Formado políticamente en el Nuevo Liberalismo, que lideró Luis Carlos Galán, Iván Marulanda es un dirigente colombiano con posiciones muy definidas que le apuestan a cambios de fondo en el manejo de la Nación, desde el Gobierno y los partidos que representan los diferentes matices de opinión.
Su carrera pública es de varios años y sigue vigente. Ahora está acompañando a Sergio Fajardo en su aspiración presidencial. Marulanda estuvo recientemente en Cúcuta promoviendo la candidatura del exgobernador de Antioquia y habló con La Opinión sobre la actualidad política.
¿Cómo ve las nuevas posibilidades de la política colombiana, tomando en cuenta el acuerdo de paz con las Farc y las negociaciones con el Eln?
El proceso de paz actual es el acontecimiento del país más importante en los últimos 50 años. A muchas generaciones les ha tocado padecer la violencia política, con unas consecuencias desastrosas. Pero hay que reconocer que el país no ha entendido cabalmente lo que esto significa. Hay una paradoja: se cierra el capítulo de la lucha armada y nacemos a una nueva etapa que todavía no alcanzamos a apreciar. Con el Eln también se llegará al acuerdo buscado, a pesar de las complejidades de este grupo.
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¿Y cómo ve a los partidos políticos en esta nueva etapa?
Los partidos políticos en Colombia desaparecieron. Se desdibujaron sus principios ideológicos y sus compromisos sociales. Pasaron a ser unas agencias de negocios, de puestos y de explotación de la sociedad. Perdieron credibilidad y la capacidad de convocatoria. Mediante la compra de votos tienen unos resultados electorales, pero son una rueda loca que nos lleva a la corrupción. No hay respuestas a los problemas, porque no son centros de pensamiento ni de ejecución de políticas públicas. Vamos a ver si el hastío que hay en Colombia ya tocó fondo y viramos hacia un cambio, con nuevos actores y nuevos compromisos.
¿Quiénes podrían ser esos nuevos actores?
Hay opciones de renovación, como es el caso de Sergio Fajardo, a quien estoy acompañando desde hace unos siete años. Personas como él tienen mucho que ofrecerle al futuro de este país y creo que habrá un respuesta positiva.
En ese contexto, ¿qué fortalezas están dadas para los cambios que deben asumirse?
El país está en un momento muy difícil. Se requiere un cambio a profundidad y hay que empezar por cortar de raíz lo que perturba, pero ese salto lo debe dar el propio pueblo. La conciencia ciudadana tiene que actuar. Para los cargos públicos hay que elegir gente nueva, con valores éticos, con principios morales, con capacidad de entender la problemática social y administrar lo público con inteligencia, con bases científicas y que eso represente un viraje. Insisto, la experiencia de Fajardo como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia es muy diciente.
Ya que insiste en Fajardo, ¿cuáles son las posibilidades reales del exgobernador en la escena política de hoy?
La gente ha entrado en hastío ante tanta corrupción. Por el enriquecimiento ilícito de los políticos, por los casos de Reficar y de Odebrecht, hay una reacción de rabia ciudadana que se va a expresar en las urnas por el cambio, para borrar del mapa a esa vieja clase política. Es una revolución pacífica y democrática de la ciudadanía. Acaba de ocurrir en Francia y eso se va a repetir en Colombia. Va a llegar por fin un aire nuevo. Son fenómenos que se dan en la historia y la opción es Sergio Fajardo.
¿Cómo podrían acomodarse en ese proceso la derecha y la izquierda?
La izquierda y la derecha ya no son referentes en la política mundial, como eran antes en la época de la Guerra Fría. Hoy por hoy lo que prima en Colombia, en las decisiones de la gente, son otras cosas. Por ejemplo, hay unas emociones fuertes que giran alrededor de la disputa y la polarización entre el presidente Juan Manuel Santos y el expresidente Álvaro Uribe, en lo que ellos representan. No es la izquierda y la derecha porque ellos son exponentes de las castas dominantes. Hay otra polarización evidente y es la gente que no quiere saber nada de las Farc, de lo que significa ese espectro cercano al régimen chavista. Pero hay un centro, donde está Fajardo, que le expresa a los colombinos algo diferente a esa pugna. El tema es el futuro, lo que debe ser el país hacia adelante, pensado desde la educación, desde la ciencia, desde la cultura, la innovación, el empleo, la modernización, la integración, la descentralización. Es el futuro de nuestros hijos y no el predominio de las viejas fuerzas.
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¿Cree que el debate electoral de 2018 será muy caliente?
Muy caliente y muy doloroso en la parte visible de la política. Los factores que están en la polarización se encarnarán aún más con lenguaje grosero y virulento para exacerbar los ánimos. Pienso que ante eso habrá una respuesta de rechazo a los actores de tales posiciones agresivas.
Dijo el exministro Fernando Londoño que de ganar el Centro Democrático haría trizas el acuerdo con las Farc. ¿Qué cree usted que podría pasar?
Así podría ocurrir. Dirigentes como Fernando Londoño Hoyos no se quedan en medias tintas. Pero eso sería catastrófico para este país. Se perdería la confianza en la palabra del Estado y se reabrirían las puertas para el regreso a la confrontación.
¿Cómo ve la influencia del presidente Donald Trump en la política latinoamericana?
Trump es un gran problema para el mundo. Pero, ante todo, lo es para los norteamericanos. Él acabó con el poder real del imperio representado por su nación. Está en una situación de debilidad muy fuerte y no tiene influencia en América Latina.