La no llegada de universitarios a Pamplona por las medidas preventivas del contagio de la COVID-19, ha impactado negativamente en la economía del municipio, teniendo en cuenta que los estudiantes se constituyen en la principal fuente de ingreso del sector comercial, empresarial y de venta de servicios.
Cada semestre llegan unos 13.000 que invierten en el pago de arriendo, alimentación, transporte público, internet, vestuario, peluquería, adquisición de materiales académicos, pedagógicos, lavado de ropa y en el cubrir otras necesidades básicas.
La situación se agudizó en marzo de 2020 cuando el Gobierno nacional declaró la emergencia sanitaria y dictó otras medidas para la prevención del virus que empezaba a propagarse en el país.
Esto conllevó a la suspensión de las clases presenciales y los estudiantes optaron por retornar a sus lugares de procedencia. También lo hicieron las familias que alimentaban por mensualidad a los universitarios, quienes por sustracción de materia tuvieron que entregar las viviendas que mantenían en arriendo.
En varios casos se cerraron establecimientos de comercio y otros ante la falta de clientes se reinventaron para poder subsistir de la crisis que se acentúo a lo largo de los meses de 2020.Los sectores productivos iniciaron el nuevo año con un marcado optimismo ante los anuncios del presidente de la República, Iván Duque, sobre la llegada de la vacuna contra la COVID-19.
La realidad
Para Carlos Solano, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Pamplona, era una situación que no estaba presupuestada y que ha golpeado negativamente la economía del municipio y la región.
En el caso de Pamplona, considera que es un problema evidente, teniendo en cuenta que la ciudad depende de la estadía de los estudiantes de la Universidad.
Para el representante del gremio de la producción, el coronavirus y la no estadía de universitarios han golpeado las finanzas de la población.
“El sector económico no estaba listo para afrontar una pandemia y mucho menos que llegara a nuestro territorio en donde se presume que durará un largo tiempo”, dijo.
Las medidas de aislamiento obligatorio, de acuerdo con Solano, paralizaron las unidades productivas y demás actividades cotidianas que generaron el primer impacto con incidencia en lo económico.
“A pesar de todas las dificultades nuestro gremio aprendió a manejar el tema del virus y ha empezado a reactivar algunos servicios de comercio e industria”, precisó.
Ante el cierre prolongado y la falta clientes, según el director ejecutivo de la Cámara de Comercio, algunos propietarios de negocios empezaron a cambiar de actividades y surgieron nuevos emprendimientos o formas de salir adelante.
Entre ellos, están los servicios de domicilios que antes de la pandemia estaban registradas dos empresas. Ahora la cifra aumentó a 21.
En este sentido, sostuvo que más de 200 personas entraron directa e indirectamente a trabajar; permitiendo un alivio para muchas familias que día a día movilizan los productos y servicios de primera necesidad. Algunos comerciantes y empresarios entregaron los locales para no seguir pagando arriendo, trasladándose a sus casas.
Al referirse a la no asistencia a las aulas de clases de la Universidad de Pamplona y del Instituto Superior de Educación Rural (Iser), dijo que la ciudad deja de percibir más de 7.800 millones de pesos al mes.
Solano, puntualizó que de las 139 papelerías que funcionaban ante la crisis económica seis cerraron definitiva las actividades comerciales.
“Los demás negocios de este tipo se arriesgan a seguir bajo un panorama de optimismo e implementando estrategias de venta para mantenerse activas y no desparecer del mercado local”, agregó.
También se refirió al tema de las viviendas en donde aseguró que las entregas a las arrendadoras son considerables y que otros sectores están asfixiados por la falta de los habituales clientes.
El representante del gremio de la producción pamplonesa, reiteró que en la ciudad crecieron los negocios informales, representados en ventas ambulantes, barberías y salas de belleza.
“Hoy tenemos 104 peluquería registradas en la Cámara de Comercio, de las más de 200 que trabajan de manera informal”, dijo.
Todo se lo atribuye a la situación económica que golpea la región, ya la gente opta por trabajar sin estar registrados en la Cámara de Comercio y en Hacienda Municipal.
Afectados
Luis Orlando Zambrano García, quien tiene una papelería al frente de la sede Nuestra Señora del Rosario de la Universidad de Pamplona, dice que le ha tocado vivir las “verdes y maduras” desde que empezó la pandemia de la COVID-19, por la no presencia de estudiantes.
“Estamos trabajando en un 10% y cada día las pérdidas son mayores. Lo que se produce a duras penas alcanza para pagar arriendo y servicios públicos”, afirmó.
Para que se pueda empezar a reactivar el comercio, considera que la Universidad de Pamplona y demás entidades del Gobierno deben darles prioridad presencial a los estudiantes de los últimos semestres y de prácticas.
Otro de los sectores golpeados por la pandemia y la falta de universitarios son las droguerías que además de expender medicamentos, también tienen líneas de cosméticos, suplementos vitamínicos y útiles de aseo personal.
“Para nadie es un secreto que vivimos del 90% de los estudiantes, que son quienes mueven la economía de Pamplona”, manifestó el farmaceuta Luis Martínez.
De las ventas que hace en temporada normal, en las actuales circunstancias alcanza a vender poco, por lo que no tiene dinero para hacer pedidos o surtidos.
Los arriendos
Henry Acero, propietario de una de las inmobiliarias más tradiciones de Pamplona, aseguró que la pandemia ha afectado considerablemente a quienes se dedican al negocio de arriendo de locales comerciales y viviendas.
En el negocio que administra desde hace más de 30 años y que ha estado al servicio de la comunidad, es la primera vez que soporta una crisis sin precedentes en la historia de la región.
“Nos han desocupado muchos inmuebles que sobrepasan más de 200, entre locales, apartamentos y casas como producto de la no llegada de los universitarios”, manifestó.
El empresario, compara la crisis de la pandemia y la no estadía de los estudiantes, como un efecto dominó que impactó negativamente en todos los sectores económicos y sociales del municipio.
Acero Ojeda, considera que llegó la hora que en Pamplona se den otras opciones de cambio para no depender únicamente del andamiaje de la Universidad de Pamplona, sino que se le debe apostar al turismo cultural, histórico, religioso y ambiental.
Ante esto agregó que otras de las opciones sería el fomento de la industria y grandes empresas que entrarían a generar nuevas fuentes de empleo y desarrollo.