Ante la necesidad de llegar a su destino sin utilizar la vía alterna por razones de costos, los campesinos de la vereda El Tarrita, en Ábrego, adoptaron un sistema de transporte bastante particular.

Los vecinos instalaron, con la ayuda de un maestro de obra, un ornamentador y unas cuantas herramientas, un teleférico artesanal que les permite ir desde la vía principal de la vereda hasta el otro extremo, pasando sobre el río El Tarra y sobre la zona devastada por la avalancha que el 31 de mayo acabó con todo lo que consiguió a su paso.

De manera acrobática los habitantes de la región cruzan la zona afectada para hacer trasbordo y llegar a su destino. Deben pagar un precio a los que instalaron el medio de transporte para ahorrar tiempo y dinero, aunque estos aseguran que no tiene ningún costo para los damnificados, ni para los enfermos que van camino a sus citas médicas.

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El sistema consiste en unas guayas que ataron en los troncos de los árboles -de extremo a extremo-, suspendidas de una polea que les permite generar un mecanismo de tracción y desplazamiento. En las cuerdas instalaron una especie de canastilla con un asiento, para que una sola persona pueda cruzar a la vez con sus bolsas o equipaje. 

Ese mecanismo denominado como ‘tarabita’ fue utilizado por los socorristas durante la emergencia para evacuar a los damnificados atrapados por el lodo y la idea quedó en la mente de los campesinos del sector.

“Se recomienda el uso del arnés para evitar accidentes. Pero los campesinos lo hacen de una manera antitécnica asumiendo los riesgos”, indicó el comandante del Cuerpo de bomberos de Ábrego, Yen Arias Arenas.

Los campesinos, especialmente de la vereda La Urama, se someten a ese riesgoso medio de transporte, no apto para pasajeros, ya que pueden caer en el lodo acumulado, lo que traería graves consecuencias.

“Estamos cansados de alertar el riesgo, pero la gente no escucha consejos ya que deben tener suma precaución con ese mecanismo improvisado”, agregó.

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Califican como un grado de irresponsabilidad montar a niños e incluso a mujeres embarazadas para cruzar el afluente, ya que las cuerdas pueden ceder, reventarse por el peso y cobrar vidas humanas.

“La gente está desesperada y no hay esperanzas de una pronta solución a la vista, entonces toman ese cable a todo riesgo”, agregó el socorrista.

Guayas de alta resistencia

José Luis Becerra, uno de los líderes de la comunidad, y quien participó en la idea de elaborar este medio de traslado, dijo que lo hicieron para responder a la necesidad que tenían tantas familias de recibir alimentos y medicinas, cuando no existen vías para llegar hacia la zona afectada.

Contó que hay algunas familias que aún conserva sus cultivos y no tiene acceso a los fungicidas y fertilizantes, por lo que han empleado el teleférico para trasladarlos. 

“Hemos ayudado a mucha gente que necesita alimentos, medicamentos y a unos 30 trabajadores que no tienen otro medio para salir y entrar porque la avalancha se llevó las vías, puentes y pasos peatonales”, recordó.

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Contó que ese recorrido hay quienes lo hacen caminando, sorteando la adversidad del agua y del lodo, pero de la misma manera hay personas que siguen afectadas por los sucedido y temen meterse por el río. 

Aseguró que realmente el sistema no tiene riesgos y que han tomado las medidas para evitar algún accidente. “Las guayas que usamos son de alta resistencia y tienen la capacidad de tolerar hasta toneladas de peso”, aseguró. 

La distancia que hay de un punto a otro es de alrededor de 105 metros y el sistema, aún con el riesgo, pasó  a ser una alternativa que le permite a los habitantes de la zona rural tener un medio de traslado, mientras las autoridades avanzan en la rehabilitación de las vías.

De acuerdo con los pronósticos del Instituto Nacional de Vías (Invías) la recuperación de la arteria vial demora un par de meses y lo grave del caso es que sigue lloviendo lo que dificulta labores de evacuación del lodo acumulado.

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