáreas de los cañaduzales, pero el proyecto no ha dado los frutos esperados frustrando el sueño de los campesinos de la región. Entonces, buscaron otras alternativas para la fabricación de la panela y sus derivados.
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Esa sobreproducción en la dinámica del libre mercado llega a los distintos rincones de la provincia de Ocaña y sur del departamento del Cesar, generando rebajas ostensibles en los precios y quedando todo lo producido en los trapiches de la zona del Catatumbo.
El impacto en el bolsillo de los labriegos
El profesional de apoyo del área técnica del departamento Norte de Santander ante la Federación Nacional de Panela, ingeniero David Mauricio Ibáñez, explica que la sobreoferta en los mercados y la disminución en la demanda genera un bajonazo en la comercialización del producto. La caja de 18 kilos se vendía el año pasado a 60 mil pesos y en el presente oscila entre 42 y 45 mil pesos, precisa.
La crisis se agudiza con el incremento de los insumos para la elaboración de la panela. “Los fertilizantes, herbicidas, repuestos, motores, combustibles, lubricantes y pago de operadores de los trapiches han subido ostensiblemente y la situación es insostenible. Entonces, no pueden trabajar a pérdida, pues no alcanzar el punto de equilibrio”, agregó.
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La falta de promoción y la tendencia a la baja debido a los cambios en los hábitos alimenticios afecta la economía rural. “Por factor tiempo, mucha gente usa el azúcar o la panela pulverizada y no echa mano del bloque”, señala.
Oportunidad para superar la crisis
Los cañicultores de la región solicitan al presidente de la República, Gustavo Petro, interceder ante el Ministerio de Agricultura para la adopción de una política de trato diferencial con alivios tributarios y los costos de los insumos.
También piden regular la producción e incentivar la promoción en los mercados de las distintas instituciones oficiales para desarrollar los programas sociales como el Plan de Alimentación Escolar, PAE, sin que existan intermediarios.
De igual manera, requieren implementar estrategias para conquistar mercados con la elaboración de rones agrícolas en los territorios. Recuerdan que la Ley 2005 habla de incentivos a la explotación panelera en los mercados institucionales y apoyar a los cultivadores para mejorar las tecnologías y lograr la industrialización desde las fincas.
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Quedan entonces en el tintero esas iniciativas en aras de la reactivación de ese renglón de la economía en la zona del Catatumbo.
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