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En Mutiscua, campesinos convierten sus fincas en posadas turísticas
La iniciativa de 15 familias incluye actividades como senderismo y pesca artesanal.
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Roberto Ospino
Sábado, 20 de Abril de 2019

La neblina arropa con fuerza el terreno ondulado. Casas dispersas se aprecian en la inmensidad del paisaje. El suelo es cubierto por cultivos que permiten apreciar el verde en diferentes tonalidades. Lagunas permanecen escondidas en las entrañas de las montañas. El cuadro lo completan labriegos que salen con el sol al campo y le dan vida a Mutiscua, en la Provincia de Pamplona.

La población de Norte de Santander, distante de Cúcuta 97 kilómetros, es conocida por la vocación agrícola y el cultivo de trucha, actividades ejecutadas en tradicionales fincas campesinas que bordean el páramo Santurbán.

En tierras mutiscuanas brota el río La Plata, que hace parte de la cuenca del río Zulia. Las frías aguas abastecen los estanques de trucha arcoíris, que en condiciones normales producen 40 toneladas al mes.

Además, allí se cultiva brócoli, lechuga (batavia-crespa), coliflor, apio España, perejil, ajo puerro, zanahoria, remolacha, papa amarilla, arracacha y frutales como tomate de árbol, uchuva, curuba, fresa y gulupa.

El aprovechamiento de los recursos naturales hecho desde hace décadas por los campesinos, implica la ejecución de buenas prácticas ambientales para no impactar negativamente el suelo. Sin embargo, en los últimos dos años se han visto grupos de hasta 100 caminantes que cruzan por los predios para acceder a las montañas y conocer imponentes lagunas.

En las fincas existen humedales de origen natural, los cuales son cuidados por las familias campesinas.

Turismo comunitario

Para contrarrestar el fenómeno y aprovechando el potencial agropecuario, 15 familias de Mutiscua se unieron para poner en marcha un proyecto de turismo comunitario con enfoque ambiental, con rutas que sensibilizan a los caminantes sobre la vida del campo y la importancia de no contaminar.

El gestor, Edwin Navas, explica que el proyecto se ejecuta en la vereda La Aradita y se están aprovechando 17 caminos reales que conectan al páramo con las fincas, las zonas de cultivos y el centro de Mutiscua.

“La propuesta está diseñada para tener contacto directo con la naturaleza, sin ocasionarle daño y que los turistas conozcan cómo vive la gente de páramo”.

Así, las familias campesinas convierten sus fincas en posadas y habilitan espacios para dar a conocer procesos agrícolas y técnicas usadas para cosechar alimentos sanos.

En los recorridos se hacen caminatas con guías de la vereda, pesca artesanal en estanques o en río abierto y paseo a caballo por los caminos reales (hechos por indígenas).

El guía Carlos Jhonatan Orduz explicó que antes de salir se hace un pacto de no contaminación y por ello no se permite arrojar basuras.

Los más osados se internan en las montañas, conociendo lagunas de Santurbán como: Surcura, La Pintada, Los Salados y Verdes. En el ascenso se aprecian quebradas, el alto Nariz de Judío, la finca La Caldera, se avistan aves y por las noches cuando el cielo está despejado, las estrellas adquieren un brillo especial.

Las familias vinculadas al proyecto hacen parte de la Asociación de Prestadores de Servicios Turísticos del Páramo Santurbán y cada una está especializada en un tipo de atención a los visitantes.

Unas ofrecen comida típica como arepas, agua de panela caliente, tamales, sancocho de gallina, mazamorra y sopa de tostado.

La Asociación cuenta con tres cabañas que tienen Registro Nacional de Turismo y están diseñadas teniendo en cuenta las condiciones climáticas, a 2.600 metros sobre el nivel del mar.

Navas reseña que en los últimos meses han ingresado más de 30 turistas, procedentes de Francia, Canadá, Estados Unidos y Argentina. Ellos permanecen entre una y dos semanas.

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Apoyo local

La alcaldesa de Mutiscua, Ana Dolores Solano, presentó a la Dirección de Calidad y Desarrollo Sostenible de Turismo del Ministerio de Comercio, un proyecto para la adecuación de senderos y caminos reales. 

La iniciativa, desde lo local, avanza con la demarcación de las zonas por donde está autorizado cruzar.

Sobre el plan de manejo ambiental para no impactar la zona de páramo y el área de amortiguación, dijo que se está elaborando y esperan que al igual que Cácota, sean incluidos en el Corredor Turístico del Nororiente Colombiano.

En cuanto a los guías, Solano dijo que tienen la ventaja de ser de la zona y se están certificando para cumplir con los requerimientos de ley. 

La consigna, según la alcaldesa Solano, es que los grupos no sean numerosos para tener el control del recorrido y no impactar negativamente el suelo. “Por tradición, quien mejor cuida es el campesino”.

Senderos, clave del éxito

El suelo de páramo es sensible y de acuerdo con el profesor del programa de biología de la Universidad de Pamplona, Luis Roberto Sánchez Montaño, los ecosistemas de alta montaña deben guardar un equilibrio para evitar el impacto en las especies de fauna, de flora y en la vasta riqueza hídrica.

El experto, al ser consultado por el impacto que podría ocasionar el proyecto liderado en Mutiscua, dijo que el turismo debe hacerse de manera controlada y utilizando senderos únicos para no afectar la naturaleza.

“El constante pisoteo afecta la porosidad de los sistemas retenedores de agua. Si se compactan se dan procesos irreversibles que hacen compleja la recuperación natural”.

De acuerdo con Sánchez, lo ideal es utilizar caminos naturales y que los caminantes sigan una sola ruta, evitándose así la fracturación del frágil suelo de páramo.

Acá la clave del éxito es esa, por tanto lo que está en juego son los suelos, que podrían volverse estériles y esto es precisamente lo que debe evitarse”.

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