Con una gran destreza y habilidad para interpretar melodías en el acordeón, la niña ocañera Isabel Sofía Picón Mora ganó la versión N° 54 del Festival de la Leyenda Vallenata en la categoría Femenina Menor.
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El jurado calificador le otorgó el puntaje perfecto durante la presentación de los aires de paseo con los temas: ‘Mi mortificación’, ‘La puya’, ‘El zoológico’, ‘El merengue’, ‘Rosita’, ‘El son’ y ‘Altos del Rosario, lo que generó la ovación y los aplausos del público en la tarima de ‘Francisco El Hombre” en la Plaza Alfonso López Pumarejo.
“Es un sueño hecho realidad gracias al esfuerzo y dedicación de mis padres que me han brindado todo, a los maestros Ildemaro Bolaños, Almes Granados quienes orientaron la preparación. A la Cooperativa Multiactiva de Pimpineros de Norte de Santander por confiar en mí y a Dios por haberme mostrado el sendero”, indicó la talentosa niña que se abre camino en el mundo del espectáculo.
Conquistar otras esferas
La pandemia nunca fue obstáculo para ensayar y debajo de un palo de mango de la casa de los abuelos en el corregimiento de Aguas Claras montaba los videos con sus canciones al lado de los primos y los difundía por las redes sociales.
Producto de ese esfuerzo y dedicación ya grabó un disco compacto titulado ‘Parte de la historia’, donde aparecen temas de su propia inspiración. Con la juglaresa Rita Fernández organiza otro material y también con Ivo, hijo del maestro Leandro Díaz, interpreta el acordeón.
En la mente está volver a México, donde estuvo antes de la pandemia con gran acogida y viajar a Europa en donde se programan conciertos.
“A los niños les aconsejo que definan el proyecto de vida, se fijen metas y luchen por alcanzar esos sueños”, dijo Isabel Sofía.
Su mamá, Johana Mora, no se cambia por nadie y disfruta de los éxitos de ese prodigio que tienen en casa. “Es una bendición de Dios observar a mi hija en la tarima, entonando canciones que llegan al alma y elevando las manos en agradecimiento al creador por ese talento”.
Representante del folclor
De estirpe campesina, nacida en el corregimiento de Aguas Claras, hija única de un comerciante y una enfermera, a sus 14 años ha cosechado triunfos a nivel local, regional, nacional e incluso internacional debido a la habilidad en sus pequeños dedos para interpretar el instrumento musical.
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“Es un gran logro para Ocaña y todo Norte de Santander, porque por primera vez en la historia se alcanza ese premio fruto de la constancia, el tesón y la dedicación diaria. Estamos felices por el puntaje máximo en las semifinales y la final. Sofía está para grandes cosas”, exclamó su padre Luis Fernando Picón.
Desde los 6 años comenzó a mostrar las dotes, admirada por grandes compositores y orientada por maestros quienes resaltan la destreza para arrancar melodías de un acordeón.
Cursa octavo grado de bachillerato en la Institución Educativa La Presentación y es un referente para los compañeros de estudios quienes admiran la capacidad de interpretar temas clásicos del folclor de la tierra de Francisco ‘El Hombre’.
‘Vuelvo al ruedo’, es la más reciente composición donde hace alusión al retorno a las tarimas luego de superar los momentos críticos de la pandemia.
Su vida ha transcurrido entre conciertos virtuales y presenciales. Tiene en mente viajar nuevamente a México y hacer la esperada gira por territorio europeo gracias al apoyo de la Cooperativa Multiactiva de Pimpineros del Norte de Santander, pues se ha convertido en la imagen institucional.
Muchos se muestran incrédulos cuando ven subir al escenario a una diminuta figura que hace un esfuerzo por mantener colgado en su pecho un instrumento de esa naturaleza, pero el concepto cambia cuando comienza a digitarlo con una destreza sin igual. “Ella arriba al escenario y sufre una transformación única, pareciera que no fuera mi hija y a todos nos anima para disfrutar de una buena parranda”, agregó su padre.
Fama a temprana edad
Muchos la han bautizado como la ‘Niña de los dedos de oro’ o la ‘Reina Isabel del acordeón’, ya que los aires vallenatos toman dimensión diferente en manos de esa prodigiosa artista.
“Me aplauden mucho y me dicen que siga adelante como ejemplo para la juventud”, exclamó la menor.
“Es una líder que transmite energía a los demás, obtiene buenas calificaciones, muy organizada con su tiempo para hacer tareas y ensayar los distintos ritmos”, señaló su señora madre Johana Mora, una enfermera de la clínica de La Torcoroma, quien no se cansa de contar a las compañeras de trabajo y a los pacientes el prodigio que tiene en casa.
A pesar de la pandemia, la agenda de esta niña es bastante apretada y se constituye en la sensación en ciudades como Cartagena, Bogotá, Bucaramanga y Barranquilla.
El nacimiento de una leyenda
Su padre recuerda que, desde los 6 años y medio, el talento cabalga en las venas de su hija, pues comenzó a notar en la niña esa inclinación hacia la música de la caja, la guacharaca y el acordeón.
“Íbamos en el carro, colocaba aquellas canciones de la vieja guardia y notaba que ella movía los piecitos, llevando el ritmo y entonando las melodías. Nunca imaginé que iba a surgir en ese estilo musical porque tenía la concepción de que ese instrumento era único y exclusivamente para hombres”, afirmó.
