Jugar fútbol, practicar canto y danza; y aprender artesanías y artes plásticas. Esto se está impartiendo las Escuelas Juveniles de Paz en 10 barrios de Cúcuta.
Los niños y adolescentes víctimas de la guerra están integrando estos espacios para alejarlos de situaciones que pongan en riesgo su estabilidad física y emocional.
En siete barrios en la zona urbana y tres corregimientos ya empezaron a conformarse las Sscuelas Juveniles de Paz. Más de 500 jóvenes y niños saldrán formados en algún área de su interés.
En Cerro Norte, las clases de artes plásticas han generado su fruto: integración de madres con sus hijas, quienes están pintando sobre tela, y aprendiendo otras técnicas artísticas.
“Estas escuelas han integrado, han gustado y permiten desarrollar destrezas que muchos pensaban que no tenían”, señaló Rosa Gómez, vecina del barrio.
En Cormoranes, Antonia Santos, Estoraques, Ciudad Rodeo, María Teresa, La Primavera, y los corregimientos Aguaclara, Banco de Arena, y Palmarito están replicando las escuelas, donde con formadores de la secretaría de Cultura municipal, y del Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte se les enseña alguna habilidad.
En las tardes, los jóvenes asisten dos o tres veces por semana a su formación; mientras que en las zonas rurales asisten una vez por semana. Son ocho meses recibiendo clases, para luego ir a un encuentro deportivo-cultural entre escuelas.
El valor agregado de estos espacios es que reciben talleres de atención psicosocial para mitigar el dolor. La secretaría municipal de postconflicto les habla sobre derechos de las víctimas, resolución de conflictos, prevención de reclutamiento, embarazos en adolescentes, y escuelas de padres.