La historia de Colombia, desde épocas fundamentales que han marcado el transcurso de la sociedad, se ha visto fuertemente influenciada por un estilo arquitectónico neoclásico, acunado en los tiempos de la alta república y la organización democrática. San José de Cúcuta, en su avanzar histórico, no ha sido la excepción.

Cronistas como Paul Charry, quien también es vicepresidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Tasajero y escritor por pasión, ha dedicado gran parte de su vida a recopilar todos los sitios en la ciudad que, por su trascendencia y hermosura singular, mantienen vivo este estilo también conocido como arquitectura republicana.

Este estilo singular, que data su origen entre los años 1850 y 1930, se caracterizó por implementar en sus fachadas algunos elementos formales propios de épocas pasadas, con ornamentos que rompieron el esquema colonial para presentar nuevos aires de libertad. 

Aunque también se agregaron nuevos materiales como vidrio en grandes proporciones, acero y hormigón, parte de esa influencia se mantuvo marcada por lo gótico, clásico y lo oriental.

Aquí le recapitulamos algunos de los muchos sitios en Cúcuta que vislumbran y llaman la atención de propios y visitantes por sus imponentes fachadas republicanas, hoy consideradas patrimonio de la ciudad.

Palacio de la Cúpula Chata

También conocido por ser sede de la Gobernación de Norte de Santander, este emblema ubicado en la esquina noreste de la avenida 5 con calle 14,  se construyó entre 1914 y 1919 durante el mandato del señor Luis Febres Cordero, con planos del ingeniero Marco Gómez y colaboración de Julio Lázaro, poco después de que se formara jurídicamente el departamento.

Charry relata que la cúpula del edificio fue diseñada originalmente para ser de forma elíptica, pero sus constructores en Nueva York, en cambio, fabricaron una esfera de forma achatada, motivo por el que se le otorgó el nombre de ‘Palacio de la Cúpula Chata’.

Fue importada de Estados Unidos el 9 de julio de 1915 junto al baldosín, mientras que sus treinta mil ladrillos fueron producidos en los chircales artesanales que, por esa época, funcionaban en algunos barrios de la ciudad.

Alcaldía de Cúcuta

Histórico vecino del Parque Santander, el Palacio Municipal de la Alcaldía de Cúcuta es otro emblema patrimonial asentado en un estilo republicano, identificable en las numerosas ventanas de la fachada.

Se ubica en la calle 11, entre avenidas 5 y 6, donde se encuentra la rama de poder ejecutiva de la ciudad. Fue inaugurado un 20 de julio de 1948.

De acuerdo con Charry, antes de iniciar la construcción de la obra, en el año 1889 se compraron los terrenos de propiedad al señor Santiago Lemus. Las mentes detrás de la construcción de este gigante de tonos añejos, rodeado de la flora y fauna más antigua de la ciudad, fueron los ingenieros Rafael Jaramillo Cabrales y José Faccini Andrade. 

“En su frontis lucen diez tallas hechas en piedra por el maestro Santiago Martínez Delgado, donde se describe la historia, industrias, actividades y virtudes del pueblo cucuteño”, manifestó el cronista.

Junto al palacio, se encuentra el teatro municipal, construido según acuerdo del Concejo Municipal No. 5 de 1941. Durante varios años, funcionó como el salón de sesiones del Concejo de Cúcuta, hoy es ocupado por el despacho del alcalde y algunas secretarías.

Catedral San José

Marcada por un estilo románico puro y enchapada en piedra, la fachada de la Catedral San José es considerada por muchos historiadores y expertos como una “verdadera joya arquitectónica”.

La obra fue iniciativa de monseñor Pedro Rubiano Sáenz en 1975, en vísperas del centenario de la reconstrucción de Cúcuta luego del gran terremoto.

Allí, lo primero que recibe a los visitantes son tres colosales puertas de madera a la altura de la magnificencia de la catedral. Al interior, destacan las columnas románicas y tres tallajes en madera que describen fechas importantes para la historia de la ciudad.

También íconos de la fe católica como cuadros, estatuas, pinturas y bóvedas que hacen del lugar, un templo viviente de la espiritualidad y la consagración cristiana, motivo que lo convierte en parte del Patrimonio Cultural e Histórico de Norte de Santander.