Don Efraín, unos indigentes se metieron al teatro. Ese fue el aviso de alerta que el presidente de la junta de acción comunal del barrio Cúcuta 75 escuchó de un vecino, hace un par de noches. La alerta significó que la película sobre el abandono de ese escenario sigue proyectándose.
Efraín Arciniegas llegó hasta la abandonada edificación blanca con otros miembros de la junta y en medio de la oscuridad sacaron a tres habitantes de la calle que intentaban encender una fogata en uno de los salones del segundo piso.
“Nos tocó correrlos con palos en mano. No vamos a permitir que continúen haciendo daños en este patrimonio de Cúcuta 75”, relacionó el dirigente cívico.
El representante comunitario, desde hace dos semanas, lidera una campaña de recuperación del antiguo cinema de la ciudadela Juan Atalaya.
A punta de escoba y trapero
Con escobas y traperos los miembros del grupo juvenil de la iglesia San Pio X de Cúcuta 75 y algunos vecinos del barrio le cambiaran la cara al Teatro Juan Atalaya.
La tierra, las basuras y el monte que eran los actores principales en la cinta de destrucción que se convirtió en la preferida de quienes se tomaron el lugar para cometer fechorías, consumir drogas y convertirlo en dormidero, fueron espantados en desarrollo de la jornada de aseo.
Como en el teatro no hay para lavar las paredes y los pisos, los voluntarios tuvieron que cargarla en baldes desde las casas vecinas.
Al entrar, los residentes vieron con tristeza como los ladrones se llevaron lo que encontraron a su paso. El cielo raso desapareció al igual que inodoros y lavamanos de los siete baños.
Las estructuras metálicas de la silletería también hicieron parte del botín de los rateros, al igual que el cableado eléctrico. En cambio, no se llevaron los cojines de las sillas. Como representan ningún valor para los vándalos, los dejaron arrumados en uno de los camerinos.
Ni siquiera las paredes se salvaron de la destrucción por quienes se apoderaron por la fuerza del lugar. Doce huecos en diferentes partes del escenario muestran por donde se metieron los amigos de lo ajeno.
El muro trasero del teatro fue derribado por los viciosos a punta de cincel y porra. Esta semana, la comunidad levantó nuevamente la pared, para lo cual compró los materiales con dineros de su bolsillo y puso la mano de obra.
La estructura teatral estuvo convertida, por años, en guarida de ladrones y consumidores de sustancias alucinógenas. Cartones, botellas de licor, pedazos de colchoneta, entre otros residuos se encontraron en su interior.
El último intento que se hizo por recuperar el sitio cultural al servicio de los atalayeros, fue la fundación Sofía Gallardo.
Uniendo esfuerzos
Las peticiones de la comunidad empezaron a tomar eco este año. A principios de julio, el presidente de la junta se reunió con los secretarios de Planeación Municipal, Jorge Joya y de Infraestructura, Oswaldo Grajales, y con el gerente de Aguas Kpital Hugo Vergel, para desarrollar en conjunto el rescate del teatro.
Joya aseguró que por el momento se encuentra en marcha el proceso de los estudios de suelo para saber en qué condiciones se encuentra la estructura, y sacar los costos de la recuperación del escenario.
Explicó que este año se evaluará la cantidad necesaria para la rehabilitación del teatro, con el fin de incluirla en el presupuesto del año entrante.
Respecto al papel de Aguas Kpital en la obra, señaló que la empresa de acueducto y alcantarillado se encargará del mantenimiento y de organizar las actividades culturales que se presentarán.
Carlos Cote, director administrativo y de responsabilidad social empresarial de Aguas Kpital, indicó que los habitantes de las comunas 7 y 8 tendrá la oportunidad de disfrutar de las acostumbradas veladas que hoy tienen como escenario el puente de guadua, en la glorieta Arnulfo Briceño.
Varias de las presentaciones se harán en la tarima del Teatro Juan Atalaya, por lo menos una vez a la semana, una vez quede adecuado, según lo expuesto por el representante de la compañía.
Un cinema inolvidable
El Teatro Atalaya fue inaugurado en la administración del entonces alcalde Carlos Rangel. Clásicos de Cantinflas eran los preferidos por el público, quienes en familia, en compañía de amigos disfrutan de una buena película en el barrio Cúcuta 75. Aquellas noches de diversión y esparcimiento hoy solo son un recuerdo, para aquellos que disfrutaron de entretenimiento a bajos precios. El 9 de agosto de 1978 la junta directiva de la Beneficencia de Norte de Santander aprobó la construcción del Teatro Juan Atalaya.