El miedo que le tiene el recién posesionado presidente Gustavo Petro a desarrollar agorafobia tras mudarse a la Casa de Nariño provocó que planeara un revolcón en Palacio para cerrar las puertas de más de la mitad de las consejerías presidenciales. Además, le restará poder al Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre).
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Ante la prensa y su gabinete ministerial, Petro confesó que temía convertirse en un gobernante desconectado de la realidad del país, en un fantasma de unos de los rincones de la Casa de Nariño. Para él, la burocracia de Palacio distancia al primer mandatario de lo que pasa en territorio nacional.
Y aunque hay varias fichas de partidos políticos dentro de su equipo de Gobierno (por ejemplo, figuras liberales y conservadoras), aseguró que los presidentes habían errado al dejar los ministerios en manos de la “clase política”, porque quedaban maniatados para gobernar.
“El presidente se queda sin dirigir a los ministros y las ministras. Queda encerrado en este Palacio, como en la película del Último Emperador. Mira los muros y no sabe qué pasa más allá de los muros”, dijo Petro.
Para acercar a sus carteras ministeriales, el plan de Petro es recortar los poderes de la Presidencia y, con ello, evitar que se “dupliquen” las funciones.
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El encargado de sacar las tijeras será el expresidente del Congreso Mauricio Lizcano. Lizcano fue víctima indirecta de las Farc, promotor de la reelección del expresidente Álvaro Uribe, senador de la coalición de Gobierno durante la presidencia de Juan Manuel Santos y, hace unas horas, se convirtió en el director del Dapre.
A diferencia del último director del Dapre, Víctor Muñoz, Lizcano no tendrá tanto poder a su cargo. Por ejemplo, le dijo a EL COLOMBIANO que no estará al frente de las negociaciones y la interlocución con las farmacéuticas para comprar vacunas anticovid, un asunto en el cual su antecesor tuvo un rol activo.
Lizcano también le dijo a este diario que buscarán una Presidencia “más austera”. Se trata de profundizar una política que ya había empezado a implementar el Gobierno pasado.
En busca de la austeridad
El año pasado, el expresidente Iván Duque firmó un decreto que eliminó la Consejería Vicepresidencial y la Consejería Presidencial para Asuntos Políticos y Legislativos. Además, fusionó la Consejería Presidencial para Asuntos Económicos y Transformación Digital con la Consejería Presidencial para la Gestión y Cumplimiento.
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El objetivo de Duque era mejorar la austeridad del Estado a través de la eliminación de burocracia. Bajo esa premisa, eliminó 33 cargos de la Presidencia.
Eso sí, aumentó el poder de su jefa de gabinete, María Paula Correa, quien adquirió nuevas tareas: antes tenía 21 funcionas en la norma y a partir de la firma del nuevo decreto quedó con 32 funciones.Hasta entonces, varias de ellas eran propias de la Cancillería.
Por ejemplo, ese cargo hoy tiene la posibilidad de “impulsar y hacer seguimiento” a la agenda internacional de la Presidencia. También está en capacidad de trabajar con el Ministerio del Interior “en las relaciones del gobierno con partidos y movimientos políticos”, según reza el decreto que está vigente.
Lizcano, sin embargo, dice que esa jefatura de gabinete no existe en los planes de Petro. En su lugar, se creará la Secretaría Privada, que será ocupada por la asesora de campaña de Petro, Laura Sarabia (ver Protagonista). “Tendrá algunas funciones relacionadas con la Casa Militar y todo lo que tiene que ver con la movilización del presidente”, explicó Lizcano.
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En cuanto a las consejerías presidenciales, el nuevo director del Dapre dijo que aún no quiere dar nombres de cuáles se van a eliminar, pero aseguró que “de las 12 que hay, quedarán 4 o 5”.
Y señaló que su despacho se encargará de liderar a los ministerios y vigilar que los planes del Gobierno se cumplan. Aunque se le harán algunos ajustes también estará trabajando con fondos para la paz y revisando que se cumpla el Acuerdo de Paz.
Además, explicó que tendrá un trabajo político de la mano del Ministerio del Interior y de los presidentes del Senado y de la Cámara de Representantes para asesorar la coalición de Gobierno.
Esta reforma a la Presidencia se cocinará durante los próximos 45 días. Aunque se trata de un revolcón mayor, se invocará la autonomía presidencial y todos los cambios se ejecutarán por decreto.
El Colombiano
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