El ingeniero electromecánico Yovanni Medina construyó un carro alimentado solo con la energía gratuita que provee el sol. Con una vida plagada de retos, su impecable curiosidad lo ha llevado a conocer y experimentar con la electricidad desde los primeros años de su vida. 

Este hombre a los tres años ya construía casas con barro y les instalaba bombillos eléctricos, la energía siempre le llamó la atención. Tanto así que, a sus doce años montó, junto al apoyo de sus padres, un taller de reparación para cualquier electrodoméstico, y de esa forma colaboraba en su casa, pues su situación financiera era complicada.

“Vengo de una vida de vendedor ambulante, mezclaba el estudio en el Colegio Municipal con las ventas que hacía en la sexta. Además, mantuve el taller hasta los 17 años. Mi padre tuvo una lesión de columna y no podía seguir trabajando y yo era el mayor de los hombres. Entonces, tenía que ser la cabeza visible”, comentó Yovanni.

Su pasión por entender cómo funcionan los aparatos tecnológicos lo llevaron a desarmar todos los electrodomésticos que ha comprado, volviéndolos a armar con el conocimiento adquirido. “Soy formado en la academia y en lo empírico, cuando llegó la tecnología de la domótica (conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda) compré un aparato (google home), pero como su tecnología era superior lo dañé al desarmarlo, y al cabo de los días lo reparé mientras aprendía su funcionamiento”, expresó el ingeniero.

En la casa de sus padres esperaban que trabajara toda la vida, pero Yovanni tenía otros planes, en el último día para pagar el pin de tecnología electromecánica en la UFPS, el futuro ingeniero vendió una lonja de queso de dos kilos y medio que se encontraba comercializando para completar el dinero y pagar el primer acercamiento a la universidad.

De 45 a 55 kilómetros, sin gastar dinero en combustible, puede andar este carro por día.

Al llegar a su casa- recuerda- y comentar la buena nueva, sus padres se enojaron, pues su función en ese momento era proveer por su familia. Sin embargo, siguió correspondiendo en su casa con las responsabilidades hasta el segundo semestre, momento en que quedó embarazada  su novia, quien hoy es su esposa.

“En ese tiempo, recuerdo que mi papá se acercó y me dijo que si había tomado la decisión de tener un hijo tenía que buscarle casa, ahí fue cuando salí de mi hogar de infancia. Le agradezco mucho por esa orden, me formó como persona y fue un empujón, ahora tenía que lucharla el doble”, recordó Medina.

Con el tiempo, se graduó con un préstamo en el Icetex y con ingresos adicionales transportando a sus compañeros de clase a la universidad. Por suerte, al salir de la institución trabajó en la construcción de una hidroeléctrica de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y con ese trabajo pudo construir su casa. Al terminar la obra tuvo la oportunidad de trabajar en Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS) y lleva allí 19 años siendo parte del equipo laboral.

Gracias a su dedicación, la empresa le ha financiado la profesionalización de la tecnología y la especialización en riesgos y salud en el trabajo. Además, ha participado en diversos cursos de generación fotovoltaica, lo que lo llevó a experimentar con la energía solar, primero instalando paneles solares en su casa, y luego, con la construcción del vehículo ‘Yobatrón 1’.

Gracias a su dedicación, CENS le ha financiado la profesionalización de la tecnología y la especialización en riesgos y salud en el trabajo.

Innovación y sostenibilidad

“El vehículo es una idea innovadora, su composición física es de un panel de 300 vatios en el frente, otro de 300 vatios en el techo y en el alerón tiene dos paneles de 20 vatios, lo que da una carga de 640 vatios. Por lo general, de las 12 horas en las que sale el sol, solo 4,7 horas son efectivas de carga, lo que genera una carga diaria entre 2 y 2,4 kilovatios, sumado a un motor eléctrico de 2 kilovatios, puedo moverme, por día, de 45 a 55 kilómetros sin gastar dinero en combustible de ningún tipo”, explicó Medina.

Lo más impresionante fue el proceso de construcción, la imaginación de Yovanni y su curiosidad, lo llevaron a crear el vehículo sin observar ningún prototipo ya moldeado. En el tiempo de pandemia trabajó desde casa de lunes a viernes y fines de semana dedicado a la planeación, construcción e instalación de las piezas necesarias para que funcionara. 

En total, fueron aproximadamente 24 días lo que tardó en desarrollar el proyecto de manera satisfactoria. En la actualidad, el Yobatrón 1 lo lleva al trabajo y espera una oportunidad de negocios con inversionistas interesados, pues su construcción es asequible para cualquier estrato. 

“Quiero hacer realidad la posibilidad de que las personas de estratos 1, 2 y 3 puedan concretar sus sueños de tener un carro, en términos de gastos, el vehículo me costó alrededor de 8 millones en construirlo, si se optimiza el peso con materiales especializados, podría salir entre 14 y 15 millones al mercado, sin gastar un peso en gasolina o electricidad, solo hace falta el sol y es gratis para todos”, dijo el ingeniero. 

La patineta también funciona con energía solar y fue otra de sus invenciones.

Gracias al reconocimiento que ha tenido en estos meses, ha visitado la Gobernación del departamento y la subsecretaría del Medio Ambiente. Sin embargo, no es el único emprendimiento que maneja, luego de conocer la tecnología de las casas inteligentes, instala persianas automatizadas, prende bombillos con la voz, o programa rutinas especiales para despertarse en la mañana.

“La domótica llegó a mi vida como una necesidad, esta rama de la electrónica lo que busca es incrementar la calidad de vida, además de hacer uso racional eficiente del servicio, porque desde cualquier parte del mundo puedo monitorear mi casa. Llevo un año investigándola, y ya estamos montando la tienda física, a futuro espero que la tienda pueda generar empleos y mejorar la calidad de vida de los cucuteños”, concluyó Medina.