El emblemático templo de San Diego de Boquiní, con más de 200 años de historia, reabrió las puertas para propios y visitantes en el corregimiento de Pueblo Nuevo, jurisdicción del municipio de Ocaña.
El fallecido obispo de la Diócesis, monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz, durante la pandemia ordenó el cierre ante el inminente peligro por el desplome de los techos debido a los efectos de la ola invernal y los movimientos telúricos.
La administración municipal invirtió 101 millones de pesos de recursos propios y la Gobernación de Norte de Santander aportó 42 millones de pesos del Impuesto Nacional al Consumo para terminar la restauración de la estructura.
Aún falta la recuperación de las puertas, ventanas, las bancas y el cuarto del sacerdote, que presenta humedad, manifestó la vocera comunal Claudia Patricia Navarro Sanjuán.
El centro poblado es un destino turístico donde se implementó la ‘Ruta con aroma de café’ para mostrar los atractivos existentes en la región y se requiere además la adecuación de las vías de acceso, indicó el presidente de comunal Luis Eduardo Díaz.
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Los moradores de las veredas circunvecinas se preparan para las festividades de Navidad, fin y comienzos del año.
Entrega de la obra
La gente adelanta distintas actividades para hacer los aportes necesarios encaminados a promover las costumbres de la región y conservar la estructura colonial.
“La comunidad hoy día tiene el privilegio de celebrar oficios religiosos en este emblemático templo. El gobierno Municipal, comprometido con el bienestar de la gente, continúa llevando a cabo obras en beneficio de la ciudadanía”, señaló el mandatario local, Samir Fernando Casadiego Sanjuán.
Digne Sanjuan, habitante de Pueblo Nuevo, aseguró que es importante la reapertura al templo después de varios años cerrado.
Díaz agregó que es un gran logro para la comunidad, luego de esperar tanto tiempo. “Lo más urgente se hizo y esperamos recursos para la intervención total del histórico templo, visitado por muchas personas en la temporada alta de fin y comienzos de año”, recalcó.
Solicitó, además, la asignación presupuestal para la adecuación de la vía de acceso al centro poblado y ofrecer paquetes turísticos hacia la región.
Digne Sanjuán Tarazona, integrante del Comité Protemplo, resaltó los trabajos de mitigación de la emergencia por parte de la administración municipal.
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“Nuestra tarea continúa para terminar la adecuación del altar y así garantizar la participación a las ceremonias y visitas de propios y visitantes”, añadió.
Una reliquia arquitectónica
La construcción del templo data del año 1797 y los historiadores aseguran que la declaratoria como patrimonio cultural departamental se dio en el 2003.
Sin embargo, se ha convertido en un obstáculo para la intervención total ya que se requiere del aval de una mesa técnica.
Díaz señaló que fue un templo de adoctrinamiento que los mismos indígenas ayudaron a construir y sería lamentable que se convierta en ruinas por la negligencia de los dirigentes de la región.
Pueblo Nuevo es un corregimiento turístico donde las mujeres artesanas tejen los hilos del fique para exportar a otras partes del mundo.
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“Sus calles empedradas reciben a muchos visitantes, pero no tiene dolientes a la hora de una gran inversión”, precisó el líder.
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