Cierto día caminaba por el parque principal 29 de Mayo y frente a la columna que simboliza la libertad de los esclavos había un niño con un acordeón de juguete y formó la pataleta que quería uno igual. Allí entendió que su hija iba a ser diferente a las demás y en ese diciembre en vez de las muñecas le compró una herramienta de verdad para destilar todo el talento que alberga en el alma.
“Fui a la escuela del maestro Jorge Vergel y le conté la extraña afición de mi hija y sin dudar un instante la matriculé. Se mostró sorprendido por la agilidad para asimilar las notas de la escala musical y en ese primer año alcanzó el octavo lugar en el Festival de la Leyenda Vallenata”, cuenta.
Arpegios al viento
Indicó que el primero en percatarse del talento fue Andrés “El Turco Gil” quien la becó en la academia y la incorporó a los niños vallenatos de Colombia. Fruto de esa preparación en la versión número 50 del Festival alcanzó el segundo lugar. “Esa niña no le tiene miedo a nada y se abre camino en el mundo musical”.
Ha despertado buenos comentarios de Almes Granados, Ivo Luis Díaz, hijo del maestro Leandro Díaz y Ruby López quienes ofrecen respaldo para seguir cosechando triunfos. En la actualidad recibe instrucciones del maestro Ildemaro Bolaños y está optimista de alcanzar grandes logros.
El decano de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad Francisco de Paula Santander, José Julián Cadena, igualmente ofrece el apoyo a través del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Ocaña.
El primer acordeón profesional le costó 1.500.000 pesos y hoy cuenta con cinco que los cuida como una reliquia, los limpia, los consciente y les habla para que sirvan de complemento a su vocación.
“Uno lo recibió de manos de los miembros de la Cámara de Comercio del Cesar, José Luis Hurón Márquez y Álvaro Montoya, un Honner tres coronas”, agregó su padre.
Apasionada por los números
Aunque muchos no lo crean, la niña prodigio del acordeón es una de las mejores estudiantes de matemáticas y piensa estudiar ingeniería civil. Allegados indican que la música ha estimulado todos los sentidos y por eso es una buena estudiante.
“Primero quiero ser reina en todas las categorías y enseñar a los niños de escasos recursos económicos para que aprendan un arte. Luego ser una profesional como ingeniera para aportar el desarrollo y crecimiento de mi país”, exclamó la niña con pensamientos de una mujer grande.
Es hija de Luis Fernando Picón un comerciante de víveres de la plaza de mercado, tecnólogo en obras civiles de la Universidad Francisco de Paula Santander de Ocaña y la enfermera Johana Mora quienes le han inculcado los valores éticos y morales para la formación integral del ser humano.
“Ella es una niña normal que estudia, hace tareas y en los ratos libres se cuelga el acordeón. Sagradamente, antes de acostarse ensaya todos los ritmos”, dijo su papá.
Papel y lápiz a las primeras canciones
Desde ya compone canciones que interpreta en el escenario y una de ellas es el tema titulado “Talento y folclor”. Además, le encanta improvisar versos a través de la piquería.
Se destaca la puya que compuso al sentir miradas displicentes de los contendores cuando la veían como una niña más del montón.
“Yo soy Isabel Sofía un talento pal acordeón,
cuando estoy en la tarima no le temo al contendor.
Dónde están esos pollos, los que dicen que tocan,
que se las tiran de bravos y los revuelco con mis notas”.
“Yo tengo un talento innato y soy de sangre vallenata y dicen los envidiosos que esta peladita no canta, que no toca merengue ni puya y que el paseo no lo toco, que no tengo sabor y a donde quiera que vaya hago respetar mi folclor”
Así dice la puya “Talento y folclor” que compuso para participar en el festival del canal comunitario TV San Jorge.
Además, tocó el paseo “Las mujeres preguntando”, “El merengue”, “El siniestro de ovejas” y en ritmo de son “La Carta”.
Pequeña gigante del acordeón
Isabel Sofía ocupa el cuadro de honor entre las mejores estudiantes de la institución, la infaltable entre las invitadas de los cumpleaños y acontecimientos importantes de Ocaña.
Además, integra el grupo de danzas. No se cansa de agradecer a Dios por la salud, el talento y la familia que le regaló.
A pesar de que no lo conoció, admira el estilo de Juancho Rois y la capacidad de composición de Diomedes Díaz por su alegría y sabrosura.
Y para su formación reconoce a los maestros como Jorge Vergel, su hijo Jorge Alonso, Andrés “El Turco” Gil y Almes Granados.
Ya tiene definido el sueño de estudiar ingeniería pues le encantan los números. En la casa tiene a una mascota, una perrita llamada Lulú que se monta al sofá a verla tocar.
Recuerda que el primer acordeón fue de color rojo, y el punto de partida para incursionar en el mundo mágico de la música. “A los niños les recomiendo que sigan sus sueños, practiquen un deporte, descubran sus talentos y nunca vayan por el camino equivocado”, aconseja la pequeña artista.
Los acordeones y peluches decoran el cuarto de una niñez plena donde cultiva muchos sueños.
Con una altivez exclama que las mujeres pueden llegar a grandes sitiales. “Sí se puede, tenemos brazos para alcanzar metas, piernas para perseguir sueños y la vocación para servir a la humanidad. Yo cuento con un padre maravilloso y una madre abnegada para salir adelante”, exclama la niña con mentalidad de un adulto.
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