En Colombia hay personas que devengan un salario mensual de 35,3 millones de pesos pagado por el Estado, a pesar de no tener siquiera el título de bachiller. Así suene inverosímil, esa es la realidad de algunos congresistas, que reciben esa cuantiosa suma sin tener un título profesional, debido a que la ley no lo exige.
Así quedó en evidencia gracias a un informe del Observatorio de la Universidad Colombiana en el que se hizo una radiografía sobre el nivel de formación académica de los legisladores colombianos que iniciaron su periodo el 20 de julio pasado y que ocuparán su curul hasta 2026.
El informe detalló que congresistas mediáticos del país como Wilson Arias (Pacto Histórico), Aída Avella (Pacto Histórico), Ariel Ávila (Alianza Verde), Miguel Polo Polo (curul afro), Alirio Barrera (Centro Democrático), Gustavo Bolívar (Pacto Histórico) y María Fernanda Cabal (Centro Democrático) tienen hojas de vida con menores niveles de formación profesional formal.
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En contraste, hay otros con altos niveles de formación que pasan desapercibidos debido a que son poco reconocidos ante la opinión pública. Es el caso de Andrea Padilla (Alianza Verde), Jairo Cristo Correa (Cambio Radical), Wílder Escobar Ortiz (Gente en Movimiento), Ana Paola Agudelo (Mira), Gabriel Becerra Yáñez (Unión Patriótica) y Karina Espinosa Oliver (Partido Liberal).
El Observatorio analizó las hojas de vida que divulgaron 275 congresistas, 109 senadores y 166 representantes a la Cámara, y se advirtió que en Colombia no se exige que los legisladores suban a un repositorio las credenciales de su formación académica, pues no hay un nivel de educación exigido para llegar al Congreso.
“44 no reportan ningún estudio universitario a nivel de pregrado, bien sea técnico profesional, tecnológico o profesional universitario; 108 registran algún pregrado como máximo nivel de estudios, y solo 6 reportan algún nivel de estudio a nivel de doctorado. Otros 44 registran una o más especializaciones como máximo nivel de estudios y 73 tienen maestría”, dice el informe.
En esa línea, se detalló que entre quienes no registran estudios superiores están los 10 congresistas del Partido Comunes (antes Farc), pero también políticos tradicionales. Pero eso no es todo, el informe además arrojó que senadores como Bolívar, Álex Flórez y María José Pizarro cuentan con estudios universitarios de pregrado iniciados, pero aún no titulados.
“Este informe muestra la tendencia y en algunos casos los datos pueden tener un sesgo nacido de lo presentado por los propios legisladores y no por error en el análisis. Incluso, llama la atención que muchos ni siquiera dicen en qué universidad cursaron sus estudios de pregrado o posgrado o, incluso, si se titularon o no”, detalló el Observatorio.
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También se hizo un ranking de los partidos con congresistas más preparados, que lideró el Mira, seguido por Cambio Radical, el Partido Liberal, el Partido Conservador y la Alianza Verde.
Discusión que sigue vigente
La formación académica de los legisladores en Colombia es un asunto que cada cuatro años –cuando se elige el nuevo Congreso– se discute. Uno de los más cuestionados por este asunto fue Ernesto Macías, senador entre 2018 y 2022, quien tuvo que revelar su título de bachiller porque sus opositores lo señalaron de haberlo falsificado. Tanto fue el revuelo con el tema que incluso Macías publicó un libro en tono de humor que tituló ‘Crónicas de un bachiller’.
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Más allá de la anécdota del exsenador del Centro Democrático, hay un debate de fondo que se enfoca en cuestionar el porqué quienes crean las leyes en el país no están obligados a tener una amplia preparación académica. La respuesta está en la Constitución colombiana, pues nunca se definió ese requisito legal para aspirar a una curul en el Congreso.
A favor de los congresistas está el hecho de que hacer bien su trabajo legislativo no depende del nivel de formación académica, pues incluso el Estado le garantiza a cada congresista una amalgama de asesores que puede contratar a través de su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL). No obstante, no deja de llamar la atención el hecho de que con un diploma de bachiller, o sin él, una persona se gane 35 salarios mínimos al mes.
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