Si morirse en las clases media y alta es costoso, más lo es para la población vulnerable y de estratos 1 y 2, porque viven con lo necesario y a veces no cuentan con los recursos suficientes para cubrir gastos funerarios; incluso, ha habido casos en los que los deudos acuden a la misericordia de otros, en busca de dinero para enterrar a su ser querido.
“Si no hubiera estado pagando, me hubiera tocado sacar como unos $10 millones de una vez para costear los gastos funerarios de mi papá y mi mamá, porque murieron uno seguido del otro”, así lo expresó a La Opinión Nelson Chaustre, quien vive en la vereda Los Cámbulos del corregimiento Aguaclara de Cúcuta y paga un servicio preexequial en una funeraria que atiende a estratos bajos.
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Chaustre indicó que su padre falleció en medio de la pandemia de COVID-19 por causa del virus, en 2020, y que faltaban dos días para terminarse el novenario cuando su mamá también se fue para siempre, al parecer, porque le afectó bastante la muerte de su esposo.
“Un señor me dijo que esto se paga de por vida, como cuando se paga el impuesto de tierra, de la casa, de un carro, es como un seguro. Hasta mi papá me dijo un día: ‘mijo, no siga pagando eso’; y vea, sirvió para enterrarlos a ellos”, afirma el usuario.
Añade que pese a la compleja situación económica “hace el deber de seguir pagando”. Detalla que este año ha destinado $140.000 por el derecho a bóveda, más $190.000 por el servicio de exequias, con corte a noviembre, para un total de $330.000, lo que representa un promedio mensual de $30.000.
“Es mejor pagar este servicio uno mismo, porque es un beneficio para la familia. Es muy triste ver que a alguien se le muera un familiar y comienzan con otras personas a pedir dinero”, apunta Nelson Chaustre.
Lucio Bastos, habitante del barrio Bellavista de Cúcuta, subraya que “lo importante es que para cuando uno se muera ya se tengan cubiertos esos gastos”. En su plan preexequial están incluidos siete familiares.
Bastos expresa que desde hace unos 30 años comenzó a financiar el servicio y “gracias a Dios todavía no” ha tenido que usarlo. “Vengo y abono unos $50.000 o $60.000. Así, durante el año, voy pagando. A pesar de la situación, hay que hacerlo, porque en el momento de que ocurra el fallecimiento y no tengan -dinero- los familiares o no tenga uno plata ahorrada, es más difícil”, añade.
El representante legal de una compañía funeraria, con cobertura en todo Norte de Santander y el resto del país, Jhon Jairo González, indica que los servicios preexequiales para los estratos más bajos o personas en estado de vulnerabilidad también son de fácil acceso, pero infortunadamente hay quienes, por su situación financiera no tienen cómo pagarlos.
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“Entonces, esas personas están totalmente desamparadas y, cuando pierden un ser querido, las cosas se les complican, porque un servicio básico oscila entre $1.600.000 y $2.200.000, sin contar el destino final, que es el cementerio, por lo que les resulta bastante costoso”, expresa González.
Explica que ese plan básico comprende la asistencia del servicio, la preservación del cuerpo, el cofre o la urna, la velación en casa o en sala, la misa o ceremonia, según la religión que profese el usuario, la carroza fúnebre, la cinta con el nombre del difunto (a), carteles virtuales, un bus para acompañantes, implementos de novenario y de última noche, libros de oración y dos ramos de flores.
El destino final, muy costoso
Destaca que para reducir los costos y hacer que el servicio esté al alcance de los más vulnerables, trabajan con los cementerios municipales. Sin embargo, el precio de la inhumación varía de acuerdo con el camposanto.
