El programa nacional Escuelas Taller de Colombia es una de las iniciativas que lidera y gestiona el Ministerio de Cultura desde el año 2009, a través de la dirección de Patrimonio. Su objetivo ha sido fundamentalmente construir a una noción colectiva de lo que representa el patrimonio material e inmaterial de cada uno de los territorios del país.
En estos espacios se promocionan las tradiciones vivas que recaen en los saberes y conocimientos de las personas y en las historias de nuestros antepasados, allí se articula la cultura, el emprendimiento y el capital humano para promover el desarrollo económico a partir de los oficios tradicionales.
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En el marco de este programa, 55 maestras de oficios tradicionales han sido beneficiadas y en 2021, más de 430 mujeres se formaron en las Escuelas Taller y los Talleres Escuela en toda Colombia con un alto impacto en la población femenina residente en municipios con Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Asimismo, de este grupo de aprendices, 124 mujeres hacen parte de la población afrocolombiana e indígena, y muchas son madres cabezas de familia.
En Norte de Santander existe la Escuela Taller de Villa del Rosario, la cual fue constituida hace 3 años gracias a la gestión que realizó la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero con el Ministerio de Cultura y el municipio histórico, así como con la Cámara de Comercio de Cúcuta.
“Ha sido fundamental el aporte de nuestras maestras para la salvaguardia del patrimonio de los oficios y saberes tradicionales de nuestro país. Las mujeres han sido determinantes para que estos conocimientos y prácticas hayan sobrevivido al paso de las generaciones en las diferentes comunidades, a partir de una cadena de aprendizaje donde las abuelas, madres, e hijas han sido protagonistas”, afirmó la ministra de Cultura, Angélica Mayolo.
Según menciona Jennifer Rojas, coordinadora académica de la Escuela Taller de Villa del Rosario, la misión fundamental de los procesos que se adelantan es salvaguardar el patrimonio por medio de la formación de jóvenes integrales, para que sean gestores del cambio.
“Durante el año 2021 se realizaron procesos de formación en cocina tradicional a través de dos programas (orígenes y cocina colombiana) y asimismo, se realizó el proceso de formación en jardinería por medio de tres cursos (principios básicos, establecimientos de jardines y fertilización de suelos y cultivos)”, precisó.
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Para el 2022 se tiene programado continuar con las mismas líneas formativas enfocadas en nuevos cursos y empezar a ofrecer el taller de cerámica.
Una de las formadoras de esta iniciativa, la maestra de cocina Johanna Contreras Bustamante resaltó que “la gastronomía es una pasión, estoy enamorada de este trabajo y acepté el reto para poder llevar mis conocimientos a las personas que quieran aprender y rescatar el patrimonio, valorar el valor que tiene la comida de nuestros antepasados y verla nuevamente como un plato principal en el centro de la mesa”.
Como chef profesional y con varios cursos de cocina mediterránea realizados en España, Contreras espera conservar la esencia de la cocina tradicional de nuestra región a través de la historia y preparación de un plato típico.
Casos de éxito
Dilis Norales Rodríguez y Carmen Delgado siguen su proceso de aprendizaje en la Escuela Taller desde los cursos de formación de Cocina Tradicional y Creativa.
Carmen Alicia Delgado es una colombiana que vivió más de 40 años en Venezuela y que por motivos familiares, decidió retornar al país en busca de nuevos rumbos.
Aunque durante su adolescencia ya había tenido un primer contacto con la cocina al trabajar en un restaurante en el centro de Cúcuta, al momento de inscribirse en el proceso de formación de las Escuela Taller descubrió el mundo secreto de la gastronomía que aún desconocía.
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Actualmente, gracias a las habilidades y técnicas adquiridas durante las clases, Delgado cuenta con un emprendimiento llamado ‘El pan nuestro de cada día elaborado por la pana de doña Carmen’, que le permite tener un ingreso económico estable.
“Todos los materiales de la panadería los tengo en mi casa, desde el núcleo de mi hogar puedo dedicar parte de mi tiempo para cocinar y entregar un buen material para aquellas personas que quieran apoyarme, ya tengo unos clientes fijos y espero poder crecer a medida que más personas me conozcan”, resaltó.
Para ella, todos los materiales son indispensables y siempre busca la manera de utilizarlos al 100%, como es el caso de la piña, una fruta que funciona como ingrediente principal para múltiples preparaciones e incluso, un abono ideal para las plantas en aquellas ocasiones que no se pueden usar en las recetas originales.
‘Horneando sueños’ es la iniciativa que lidera Margarita Méndez Blanco. A través de sus redes sociales ofrece sus postres y productos de panadería a toda la comunidad de Villa del Rosario y el área metropolitana.
Aunque se desempeñó durante gran parte de su vida como suboficial de la Policía Nacional, Méndez ahora dedica su tiempo libre para aquellas actividades que siempre le habían interesado pero que, por falta de tiempo, quedaban en espera en su lista de prioridades.
“Ahora como pensionada, puedo aprender más de aquellas cosas del común, por ejemplo, cocinar. Me siento feliz de tener la posibilidad de asistir a estos espacios y aprender de mis compañeros y profesores, aún siento que estoy ayudando a la comunidad, pero ahora, desde mis preparaciones”, expresa con alegría.
Dilis Norales Rodríguez, una de las primeras egresadas del curso de de cocina tradicional y que actualmente continúa en otra modalidad de formación, señaló que el proceso que se lleva a cabo en la Escuela Taller es muy completo, abordando todos los pasos que debe conocer un emprendedor para lograr una venta exitosa del producto.
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“Para nosotros salvaguardar las tradiciones es fundamental, sin embargo, existen otros factores que debemos conocer a la hora de emprender, por ejemplo, el costo de la materia prima, calcular las ganancias de alguna preparación, tener en cuenta al público objetivo; son pequeños detalles que te ayudan a mejorar y competir en un mercado laboral tan amplio”, agregó.
Rodríguez administra un local de pastelería ubicado en la avenida principal del barrio Trigal y espera en un futuro próximo, agregar la comida tradicional a su menú y enamorar a todos sus comensales, así como ella se enamoró de la cultura de la región.
Fotografía: Pablo Castillo / La Opinión
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