Abandonada se encuentra la infraestructura del hogar de paso, adecuado durante la administración del abogado Yebrail Andrés Hadad Linero en el 2010, en Ocaña.

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Durante los procesos de fusión de instituciones educativas debido al número de estudiantes la escuela del barrio La Esperanza fue clausurada y se optó para llevar a los jóvenes infractores hacia ese lugar donde brindaba con la asesoría psicosocial para el retorno a casa.
 
Sin embargo, la iniciativa por falta de apoyo duró poco tiempo, cerró sus puertas y hasta la fecha ningún dirigente se ha preocupado por los programas de restitución del tejido social.
 
Los líderes comunales proponen transformar el recinto en un puesto de salud para atender a más de 20 mil habitantes del sur de la ciudad, pero la propuesta no ha hecho eco entre los gobernantes de turno.
 
La secretaria comunal Camila Cabrales Ropero indicó que los niños de los sectores aledaños como 12 de octubre y Las Alcantarillas deben caminar largos tramos para recibir clases.

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Asimismo, las personas con algunos síntomas sufren demasiado para la atención primaria pues deben trasladarse hacia el puesto de salud del barrio La Torcoroma o en el peor de los casos hacia el hospital local.

No escuchan a los líderes

El presidente comunal del barrio La Esperanza, Jonathan Fernando Guerrero Navarro, aseguró que no ha existido voluntad política para utilizar la sede de la antigua escuela para el montaje de un centro digital y un salón comunal. “El hogar de paso nunca funcionó, las camas y colchonetas fueron recogidas por la administración que tiene las llaves y el espacio no lo podemos utilizar ni siquiera para reuniones con el fin de analizar la problemática registrada en el sector”, agregó.
 
Indicó que solo se limitaron a pintar las paredes y hacer dos o tres arreglos en el interior. “Hemos hecho varios requerimientos al alcalde Samir Casadiego y nunca responde. A través de la universidad Francisco de Paula Santander seccional Ocaña se proyecta una sala de cómputos donde se puedan dictar talleres a los niños, pero tampoco se encuentra el aval”, recalcó.

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La idea de adecuar la escuela para un puesto de salud no ha sido aceptada ya que se debe cambiar el uso del suelo y solicitar los permisos pertinentes ante el hospital regional Emiro Quintero Cañizares, indican los asesores jurídicos de la administración municipal.
 

Planta física en ruinas

Los habitantes del barrio La Esperanza lamentan el deterioro de la planta física ante el descuido de la administración municipal.
 
Desde la creación del barrio hace más de 80 años, el benefactor Rafael Prince, donó el terreno para levantar la escuela y muchos profesionales aprendieron las primeras letras. 
 
“Yo trabajé como aseadora y me da tristeza observar cómo acabaron con un plantel educativo de la noche a la mañana”, manifiesta la señora Edilma Pineda quien reclama la adecuación de un puesto de salud.
 
Asegura que los mandatarios de turno se han comprometido con la restauración de la escuela, pero incumplen con la palabra empeñara.
 
Censura la actitud de la actual administración que ni siquiera facilita las llaves para montar un altar en el mes de mayo. “La señora Elida Sepúlveda solicitó la sede para la ceremonia religiosa y no permitieron la entrada como si nos fuéramos a quedar con la escuela”, anota el líder comunal Fernando Guerrero.
 

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En la recta final de la actual administración el alcalde Samir Casadiego manifiesta que se va a restaurar el lugar para ofrecer servicios a la población en condiciones de vulnerabilidad y los líderes comunales se muestran escépticos. Prefieren la adecuación de un puesto de salud para beneficios de las distintas comunidades.

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