Alejandro Manrique Escudero, de 65 años, ha pasado su vida sembrando en su parcela. Unas veces maíz, otras plátano, y cuando las condiciones económicas se lo permitieron cacao y café. Aunque en los últimos diez años lo único que sembró en sus dos hectáreas que tiene disponibles en un predio del corregimiento de La Gabarra fue coca.
Él dice que haber cambiado de labranza no le ha dado más de lo que antes le daban las cosechas de maíz, plátano y yuca. Ahora, todo eso que sembraba y que abundaba en las fincas del Catatumbo, escasea.
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Parece mentira, pero es real. Ahora todos esos productos que nacían en sus fincas les llegan en camiones de otros departamentos e, incluso, de otros países. La cebolla cabezona, el maíz, el frijol, el plátano, los huevos y hasta el pollo ingresa a los 11 municipios, al igual que ocurría, pero al contrario, antes de la década del 90, dice en tono melancólico Olger Pérez, presidente de la Asociación de Unidad Campesina del Catatumbo (Asuncat).
Este líder campesino le dijo a La Opinión que el campesinado que representa ve con buenos ojos otras alternativas de producción agrícola distintas a la coca.
Muchos en el Catatumbo, dice, nunca hemos sembrado una mata de coca. Quienes lo han hecho se vieron enfrentados a situaciones adversas cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) por allá en la década del 90. Los campesinos quedaron indefensos y en desventaja con los productos que empezaron a entrar al país del extranjero, y bajo esas condiciones cayeron en el cultivo de la coca.
El líder de Asuncat afirma que en los 11 municipios del Catatumbo está tomando fuerza la tradición y la vocación agrícola que siempre han identificado a los más de 250.00 campesinos de la región.
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“El cultivo de la coca, tarde que temprano, va a desaparecer en el Catatumbo. Una inmensa mayoría está convencida de que podemos ser la despensa del país con los productos de pan coger que siempre hemos cultivado, todo lo tenemos, suelos, climas y un inmenso deseo de cambiar hacia un mejor futuro”, dice Pérez.
Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, a los municipios del alto Catatumbo llegó la coca durante la primera década de los dos mil, aunque se expandió fuertemente a partir de 2008, y ha continuado creciendo desde entonces. A partir de la salida de los paramilitares, el cultivo se expandió por esta zona.
Un reciente informe de Planeación Nacional, La producción agrícola del Catatumbo se concentra en diez productos que comprenden cultivos permanentes y transitorios. Entre los primeros se destacan el café, la palma de aceite y el cacao, presentes en un quinto del total de la zona sembrada en la región. Otros dos quintos correspondientes a cultivos transitorios, que se reparten entre yuca, plátano, frijol, maíz, cebolla, tomate y piña.
En su reciente visita a El Tarra, el presidente Gustavo Petro reveló que el Catatumbo era el primer productor de cocaína del mundo. Las cifras oficiales señalan que hay sembradas más de 40.000 hectáreas con matas de coca.
Petro propuso construir la transición del Catatumbo para pasar de ser centro de producción cocalero a una gran región próspera de producción alimentaria, “que pueda industrializarse y mostrarle a cada familia campesina y a cada hombre, hoy armado por ahí por las trochas o en las esquinas, que es posible un Catatumbo más grande, más poderoso, si del lado del Gobierno somos capaces de producir, de aumentar la productividad de la región”.
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Estas palabras quedaron resonando en los oídos de los catatumberos y ya en San Calixto, a ocho horas por tierra de Cúcuta, y a una altura de 1.700 metros sobre el nivel del mar, en una finca llamada San Cayetano, labriegos tienen en marcha el mejor ejemplo de lo que se quiere para esta región.
En esta finca, además de huerta se tienen sembrado productos de pan coger como maíz, yuca, plátano, fríjol, cacao, café, “productos que hicieron grande al Catatumbo y con los que podemos convertir esta región en la despensa del país”, dice Pérez.
Para el líder de Asuncat el sueño es poder ver salir caravanas de camiones cargados con estos productos a las distintas despensas del país, “como se hacía antes de la década del 90. Tarde que temprano esto va a suceder, reemplazar esas 40.000 hectáreas de coca con los productos que siempre hemos sembrado”, dijo el líder campesino.
El mensaje de Pérez es una clara respuesta a lo que plantea el presidente Petro. “A esto le estamos apostando desde Asuncat: devolverle a la región un estatus de potencia agrícola nacional”.
La reforma agrícola
En el Catatumbo, no obstante, todos coinciden en que el plan que se tiene en marcha en San Calixto requiere de una verdadera reforma agraria que garantice muchas cosas ausentes en la región. “Primero que todo la tenencia de la tierra, la gran mayoría de campesinos no tiene propiedad de la tierra. No hay titulación. 2. Tecnificación del campo. Los campesinos tienen muchos conocimientos de cómo hacerlo, pero no cuenta con tecnología.
Otro elemento tiene que ver con la seguridad con respecto a lo que produce, es complicado que sembremos y no tengamos dónde comercializar, dice Pérez.
En otras partes del mundo el campesino está sembrando maíz y antes de la cosecha ya sabe a quién se lo va a vender. Caso contrario ocurre en nuestro medio, que sembramos y no sabemos a quién le vamos a vender. “Al campesino no se le reconoce como sujeto de derecho”, subrayó el líder campesino.
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