A Carmen Cecilia Torres le duele hasta el alma cuando le recuerdan a su hijo. Su rostro en cuestión de segundos se inunda de lágrimas. Su mirada no encuentra destino, queda suspendida y se pierde en el infinito. Luego, respira profundo y expresa que ya no quiere hablar más del tema, porque siente odio con todo lo que le ha pasado a su vida.
“No tengo fuerzas ya. Siento rabia y odio a la vez, es una impotencia cruel por no saber que fue de mi hijo, por esperar y esperar noticias de él y por la omisión de las autoridades en su deber de dar respuestas”,, expresa la mujer de 61 años.
Su hijo Sergio Omar Abril Torres, de 26 años, desapareció hace 10 años en la frontera que comunica a El Escobal con Ureña, Venezuela. Se ganaba la vida prestando los servicios de mototaxista entre esos dos sitios.
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“Esa mañana salió a trabajar y no regresó ni volví a tener noticias de él. No me explico qué pudo pasar para que desapareciera”, relata Carmen Cecilia.
Los días para esta mujer han transcurrido en tinieblas desde entonces y en ocasiones trata de retomar el curso al conocer las historias de otras mujeres que, como ella, también perdieron a sus hijos, esposos y hermanos en similares circunstancias a la de su ser querido.
Trabaja en el archivo de desaparecidos en la Fundación Progresar. Gran parte de su tiempo transcurre entre expedientes de los más de tres mil casos de desaparecidos en la guerra que paramilitares y guerrilleros dejaron en los últimos 50 años en Norte de Santander, entre esos, su hijo.
En los últimos nueve años (2010 a junio 2019) fueron desaparecidas en Norte de Santander 2.774 personas, por las cuales hay investigaciones abiertas en el Sistema Penal Oral Acusatorio (Spoa) de la Fiscalía General de la Nación.
(Carmen Cecilia Torres, la madre cucuteña a la que le desaparecieron a su único hijo hace 10 años.)
De este total, en Cúcuta hay desaparecidas 1.334 personas; 706 en Tibú y 132 en Villa del Rosario, que son los tres municipios que reportan el mayor volumen de casos por este delito en el departamento, dijo Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar.
La Opinión conoció que solo cuatro casos, de las 2.774 desapariciones en Norte de Santander, están en juicio en la Fiscalía, lo cual es vergonzoso, dijo Cañizares.
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El odio que siente Carmen Cecilia, según ella, es por el alto grado de impunidad que hay contra quienes están desapareciendo personas en el departamento. “De mi hijo nadie me ha dicho nada, a nadie le importa mi dolor”, dice.
Cañizares dice que los desaparecidos no tienen dolientes en Colombia, a nadie le importa que hoy haya hijos, padres, hermanos o tíos desaparecidos por fuerzas criminales al margen de la ley.
Dijo que los niveles de impunidad son alarmantes. En el caso de Progresar, precisó que allí se acompaña a 617 familias que representan unos 630 casos de desaparecidos, de los cuales solo se ha tenido respuesta de la Fiscalía en el 0,4 por ciento, lo que quiere decir que en el 99.6 por ciento no hay respuesta.
Para Saúl Franco, comisionado de la Verdad en Norte de Santander, los desaparecidos forzados en el departamento son 3.067, de los cuales el 42 por ciento se perdió su rastro en Tibú y el 20 por ciento en Cúcuta.
Franco fue más allá al señalar como responsables a los paramilitares, con el 71 por ciento, y a las guerrillas con el 14 por ciento. “Por qué fuimos capaces de esto”, se preguntó.
El expara Jorge Iván Laverde, conocido en la guerra como El Iguano, admite que fue un error inmenso que no puede volverse a repetir. “Cumplíamos directrices de los mandos”, dijo.
Pero ante el reclamo de las mamás que aseguran que sus hijos desaparecieron en manos de los paramilitares de la Frontera, el frente que dirigía El Iguano, este aseguró que es dificil decir en dónde están los restos de tanta gente que fue desaparecida. “Habían casos en los que en una misma ciudad desaparecíamos 10, 15, 20 y hasta 40 personas en un mismo día”, admitió.
Según Cañizares, la desaparición forzada ha experimentado tres momentos a lo largo de la historia de la guerra en Norte de Santander: en un principio la cometían agentes estatales de seguridad y la misma guerrilla; luego fueron los grupos de paramilitares, y en la actualidad la protagonizan grupos posdesmovilización de autodefensas y guerrillas. Ya no es masiva, pero se vuelve indiscriminada porque afecta a cualquiera.
Cañizares dice que es un hecho que hay más hombres (80%) que mujeres desaparecidos, al igual que menores de edad (5%).
De los casos que están en manos de las autoridades, la desaparición no discrimina: hay estudiantes, profesores, comerciantes, campesinos, pero la gran mayoría corresponde a trabajadores informales en el área metropolitana.
Venezolanos también
En las cifras de desaparecidos en Norte de Santander también empezaron a aparecer inmigrantes venezolanos.
Según cifras que maneja la Fundación Progresar y que hacen parte de las denuncias que se reciben en el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec) de Medicina Legal y de la Fiscalía, del cierre de frontera (agosto de 2015) para acá, fueron desaparecidos por grupos criminales 98 ciudadanos venezolanos en Colombia. En Norte de Santander se contabilizan 48, y en Cúcuta 30.