“En el cementerio El Gólgota (El Salado, Cúcuta) está costando $600.000 una bóveda. Si hablamos del cementerio de San Luis (Cúcuta), ya sale en $1.200.000, por lo menos. En el Cementerio Central (Cúcuta) hay una dificultad bastante grande, porque allí los sepelios eran gratis, pero desde hace varios años el entierro ya no existe, porque no hay cupo; por tal motivo hay que comprar una bóveda a terceros (propietarios) y está costando entre $1.450.000 y $1.700.000”, detalla Jhon Jairo González.
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En otra funeraria que atiende población vulnerable, con sede en la ciudadela Juan Atalaya, señalan que un servicio económico cuesta $1.5 millones aproximadamente; incluso puede salir a menos precio, si se prescinden de “algunas cosas”.
Además, alquilar un lote en cementerios que no sean municipales puede costar casi $6 millones y comprarlo hasta $20 millones. Por ello, es mejor una bóveda en El Gólgota, por ejemplo.
Así, morirse en estratos bajos cuesta entre $2.2 millones y casi $4 millones.
Ayuda de la Alcaldía
De acuerdo con los empresarios del sector, hay personas que buscan la ayuda de la Alcaldía de Cúcuta, porque el Departamento Administrativo de Bienestar Social tiene un rubro para ayudar a los más necesitados.
“En muchas ocasiones me ha tocado, prácticamente, acceder y donar los servicios, porque se le ve la impotencia a esa persona que no tiene recursos, llorando porque se murió su papito, su mamita, su hijo y no tiene cómo sepultarlo”, resalta Jhon Jairo González.
La directora de Bienestar Social, Beatriz Vélez, precisa que, en 2024, el monto del contrato para este tipo de servicios fue de $100 millones y que los presidentes de juntas de acción comunal y de asociaciones del adulto mayor, las IPS y la comunidad en general hacen el requerimiento, para brindarles la ayuda.
“Hemos podido apoyar, aproximadamente, a 45 familias con ese auxilio. Actualmente, contamos con un nuevo contrato por el mismo valor a ejecutarse a partir de este mes de diciembre. Es para brindar sepultara a habitantes de calle, adultos mayores que, lamentablemente, mueren abandonados, y familias vulnerables”, indica Vélez.
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Crece la cultura previsora y de la cremación
Según Jhon Jairo González, aunque se trata de población vulnerable, después de la pandemia creció la cultura de contar con contratos de servicios preexequiales
Subraya que del 100% de sus afiliados, entre 65% y 70% es puntual en sus pagos. No obstante, es “una proporción aceptable”.
“Aquellas personas que no son puntuales y tienen la necesidad del servicio, deben pagar un excedente por incumplimiento al contrato. Entonces, la gente no paga una cuota de $20.000 o de $25.000 mensual o cuotas trimestrales, semestrales o anuales, pero al momento de la calamidad les toca sacar $3.5 millones de una vez”, añade González.
El integrante del sector funerario dice que vienen generando conciencia en los clientes de que la cremación es mejor que la inhumación, pues, se tiene la creencia de que es mucho más caro ese servicio, por lo que solo “es para los ricos”.
“Hoy en día no, el servicio con cremación lo puede tomar cualquier persona e incluso llega a ser más económico que un servicio tradicional, porque puede costar unos $3.2 millones; y con bóveda vale, en promedio, $3.5 millones. Si el destino final es un cementerio, a los cuatro años se tiene que pensar en la exhumación, el cofre restero y el osario, por lo que se requieren otros $3.5 millones. Con la cremación no hay gastos futuros”.
En otra funeraria precisaron que solo la cremación está en $1.6 millones.
Finalmente, Jhon Jairo González apuntó que la migración también le ha dado otra arista al sector, porque algunos venezolanos con Permiso de Protección Temporal (PPT) han comenzado a pagar el servicio.
González dijo que buscará la manera, con el apoyo de las juntas de acción comunal, de trazar un plan “mucho más económico” para los venezolanos que se han asentado en Norte de Santander.
El dato
25% subieron los costos de las materias primas para fabricar los ataúdes. Los precios de las misas de las exequias rondan los $200.000, lo cual es un costo elevado
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