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Política
Constituyente acentúa bandos en disputa en el petrismo
Al interior del petrismo hay dos dos bandos: aquellos que abogan por modificar la Constitución, y otros que apuestan por el acuerdo nacional.
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Colprensa
Colprensa
Viernes, 31 de Mayo de 2024

El ruido alrededor de la mentada constituyente del presidente Gustavo Petro subió a decibeles insospechados. Cuando el país aún trataba de digerir que la convocatoria se hiciera echando mano del Acuerdo de Paz firmado con las Farc, escuderos del Gobierno le echaron leña al fuego y le agregaron al avispero la supuesta reelección del mandatario y hasta una constituyente vía decreto. Todo, con tal de saltarse al Congreso.

Al margen de la crispación y e incluso la histeria que se vive en mentideros políticos, lo cierto es que el timonazo constituyente terminó por desnudar –una vez más– los dos bandos en puja al interior del petrismo: aquellos que, con un dejo de radicalidad, abogan por modificar la Constitución para aterrizar las reformas, y otros que, fieles a la concertación y al diálogo, apuestan por el acuerdo nacional para llevar a buen puerto las ideas de cambio.

En la mitad queda el presidente Gustavo Petro que, aunque sigue mandando mensajes erráticos alrededor de cómo podría hacer realidad su constituyente, al menos ya parece cerrarle la puerta a la reelección. Incluso, la propia Presidencia tuvo que salir a aclarar que “no es verdad que el 20 de julio, ni en ninguna otra fecha, el presidente cerrará el Congreso”.


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“Yo no he hablado aquí de una asamblea constituyente, como repite una y otra vez la prensa, y menos aún para reelegirme. Los que se reeligieron fueron otros, no yo. Cambiaron la Constitución para ello. Aquí yo estoy hablando de un poder constituyente. No confundan el objetivo con los medios”, argumentó el presidente desde Pueblo Nuevo, en Córdoba.

Sin embargo, las declaraciones del mandatario distan de lo que decía semanas atrás, cuando reclamó que si el Gobierno elegido popularmente “no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y (se lo) impiden, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente. Colombia no se tiene que arrodillar. El triunfo popular de 2022 se respeta”.

Entre ruidos y negaciones

La chispa la encendió la senadora Isabel Zuleta, del Pacto Histórico, quien admitió que un sector petrista sí estaba buscando la reelección del primer mandatario. “Lo que me ha dicho la ciudadanía y tiene toda la claridad, es que no le han permitido gobernar (al presidente)”.

No obstante, los ánimos se terminaron de caldear luego de que el exfiscal Eduardo Montealegre –cercano al proyecto político del Jefe de Estado–, se mostró partidario de que la convocatoria de una constituyente se haga a través de un decreto y que incluso, allí se proponga extender, entre otras, su mandato presidencial. “Es totalmente legítimo”, dijo.

Lo dicho por Montealegre le terminó dando gasolina al planteamiento que días atrás formuló el excanciller Álvaro Leyva, quien sostuvo que, con base en un apartado del Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc, el Gobierno tendría vía libre para hacer la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

Pese al rechazo nacional y a la oposición de cinco expresidentes –entre ellos, el artífice de lo acordado en La Habana (Cuba), Juan Manuel Santos–, Leyva insiste en su idea e incluso, divulgó un inquietante mensaje en redes sociales: “Se llevarán grandes sorpresas, todo para bien de la patria y de todos los colombianos”.


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Al coro se sumó nada menos que Pablo Beltrán, jefe negociador de la guerrilla del ELN en la mesa de diálogos con el Gobierno, quien ha defendido que “hay que recurrir al constituyente primario” para hacer realidad los cambios que demanda al país. De hecho, esta semana hubo polémica porque la firma del primer acuerdo entre las partes –relacionado con participación de la sociedad civil–, abrió la puerta, según sectores como la ANDI, a que se tramite la constituyente. Lo anterior, en la medida en que el comité creado para recibir propuestas de la ciudadanía tendrá que evaluarlas y eso bastará para que se conviertan en políticas de Estado.

Concertación, la salida

En la otra orilla de la discusión quedaron aquellos sectores que insisten en que el acuerdo nacional que ha pregonado Petro es la salida para aterrizar sus reformas sociales y que una constituyente implicaría abrir adentrarse en una discusión que –como se dice una y otra vez–, se sabe cómo comienza, pero no cómo termina.

Advirtiendo que no deja de ser una propuesta inoportuna, el jurista Rodrigo Uprimny, exdirector de Dejusticia, ha reclamado que el llamado a la constituyente incrementa la “polarización corrosiva” que vive el país. “Sectores de la derecha lo ven como el asalto petrista a la democracia y sectores de la izquierda como el inicio de la revolución. En ese ambiente crispado es muy difícil lograr los acuerdos necesarios para impulsar las transformaciones que Colombia requiere”, agregó.

Esa declaración se suma a lo dicho por figuras como el senador Iván Cepeda, del Pacto Histórico, quien ha insistido en retomar el acuerdo nacional con diferentes sectores y partidos: “Son posiciones que he sostenido desde siempre, no es que ahora en estos últimos días se me ocurrió hacer una delectación; lo he pensado desde siempre”.

Inclusive, el expresidente Ernesto Samper –uno de los aliados irrestrictos de Petro– también tomó distancia de una constituyente nacida del Acuerdo de Paz, insistiendo en que la propia Constitución marca la ruta para la Asamblea Constituyente: la aprobación por una ley de mayorías en el Congreso, apoyada por una tercera parte del censo electoral (alrededor de 13 millones de ciudadanos).


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“A la luz de estas normas vigentes, no es posible legitimar la convocatoria de una Asamblea Constituyente en el Acuerdo de Paz de La Habana suscrito entre el Estado y las Farc: sería una constituyente de facto, un salto al vacío de la institucionalidad que empezaría por desconocer el Congreso y la Corte Constitucional”, sostuvo.

A esas voces se suman la de activistas como la actriz Margarita Rosa de Francisco, quien ha asegurado que “no es viable en este momento y el presidente lo sabe. No habría quórum. El gran problema de la sociedad colombiana es que estamos en pleno cambio hacia una nueva mentalidad”, aseguró semanas atrás.

La pelota queda en manos del presidente Gustavo Petro que se enfrenta ante dos sectores que cada vez se distancian más, pero que tienen capacidad de hablarle al oído en igualdad de condiciones. El camino que tome el mandatario podría acentuar aún más el hermetismo y la histeria que persiste en un sector de la sociedad o, por el contrario, afianzaría la unidad y el diálogo que tanto pregonó en campaña.

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