Desde 2005 comenzó un gran proceso de transformación social en la región del Catatumbo, originado en la violencia que, para la época, se vivía en la zona, que se sumó a la desigualdad y al reconocido abandono del Estado.
Dicha organización se completó con la creación de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) y para 2009, tras numerosas reuniones populares, se generó la propuesta de impulsar una enorme Zona de Reserva Campesina con un plan de desarrollo alternativo propuesto por los sectores sociales de la región más rica de Norte de Santander.
El área que se ha previsto para la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo (ZRCC) abarca 346.183 hectáreas, que suma 326 veredas pertenecientes a siete municipios de la región: El Carmen, Convención, Teorama, Hacarí, San Calixto, El Tarra y Tibú.
Sus límites están definidos así:
Por el occidente, colinda con el departamento del Cesar.
Por el norte, con el Parque Nacional Natural Catatumbo Barí, los resguardos del pueblo ancestral barí, y algunas veredas excluidas de El Carmen, Convención, Teorama, San Calixto y Tibú.
Por el sur, con La Playa de Belén y Ábrego.
Por el oriente, con algunas veredas excluidas de Tibú, y la República Bolivariana de Venezuela.
La delimitación de la ZRC abarca una amplia zona en la Zona de Reserva Forestal Serranía (ZRF) de Los Motilones, prevista en la Ley Segunda de 1959, la cual presenta traslape.
Esta superposición territorial, da origen a tres áreas denominadas zonas nororiental y sur, en veredas de Tibú, San Calixto, Teorama y Hacarí que, según Ascamcat, no se traslapan con la ZRF.
Sin embargo, existe también una zona a sustraer, que se divide en dos polígonos de El Carmen, Convención, Teorama, El Tarra, San Calixto y Tibú que sí se traslapan con la mencionada zona de reserva.
Ante esta situación, Ascamcat solicitó el establecimiento de la Zona de Reserva Campesina en la zona nororiental, en algunas veredas de Tibú.
A la vez, solicitó que de forma explícita quede en el acto administrativo de constitución de la ZRCC “que las áreas denominadas Zona a sustraer y Zona sur, entrarán automáticamente a hacer parte de la Zona de Reserva Campesina, una vez se surta el proceso de sustracción de la Zona de Reserva Forestal”.
Según esto, la delimitación que se propone para la ZRCC, en su primera fase de constitución sería de 55 veredas de Tibú, en un total de 116.965 hectáreas.
Una vez surtido el trámite de sustracción del área traslapada con la ZRF, se sumarían 217 veredas que se encuentran en dicha situación en El Carmen, Convención, Teorama, El Tarra, San Calixto y Tibú, que suman 193.580 hectáreas de extensión.
Por último, a los dos polígonos anteriores se espera incluir la Zona Sur, que según Ascamcat no tiene ninguna restricción legal para constituirse como ZRC, la cual consta de 54 veredas en Teorama, Hacarí y San Calixto, con 35.637 hectáreas.
Lo que está en juego
Actualmente, el recurso con mayores perspectivas de utilidad en dicha área es el carbón; estudiado desde hace ya varios años en la cuenca baja del Catatumbo, pero sin explotar hasta el momento a gran escala.
Su explotación “es el mayor proyecto de intervención previsto” y que, de acuerdo con Ascamcat, cobijaría “a Tibú y Teorama con la explotación de 350 millones de toneladas de carbón durante 50 años”.
“La población campesina se opone totalmente a este proyecto de explotación”, señala el documento del grupo. “Los acuerdos pactados con la población barí consisten en un no rotundo a la explotación minera, sea cual sea la técnica extractiva. Es preferible para las comunidades dejar el petróleo y el carbón bajo tierra”.
Además de la riqueza de carbón, la ZRCC se quedaría con reservas de oro, materiales de construcción, mármol, fluorita (material que se emplea en la fabricación del acero) y barita (utilizada en la industria de perforación de pozos y refinación de bario), principalmente en Hacarí, San Calixto, parte de El Carmen y Teorama, según deducen de datos del Ingeominas.
Así las cosas, no solo las principales riquezas extractivas del Catatumbo estarían cercadas en un modelo de ocupación y uso territorial nunca antes visto sino que se extraerían, además, 344.000 hectáreas de la zona de reserva forestal.
Ascamcat insiste en que “sin esta sustracción se generarían conflictos de uso del suelo y, ante todo, una contradicción frente al uso vocacional de territorio”, que según el grupo es primordialmente agrícola.
“Mantener esta zona como reserva sería desaprovechar las capacidades del suelo y se afectaría el desarrollo social, económico y ambiental de la zona, por lo cual, el inicio del proceso de sustracción se hace más que necesario”.