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El desangre que están dejando los carros fantasma y no tener SOAT
 Uno de cada tres vehículos que circula en el país no ha pagado este seguro.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Sábado, 10 de Marzo de 2018

Aunque parezca mentira, es real. El sistema de salud colombiano no tiene plata para capacitar médicos ni mucho menos para adelantar planes de prevención y de conocimiento de la ley de tránsito, pero sí tiene, y mucha, para pagar los costos por atender a las víctimas de accidentes de tránsito.

En el país, las víctimas de carros ‘fantasma’ o sin Soat,  por ejemplo, le costaron al sistema de salud  $294.000 millones el año pasado, monto con el que se construirían 15 centros de trauma y ortopedia, con dotación incluida.

De esta cifra, en Norte de Santander se pagaron el año pasado, por brindar atención médica y pagar indemnizaciones de los accidentados por carros fantasmas, $3.950 millones, lo que cuesta construir un colegio para mil estudiantes.

Este costo sale de haber pagado atención médica a víctimas de todos los sectores de la población que fueron embestidas por carros cuyos conductores se dieron a la huida y que fue imposible identificar.

Carlos Mario Ramírez, director de la Administradora de los Recursos del Sistema de Seguridad Social en Salud – Adres – señala que si discrimina esta cifra pagada en Norte de Santander, los costos más altos se dieron por accidentes en moto (1.471 millones).

Las víctimas de carros fantasmas sin identificar tuvieron que ser atendidas y, además, indemnizadas, y por ellas el sistema de salud tuvo que pagar, con recursos públicos que salen de los bolsillos de los nortesantandereanos, $1.430 millones.

Pero no solo por carros fantasma se pagó esta cantidad de plata, también porque los conductores no tenían vigente el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), dijo Ramírez.

“La norma indica que en los casos de accidentes de tránsito con víctimas de vehículos ‘fantasma’ o no asegurados, el reconocimiento y pago de los servicios de salud, indemnizaciones y gastos funerarios y el pago a los terceros, estará a cargo del Estado, a través de la Adres. La cobertura de los gastos médicos será de máximo 800 salarios mínimos legales diarios vigentes”, explicó Ramírez.

Cifras de la Adres indican que de lo que se pagó, el 92.3% fue para costear los gastos médicos de las víctimas. Mientras que el 7.6% fue para reconocer las indemnizaciones y gastos funerarios de las víctimas mortales.

Según Fasecolda, 1 de cada 3 vehículos que circula en el país no ha pagado su Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), lo que implicaría que si se accidentan, los gastos se deben costear con recursos públicos que aportan todos los colombianos. 

El Intendente Jefe de Policía de Tránsito de Cúcuta, Freddy Piñeres, precisó que no portar Soat o no tenerlo vigente es una de las causas por las que más se imponen comparendos en Cúcuta. Esto justifica, según Adres, el que un 80 por ciento de lo que se pagó en atención médica e indemnizaciones en Norte de Santander, fuera por accidentes producidos a víctimas de Cúcuta.

Según cifras de Medicina Legal,  en 2016 hubo en Cúcuta 4.395 personas con algún tipo de lesiones no fatales por accidentes de Tránsito.

En 2017, 197 personas murieron en accidentes de tránsito en Norte de Santander, de las cuales, 161 fueron hombres y 36 mujeres. Cúcuta registró el mayor número de muertes con 74 casos, mientras que en El Zulia hubo 21.

Mal de nunca acabar

Para el jefe científico de la Clínica Norte, Arturo Arias, el alto costo que debe pagar el sistema de salud por atender heridos en accidentes de tránsito no puede repetirse, dado que fueron accidentes previsibles los que cobraron semejante cantidad de víctimas. (Ver recuadro).

Arias recalcó que 63 de cada 100 heridos los aportan las motos. “Esto es una enfermedad de salud pública terrible a la que nadie le pone atención”.

 Para las autoridades de Tránsito, preocupa sobremanera el hecho de que cada vez son más los conductores sorprendidos con Soat falso en Cúcuta y el área metropolitana.

No solo atentan contra su vida sino que ponen en riesgo la de los demás, por cuanto no miden que pueden ser protagonistas de un accidente, dijo Piñeres.

También muertes

Entre los años 2013, 2014, 2015 y 2017,  se registraron en Cúcuta y el área metropolitana al menos unas 20 colisiones de carros fantasmas contra peatones y motociclistas que perdieron la vida en el sitio. 

En siete de estos casos, investigadores de la policía de Tránsito, tras labores de peritazgo, indagaciones y seguimiento lograron descubrir a los conductores ‘fantasma’, quienes ahora deberán resarcir los daños causados a los familiares de las víctimas fatales y responder ante la Justicia.

Los casos ocurrieron en distintos sitios de la ciudad, y seis de sus protagonistas, cinco conductores colombianos y uno venezolano, ya tienen imputación de cargos y están a la espera de juicio y de condena.

En tres de los casos fatales participaron tres automotores que transportaban contrabando hacia Cúcuta, otro era un taxi y otros dos eran autos particulares. La ley señala que nadie puede abandonar el lugar de los hechos sin justificación alguna, porque a las víctimas se les debe socorrer. Sin embargo, en los casos antes mencionados los conductores huyeron de la escena del accidente convencidos de que nadie los iba a descubrir.

‘Hay corrupción con el Soat’

La violencia vehicular que sacude a Cúcuta y el área metropolitana no solo deja muertos y lesionados, sino secuelas para toda la vida, dice el médico científico de la clínica Norte, Arturo Arias.

El profesional de la medicina señala que incluso la estadística de mortalidad, en un mayor volumen, la aportan los accidentes viales. “Es un tema muy complejo, de salud pública, al que las autoridades le deben prestar atención ya”, advierte Arias.

Llama a la reflexión en el sentido de que no se puede seguir llamando accidentes de tránsito a lo que es ciento por ciento previsible. “Esto se llama violencia vehicular urbana”.

Al hacer una analogía del comportamiento de un conductor en Miami y uno en Cúcuta, Arias dice que mientras en el país del norte se debe ir a la velocidad que estipulan las autoridades, porque si se supera ese límite lo detienen y lo acusan de intento de homicidio, además de que le quitan la licencia y va a un tribunal, aquí hacemos lo que nos da la gana, porque sencillamente somos salvajes por naturaleza y porque no hay quién haga cumplir la ley. 

Y como la ley no se cumple ni se hace cumplir, pasa lo que hoy sucede en Norte de Santander, que el estado pagó 3.900 millones de pesos en atención de heridos en accidentes que eran previsibles  ciento por ciento, precisó Arias.

Dijo que de todos los heridos en Cúcuta, el 30 por ciento no puede volver a servir a la sociedad, porque quedan inútiles, con traumas abdominales, daños siquiátricos, fracturas, daños cognitivos, limitaciones funcionales, entre otras secuelas.

“Y lo peor, son los jóvenes los que están quedando improductivos, porque son los que más protagonizan la violencia vehicular”, sostiene Arias.

El profesional de la medicina enfatiza que el desangre de los recursos públicos por atender heridos que se pudieron prevenir, también llega por la corrupción que se presenta con el Soat. “Muchos se caen en la casa,  pero para recibir atención dicen que se cayeron en la moto y, claro, el seguro paga, esto no puede seguir ocurriendo”.

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