Mutiscua es uno de los municipios de la provincia de Pamplona que logró cambiar su economía: en 26 años pasó del mármol a la agricultura y a la cría intensiva de la trucha arcoíris.
Esta última se ha constituido en un renglón que genera ganancias millonarias por la venta mensual de 50 toneladas de trucha.
El proceso empezó en 1991, con la instalación de la primera estación demostrativa, orientada por técnicos japoneses.
Lo que era un experimento para establecer las posibilidades de fomentar la cría, teniendo en cuenta las condiciones climáticas y la calidad del agua que procede del páramo de Santurbán, se convirtió en la empresa más rentable de ese tipo en la región.
El productor y uno de los pioneros del próspero negocio de la trucha, Néstor Yesid Álvarez, manifestó que a la fecha funcionan 14 piscifactorías, en donde las más grandes tienen hasta 100.000 peces de engorde.
De acuerdo con el movimiento de los mercados, mensualmente tienen que estar sembrando lotes de entre 8.000 y 10.000 alevinos.
El producto deshuesado o entero es comercializado en los mercados de Cúcuta, Bucaramanga, Bogotá y la Costa Atlántica. A nivel regional surten a Pamplona y demás municipios de la región.
De acuerdo con el también exalcalde de Mutiscua, en los últimos años se han hecho exportaciones pequeñas a países de América.
Los pesos de cada una de las truchas empacadas al vacío oscila entre 350, 400, 750 y 800 gramos.
Una tonelada de trucha tiene un valor de 10,5 millones de pesos en el punto de producción.
Puesta en Bogotá, incluyendo los fletes, el costo está aproximadamente en $ 14 millones.
Negocio legal
Las trucheras que funcionan a orillas del río La Plata están legalmente constituidas y registradas ante Hacienda Municipal y la Cámara de Comercio de Pamplona, al igual que ante la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), entidad adscrita al Ministerio de Agricultura y que regula esta actividad pesquera y acuícola.
También cuentan con los permisos de concesión de agua por parte de Corporación Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor).
La calidad del agua que baja de las lagunas y nacimientos del páramo de Santurbán hace que la producción de este tipo de peces sea el adecuado, como también el clima.
Álvarez, también indicó que con esta actividad se generan en el municipio 225 empleos directos.
Son personas, en especiales mujeres cabeza de familia, que semanalmente se turnan para laborar en las estaciones.
Para el empresario, la tendencia de consumo en la región y el país va en aumento, porque la trucha es un alimento sano y rico en omega 3.
De dónde vienen
Las ovas son adquiridas a empresas a nivel nacional que las importan de Estados Unidos, Holanda, Chile y Canadá.
Las envían de Bogotá a Bucaramanga o Cúcuta, en donde son recogidos bajo sistema de refrigeración.
Cada huevito, al cambio actual, tiene un precio de 150 pesos, incluyendo el IVA.
Cada pedido oscila entre las 20.000 y 30.000 ovas fecundadas y a punto de implosionar.
Las compras están por el orden de 3,0 millones a 4,5 millones de pesos cada mes.
En la estaciones son sembradas bajos condiciones especiales en un cuarto oscuro en donde a los siete días empiezan a nacer y durante 20 días se alimentan del saco vitelino.
A los tres meses los alevinos con tallas de siete a diez centímetros son sembrados en los estanques. Allí empiezan a recibir el alimento balanceado con proteínas y están listos para comercializados al año, dependiendo las condiciones climáticas que inciden en la temperatura del agua.
El alimento (harinas de pescado) que usan, igualmente lo tienen que importar.