Superada la consulta del Partido Liberal para escoger el candidato de esa colectividad a la Presidencia de Colombia y en la cual compitió con Humberto De la Calle, Juan Fernando Cristo Bustos, se mantuvo en el escenario político de la nación, fiel a su causa. 

En víspera de las elecciones de Congreso el próximo domingo, el exministro del Interior habló sobre este evento.

-¿Cómo ve el ánimo de los colombianos frente a las elecciones del próximo domingo?

Este ha sido un debate electoral muy atípico. La demora en la aprobación o negación de la reforma electoral dilató el comienzo de las campañas. La revelación de los hechos de corrupción ha generado indignación en amplios sectores de opinión. 

La participación de las Farc como partido político, más la dispersión de las candidaturas presidenciales, muchas apoyadas en firmas, son elementos nuevos con efectos de incertidumbre en las elecciones tanto de Congreso como de presidente de la República. 

Y mientras se desarman las Farc pareciera que los colombianos que estamos en la institucionalidad hubiéramos armado la lengua para  polarizar el país y dividirnos más, con resultados de episodios preocupantes como los de Armenia contra Timochenko, de  Cúcuta durante la manifestación de Petro, de Popayán en la de Uribe y en actos de otros candidatos. Eso no le conviene a la democracia de este país.

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-En esas condiciones cómo ve las posibilidades del Partido Liberal con respecto a las elecciones para congresistas.

A mi me ha sorprendido que el  liberalismo se esté moviendo con tanta intensidad y tanta fortaleza en muchas regiones del país, lo cual indica que hay unos dirigentes activos, decididos a mantener la colectividad, a pesar de haberse quedado sin jefe y sin director en lo nacional. César Gaviria está de jefe de debate de un candidato al Senado, y no de la conducción del Partido, el cual se ha quedado sin orientación, a pesar de todo lo que representa para Colombia. 

-¿Y en cuanto a las elecciones presidenciales cuáles son las perspectivas del Partido Liberal?

Yo vengo acompañando a  Humberto De la Calle, no solo porque es el  compromiso acogido en la consulta liberal, sino porque en la actual coyuntura polarizante y agresiva que vive el país, la mejor opción para Colombia es él, quien representa un cambio tranquilo, sereno. Su propuesta es consolidar la paz con reformas sociales pero sin sobresaltos institucionales y sin generar una innecesaria guerra de clases en Colombia. Sin embargo, la tarea es difícil. 

El escenario resulta complejo y estoy convencido que después del 11 de marzo tendrán que convocarse muchas fuerzas sociales, democráticas, muchas fuerzas amigas de la paz para construir un gran acuerdo que permita garantizar la victoria de quienes creemos que la nación no puede dar marcha  atrás en la paz que ya conseguimos.

-¿Cuál es su predicción sobre las elecciones para Presidente de la República, dadas las actuales condiciones y las anticipaciones que hacen algunas encuestas?

Todavía es prematuro hacer algún cálculo. Hay muchas versiones. Hay incertidumbre y confusión en la gente. Confío en que después del 11 de marzo los colombianos van a entender que Humberto de la Calle es la mejor opción que tiene el país. Como ya lo dije, es la paz y tiene claridad sobre las soluciones que requieren los problemas de la nación. Hay que sumar apoyos de diferentes sectores democráticos.  

Asimismo, espero que el liberalismo salga fortalecido el 11 de marzo en Norte Santander votando por los candidatos de la colectividad, Andrés Cristo al Senado y Jorge Acevedo y Alejandro Carlos Chacón para la Cámara. Se espera que Andrés Cristo tenga una amplia mayoría y que el Partido conserve la dos curules de Cámara con Acevedo y Chacón.

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-¿Cuál es su lectura sobre las versiones, según las cuales Colombia está en riesgo de caer en el llamado castrochavismo por las políticas del Gobierno de Santos?

Hay sectores de la extrema derecha que duraron décadas asustando a los colombianos con las Farc. Era el coco. Como se les agotó ese fantasma entonces ahora se inventaron el castrochavismo. Pero no hay tal. Colombia, con las fortalezas de sus instituciones, la independencia de los poderes y la manera cómo piensa este país, no corre el riesgo de caer en la penosa situación en que está Venezuela. 

Lo que pretenden quienes se empeñan en esa propaganda es que el país no cambie, o que no se haga una reforma a la distribución de la tierra, que no se avance en el fortalecimiento de la salud y la educación, que no se deben defender las libertades públicas. Prefieren preservar las desigualdades y la pobreza, que resultan insoportables.  Por eso hay que impulsar políticas progresistas, de esencia liberal, como están en el programa de Humberto de la Calle.

-¿Cómo analiza las acciones del Eln, a pesar de comprometerse en las negociaciones de paz?

El Ejército de Liberación Nacional no ha entendido que este país cambió. Pretender avanzar en una negociación de paz con voladuras al oleoducto y atentados a la fuerza pública y a la población civil es un absurdo. 

El Eln dice una cosa y hace lo contrario. Todo indica, además, que internamente está muy fracturado. Mientras no tenga capacidad de cumplir con el cese unilateral del fuego, como lo hicieron las Farc en su momento, está bien que el Gobierno  suspenda las negociaciones. Tiene que decir con claridad cuál es su decisión respecto a la búsqueda de un acuerdo paz y no seguir con incertidumbres.

-¿Cómo ve el futuro de la paz en Colombia después del acuerdo de La Habana a que llegaron el Gobierno y las Farc?

Yo espero que lo acordado en La Habana tenga cabal cumplimiento en todos los aspectos, cualquiera sea el resultado de las elecciones. Se tiene que complementar la implementación y poner en marcha los mecanismos de la justicia especial. Al mismo tiempo se debe concretar la negociación con el Eln para su desmovilización.

-¿Cuál debe  ser la posición del Gobierno de  Colombia frente al Gobierno de Venezuela presidido por Nicolás Maduro?

Me parece que  la posición de Colombia, liderada por el presidente Santos y la canciller María Ángela Holguín, es la adecuada.Se busca una salida pacífica y democrática a la situación de Venezuela. A las elecciones amañadas que pretende realizar el presidente Maduro nuestro país debe asumir un liderazgo continental para exigir respecto a la democracia, las libertades públicas y a los derechos humanos.

En el caso de la migración hay que mantener las puertas abiertas para los colombianos que regresan y también los venezolanos.  No hay que prestarse a ningún tipo de estigmatización.  Esta crisis humanitaria va mucho más allá de Cúcuta y de Colombia. 

El Gobierno nuestro debe liderar con mayor contundencia un movimiento  que involucre a las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Grupo de Río, Estados Unidos, a toda la comunidad internacional, para buscar soluciones efectivas a la crisis humanitaria de los venezolanos.