Una piscina de botellas se puede observar en el patio de Verónica Villegas. En medio de sonrisas y con la preocupación de no tener por donde pasar, asegura que cada día está más cerca de cumplir su sueño: tener una casa ecológica fabricada con botellas plásticas.
Madre de dos hijos y desplazada de Antioquia empezó a tejer su sueño ambientalista hace mes y medio. Un costal y el aliento de su familia fueron la cuota inicial de su casa de botellas.
Con el optimismo que la caracteriza empezó a tocar las puertas de los colegios aledaños en busca de los envases.
Pese a que al principio sus vecinos no veían con buenos ojos la iniciativa, y la tildaban de loca al verla subir y bajar por las destapadas calles de Manuela Beltrán con el costal de botellas al hombro, ella hacía caso omiso a los comentarios.
El ambicioso proyecto llegó a oídos del coronel Jairo Aroca, comandante de la Policía de Norte de Santander, que no dudó en tenderle la mano a los Villegas.
La Policía se convirtió en vocera de esta familia en la ciudad y empezó a pedirle a los cucuteños colaborar con una botella. Ellos han llevado gran parte de los envases a la casa de Villegas.
“Hoy nos entregan más botellas y creo que con eso completamos las 5 mil. Estamos pendientes de la arena para llenarlas, pero la Policía también se comprometió a donarla”, dijo emocionada Villegas. “No veo el día en que empiece a construir mi casa”.
Villegas asegura que llenar las botellas es una tarea laboriosa pero relajante, por lo que cada vez que puede invita a sus vecinos a ayudarla. Lleva cerca de 300 botellas listas.
La meta de la madre es habilitar un restaurante vegetariano en su hogar, el cuál no solo tendrá techo, piso y paredes de botellas sino también sillas y mesas.
“Creo que los sueños no deben tener límites y eso es lo que les estoy enseñando a mis hijos”, dijo la mujer.
En su proyecto quiso fusionar las pasiones de sus hijos, la cocina para Juan David, y la ecología para Angelo, de ahí la idea del restaurante.
Además de pedir botellas en los colegios, Villegas llega con un mensaje sobre preservación del medio ambiente. En medio de la recolección les explica a los estudiantes cuantos años puede durar una envase plástico en descomponerse y qué se puede hacer con este material. “Miren muchachos esa botella que usted desocupa y hecha a la basura le puede servir para hacer desde una casa, hasta sillas, lámparas, y materos”, explica sonriente mostrandole las imágenes que bajó de internet.