Pese a que Colombia no reconoce todavía el resultado de las elecciones en Venezuela, en las que Nicolás Maduro se autoproclamó como ganador, la delicada situación de orden público en el Catatumbo, frontera con el vecino país, llevó al Gobierno Nacional a pedir su ayuda para intentar conjurar una crisis que deja al menos 50 muertos identificados, pero que en realidad podrían ser casi 100, y cerca de 50.000 desplazados.
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El viernes de la semana pasada, el ministro de Defensa colombiano, Iván Velásquez, viajó hasta San Cristóbal (estado Táchira) para sostener un encuentro con su par venezolano, Vladimir Padrino, y hablar sobre la presencia de la guerrilla del Eln en la hermana nación y la necesidad de trabajar en conjunto, con el fin de capturar a quienes se refugian allí.
“(El propósito) es que podamos tener desde Venezuela acciones de contención respecto de esa organización, de manera que en las operaciones desarrolladas por nuestra Fuerza Pública sean repelidos igualmente desde Venezuela, evitando el ingreso y generando la gran posibilidad de parte del Ejército Nacional, de actuar contra estos delincuentes”, manifestó el ministro Velásquez.
No obstante, en un comunicado que llegó varias horas después del encuentro y de las declaraciones entregadas por el funcionario colombiano, el gobierno del vecino país ratificó una posición que ha mantenido y en la que sigue insistiendo, pese a los informes e investigaciones que evidencian que el Eln sí tiene refugió en territorio venezolano.
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A través de un comunicado, Padrino dijo que era “imprescindible” dejar sentado que ese país “no sirve, ni servirá jamás de plataforma para grupos armados al margen de la ley, sea cual sea su naturaleza, ideología o nacionalidad”.
Y volvió a ratificar que ellos también están involucrados en la lucha contra las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, el paramilitarismo, la minería ilegal, el contrabando y otros delitos transnacionales.
“En este orden, debemos señalar que mantenemos permanente despliegue de unidades militares en todo el espacio geográfico nacional, incluyendo el eje fronterizo colombo-venezolano, donde no permitiremos el accionar de ningún tipo de grupo armado”, dijo el ministro venezolano, tras rechazar las versiones que los relacionan como protectores de la guerrilla del Eln.
En consecuencia, el delegado del régimen bolivariano redujo esa “cooperación” a aumentar los niveles de comunicación y dijo que estructurarán un plan a tres meses para ayudar a Colombia a “consolidar la paz, con base en las experiencias exitosas que hemos desarrollado en nuestro territorio”.
Sin pisarse las mangueras
Esta no es la primera vez que el gobierno de Gustavo Petro habla de cooperación militar con el vecino país para contener los delitos que se cometen en la zona de frontera y el accionar de los grupos criminales.
A finales de 2023, un año después de la reanudación de las relaciones entre Colombia y Venezuela, Iván Velásquez y Vladimir Padrino se encontraron en San Antonio del Táchira, en el marco de la Comisión de Vecindad, para establecer “los nuevos lineamientos de cooperación en materia de seguridad y defensa”. Sin embargo, los resultados desde entonces no se han visto.
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De ahí que para el analista John Mario González, experto en paz, conflicto armado y asuntos internacionales, lo hecho por el ministro de Defensa colombiano es más una ingenuidad.
“Se suponía que desde la reanudación de las relaciones el tema militar iba a ser un asunto de cooperación y dónde están los resultados. Adicional, por encima de la retórica del ministro, hay que entender que el Eln tiene presencia en Venezuela desde la década del 80 y la relación con el gobierno se fortaleció desde la llegada de Hugo Chávez al poder”, explicó.
Dijo que no es un secreto que esta guerrilla es vital para los intereses del régimen de Nicolás Maduro, pues es un grupo que se la jugó por ellos en el momento más álgido de las sanciones y al ser afín al cuerpo militar venezolano, les brinda protección en la frontera frente a cualquier riesgo de incursión.