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Fernando Gamboa: 30 años al frente de la Biblioteca de Chinácota 
Este chinacotense defiende su labor como bibliotecario, profesión que dice se mantendrá en el tiempo.
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Oscar Andrés Olarte
Óscar Andrés Olarte
Viernes, 24 de Septiembre de 2021

Sentado al frente de una de las mesas de la Biblioteca Municipal Honorio Mora Sánchez, de Chinácota, se encuentra José Fernando Gamboa Pereira, quien en los últimos 29 años y varios meses ha sido su bibliotecario, una labor a la que considera la mejor del mundo y la que dejará en los próximos meses para gozar de su pensión y retiro de labores. 

Cuenta que por estos días de pandemia son pocos los niños que van a este lugar -ubicado a dos cuadras del parque principal del municipio- para asesoría y guía de tareas, por lo que aprovecha el tiempo después de hacer inventarios, ordenar libros, entre otras funciones, para hacer uno de sus principales y favoritos pasatiempos: leer. 

Con aspecto serio, don Fernando, como se le conoce en el pueblo, observa un libro de minuta en donde consigna los libros que se prestan. Con alegría dice que 80 de los 5.700 ejemplares están en manos de los chitareros, por lo que resalta que la lectura es la base para llenar de conocimiento a la comunidad.

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Pero, las mesas, sillas, computadores, libros y el edificio donde hoy funciona la biblioteca no fue tarea fácil de lograr, cuenta don Fernando, pues hace 30 años poco era con lo que se contaba, incluso no se tenía una sede propia. 

“En 1992 comencé a laborar en la denominada Biblioteca Pública, en un espacio dentro del colegio Nacional San Luis Gonzaga. En ese entonces la biblioteca estaba en un rinconcito donde actualmente está la biblioteca del colegio. Yo recibí la biblioteca con 1.360 libros, eran tres o cuatro estantes, era material bueno, pero bastante obsoleto por el tiempo”, recuerda. 

Este chitarero que se graduó del colegio San Luis Gonzaga en la promoción de 1978 se conoce al derecho y al revés la historia de Chinácota, y principalmente de la biblioteca, la cual asegura funciona hace más de 100 años. 

“La historia de la biblioteca es a veces algo dolorosa, algo triste, creo que esta es una de las bibliotecas más antiguas del departamento porque en una monografía que hizo Uribe Bueno menciona que años anteriores a 1945 hubo una Biblioteca Popular que estaba ubicada donde era la imprenta en ese tiempo -espacio que actualmente es ocupado por la emisora-, estamos hablando aproximadamente del año 1920”, asegura el también exmilitar. 

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Según lo que conoce Gamboa, en ese entonces había una serie de libros “buenos” y principalmente la juventud era la que acudía al lugar. 

“Había ciertos diccionarios, enciclopedias, era para labores de consulta para los estudiantes. La Biblioteca deja de funcionar, de existir, y años más tarde vuelve a tener una aparición en 1969. Después de 1945 no tuvo el apoyo y duró rezagada, escondida un tiempo”, sostiene. 

La Biblioteca Municipal, en varias sedes 
El estar ubicada dentro del colegio fue uno de los inconvenientes para que la biblioteca ganara popularidad, por lo que en 1993 se finalizó su estadía en el colegio San Luis Gonzaga, buscando un punto más central en el municipio de Chinácota. 

“Muy poca gente conocía la biblioteca, no sabían que era pública y que todos podían ir, por eso decidimos pasarnos a la Casa de la Cultura, eso fue en el año 1993. Después funcionó en el segundo piso del Cine Iscalá, pero la afluencia fue muy baja, y por inconvenientes de humedad de la azotea, de ahí se volvió a pasar a la Casa de la Cultura”, recuerda el bibliotecario.

Estando en la Casa de la Cultura, la meta fue descentralizar totalmente la biblioteca, paso que se pudo dar hasta 2014, cuando el Ministerio de Cultura lideró la construcción de nuevos espacios modernos para incentivar el hábito de la cultura. 

Fernando Gamboa, bibliotecario de Chinácota.

Después de gestiones, reuniones, entre otros, se pudo concretar el espacio para la biblioteca en un punto muy central -junto a lo que iba a ser la nueva Plaza de Mercado de Chinácota- y en 2014 se pasó el material bibliográfico, por lo que, dice Gamboa, desde ese entonces se ha visto más el apoyo en la mayoría de los aspectos. 

“La biblioteca ha crecido en todos los ángulos en un espacio físico aireado, dotado, tenemos una serie de equipos de cómputo buenos, cuenta con una posición firme en el municipio, hemos ocupado buenos puestos dentro de las 40 bibliotecas públicas del departamento. Me siento contento, agradecido con Dios, ya voy a cumplir 30 años acá y espero que este espacio siga con un buen posicionamiento, buen trabajo, dándose a conocer, desarrollando buenas actividades”, dice  Gamboa 

Actualmente la biblioteca hace parte de la Red Departamental y Nacional de Bibliotecas, además de la Red fronteriza de Bibliotecas junto a la de San Cristóbal (Táchira, Venezuela). 

“Yo considero que la Biblioteca es un centro de encuentro de todas las personas, es un lugar donde llega el niño, el joven, el anciano, no hay distinción de nada, ni de fe ni de política, se atiende con respeto. El bibliotecario se convierte en una especie de informante de las actividades del municipio, a veces aparecen los turistas preguntando posadas, uno tiene que tener conocimiento y dar una información precisa”, manifiesta Gamboa Pereira.

La labor del bibliotecario en la era digital 
Hace 30 años, cuando comenzó con su labor de bibliotecario, Fernando Gamboa reconoce que las bibliotecas se empleaban más para hacer consultas y tareas, pero con la llegada de la masificación de la internet esta labor ha disminuido, pero está seguro que no desaparecerá en los próximos años. 

“Hay personas que dicen que el libro desaparece, yo no creo eso, porque uno a donde quiera que vaya no puede llevar un computador, pero si puede llevar un libro, no es lo mismo leer en un celular que directamente en la Hoja”, asegura el funcionario. 

Sostiene que, aunque hoy en día las bibliotecas tienen su espacio de informática, las personas siguen prefiriendo realizar sus consultas en los libros, incluso las más profundas. 

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“Aún hay jóvenes que buscan primero un libro, yo pienso que antes de la pandemia teníamos un acceso muy grande de las personas a los computadores, hasta ahora han empezado a venir poco a poco, pero se siguen consumiendo los ejemplares, especialmente de la literatura”, señala. 

Sobre el retiro, don Fernando asegura que va a ser difícil, pero reconoce que es un paso que debe dar para abrir paso a otras generaciones, para lo cual tiene listo un plan para seguir con su hábito favorito de leer. 

“Para mí la pasión más grande es leer, por eso estoy preparando tener en mi casa mi propia biblioteca con varios de las temáticas que más me gustan. Yo considero que la labor del bibliotecario se ha mantenido, ha tenido una variación, pero somos un eje central en los colegios para mantener la biblioteca en diferentes posiciones”, puntualiza Gamboa Pereira.

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